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lunes, julio 22, 2013

Henry de Maria Inés Falconi




En la Universidad Popular de Belgrano, el “Grupo de Teatro Buenos Aires” acaba de estrenar, Henry, comedia de María Inés Falconi, recreación de la historia de Enrique VIII, rey de Inglaterra (1491-1547).
El texto dramático se centra en la parodia, y la parodia se construye a partir de la acumulación y la hipérbole. Ahora bien, es muy posible que el espectador no tenga presente la historia de Enrique VIII, rey de Inglaterra. ¿ Puede ser efectiva la parodia cuando el espectador no conoce al referente?.  Si,  porque más allá de parodiar el discurso de Henry lo que se parodia son las aristas autoritarias que suele asumir el discurso del poder,  que en este caso habla de Enrique VIII, rey absolutamente despótico.
La pieza presenta un Henry en el final de su vida, que como lo indica la historia había aumentado mucho de peso, la materialidad biológica del actor acuerda con las características del rey en el momento ficcionalizado. Además, el camisón no demasiado largo que deja ver las piernas con medias tres cuartos, imprime al personaje una identidad sostenida por lo llamativo, lo que se torna sumamente cómico en los momentos en que se desplaza por el espacio escénico o cuando caprichosamente se pone de pie sobre la cama. En cuanto a la forma de actuación, los actores  recurren a la concepción teatralista del actor popular, con una gestualidad que busca la complicidad con el espectador y el deseo de producir comicidad. En el caso de la cuidadora, este diálogo, cómplice con el público ante ciertas demandas de Henry, encierra,  la burla hacia la persona del rey y en otros, cierta piedad por la decrepitud final. La ruptura de la cuarta pared se explicita aún más  en los momentos en que se invita al público para que pase a colaborar en la escenificación de algunos recuerdos: por ejemplo, la guerra contra Francisco I, escena sumamente festejada por el público. Si bien es cierto que predomina en la palabra la función expresiva a fin de producir el efecto cómico, también aparece la función emotiva en algunos momentos en que el rey siente dolor ante el recuerdo de las crueldades realizadas (un tenue y rápido remordimiento) y en la lectura final de las cartas.
                La escenografía, realista, presenta en la pared del foro los cuadros de sus seis esposas, una cama, una mesa, una silla. Algunos elementos: el papagayo, la indumentaria de la enfermera, el aparato de música, remiten a la época actual, sin embargo, lejos de alterar la ubicación de época, son elementos que también hacen a esa ruptura del espacio escénico ya mencionada y a una mirada funcional hacia una extraescena integrada al espectador.
                Con relación a los hechos, hay una absoluta fidelidad al referente histórico, no existen anacronismos ni alteración de nombres o situaciones. En el discurso, predomina la ironía dramática, la cuidadora de Henry es la que revela la voz de la autora, a partir de los comentarios, gestualidad y reflexiones dirigidos hacia el espectador, cuando responde a los parlamentos autoritarios de Henry. De este dialogismo (entre la voz de la autora y la del personaje), surge  la evaluación ideológica sobre los excesos de ciertas formas de gobierno. Henry, completamente infantilizado en su senilidad reconstruye su historia jugando, jugando hace tratativas de paz con Francisco I (rey de Francia), tratativas que terminan en guerra. Jugando saca la caja donde hay seis muñecas y decapita a dos de ellas como lo hizo con Ana Bolena y Catalina Howard. Como en un juego caprichoso, rompe la relación con Roma. Como en un juego ordena decapitar a ministros y miembros de la corte que se oponen a su voluntad.  “Lo bueno de ser rey es que uno puede transgredir sus propias leyes” y ante la guerra inminente exclama: “El pueblo necesita justificar el territorio en que vive”.  El tono de la pieza da para pensar en los excesos en los que pueda caer el poder. La reacción enérgica en el final, cuando ya creíamos que había muerto, cuando la cuidadora anuncia: “El rey ha muerto, preparen los funerales” … Henry salta en la cama y grita que le preparen la armadura. Además de la carcajada que acompaña el salto en la silla que da el espectador, funcionalmente sirve para pensar: “estemos alertas, el despotismo parece inmortal”.










Henry de María Inés Falconi. Auditorio UPB. Campo Salles 2145.T.E.: 4701-3101. Funciones: viernes 22:15 y sábados 21.

Elenco: Carlos de Urquiza y Graciela Bravo. Realización de vestuario y objetos: Gladys David. Realización de escenografía: Claudio Provenzano. Diseño de iluminación: Miguel Coronel. Diseño de vestuario: Lucía de Urquiza. Diseño de escenografía: Carlos Di Pascuo. Puesta en escena y dirección general: Norma Bachman y Carlos de Urquiza.      





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miércoles, julio 10, 2013

Henry de Maria Inés Falconi




La verdadera historia de Enrique  VIII horrorizaría hasta al  más habitúe de los programas televisivos de “chimentos” de espectáculos en los que se ventilan amores y amoríos,  a los que sumaríamos los noticieros bañados en sangre. Hablar de historia significa hacer referencia a hechos concretos, a relatos que reseñados a través de las épocas en ocasiones suelen distorsionarse y hasta devenir en leyendas.
“Henry”, el de la obra que nos ocupa, es un desprendimiento, un intertexto remozado de la verdadera historia de Enrique VIII de Inglaterra.
Contar esa etapa de la historia de Inglaterra  en clave de humor es un incentivo más que loable para acercar a los jóvenes a esa etapa de la historia de ribetes trágicos. ¿Qué pretende ser Henry en tanto texto dramático y representación? ¿Un modo de hablar acerca  de la manera en que los poderosos acomodan sus procederes justificando sus acciones, en este caso, aduciendo una particular devoción por las mujeres y sus encantos?
¿Mostrar al “monstruo” en su etapa final, no exento de sufrir padecimientos humanos, horrores de la vejez, humillación por un cuerpo, su cuerpo,  que se niega a acompañarlo en el deseos de ser eternamente joven?
¿Reafirmar un refrán popular verificable en la historia que nos relatan: “Genio y figura hasta la sepultura? Opino, un “algo” de cada interrogante,  Porque de eso se trata” Henry ” en síntesis: intentar instalar al espectador en la convicción de lo que resta cuando el poder se pierde y cómo es difícil, al poderoso resignarse a ocupar  su momento vital que lo ubica más cerca de la muerte.
La dramaturgia propuesta por María Inés Falconi, nos ofrece un delicioso anciano, minusválido, cascarrabias y prepotente  que recluido en un sanatorio, se encuentra asistido por una paciente enfermera, encarnada impecablemente por Graciela Bravo.  El vínculo entre Henry y la enfermera es de afecto y compasión, por parte de ella,  y de demanda constante de atención por parte del monarca venido a menos. En alocada reminiscencia pasa revista a la relaciones que lo unieron a cada una de sus mujeres, demostrando por momentos arrepentimiento por su proceder “alocado”, arrepentimiento muy fugaz que termina por ser siempre una excusa que  no tiene más objetivo que buscar la aceptación de quienes lo escuchan. Carlos de Urquiza verosímil deformación del monarca, produce en la escena desde la risa a la compasión, desde el estupor por sus razonamientos intransigentes apelando a la complicidad y la intervención de quienes lo acompañan como espectadores, en ese espacio de tiempo ficcional.  El ambiente íntimo de una habitación pequeña de un sanatorio,  devenida en espacio teatral, se jerarquiza por la puesta escena, diseño y realización de escenografia, diseño y realización de vestuario y objetos e iluminación. Enrique VIII, el histórico, como integrante de la casa Tudor, fue captado por poetas, dramaturgos, novelistas, cineastas para recrear instantes y relatos apasionantes.  Las referencias a la historia de Enrique VIII han sido abordadas desde diferentes perspectivas, en algunos casos  en el Enrique VIII de Shakespeare y John Fletcher  el eje central pasa por la elección de la religión oficial de Inglaterra y los conflictos que se generan durante el encuentro diplomático entre Inglaterra y Francia  suceso de 1520 y el bautismo de Isabel en 1533. Entrar en el universo de Enrique VIII, es abrir una puerta de curiosidad para los jóvenes espectadores, principales destinatarios de este delicioso  “Henry” de la escena. Seguramente esa curiosidad los hará recalar en filmografía devenida de la historia. En algunos casos se destacó la parte “donjuanesca” del monarca en “Las hermanas Bolena, la otra reina” película dirigida por Justin Chadwich (2008)  incentivo indudable para que nuestros “curiosos” se acerquen  a la novela del mismo nombre de Philippa Gregory. La obra no termina con el último aplauso, está destinada a la proyección en el aula, en la casa, en el café, maestros y adultos atentos debieran aceptar el desafío de ayudarle a los jóvenes a ampliar su mundo cultural, a veces, solos no pueden.  Así, despertando interés a través de la risa, los jóvenes devienen en curiosos amantes de la historia, su panorama cultural, desde el placer de la escena se rizoma hacia el horizonte infinito de la avidez de conocimiento. No es ambiciosa la afirmación: de pequeños hitos se va construyendo la cultura, aquello que poseemos cuando se nos ha olvidado todo.










Henry de Maria Inés Falconi - con Carlos de Urquiza y Graciela Bravo. Realización de vestuario y objetos: Gladys David. Realización de escenografía: Claudio Provenzano. Diseño de iluminación: Miguel Coronel. Diseño de vestuario: Lucia de Urquiza. Diseño de escenografia: Carlos Di Pascuo. Puesta en escena y Dirección General: Norma Bachmann - Carlos de Urquiza. Auditorio UPB: Campos Salles 2145.  Reservas: 4 701-3101.









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