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jueves, octubre 17, 2013

Acerca de Discépolo. Adaptación de Sergio Rower y Gustavo Manzanal sobre momentos de Mateo, Cremona y Stéfano de Armando Discépolo




El grupo Libertablas[1] cumple 35 años de fecunda labor dentro del teatro para niños y adultos, y los festeja regalándonos dos funciones sobre un dramaturgo clásico de nuestro teatro, y su talentoso hermano; como espectadores que seguimos su trayectoria infinitamente agradecidos. De esta manera, teatro y tango – canción se aúnan en la puesta, para realizar la ligazón necesaria entre relato y relato, pequeños trozos de tres de los más conocidos grotescos de Armando: Stéfano, Mateo y Cremona. Con el juego metatetral de asistir a una clase magistral sobre el grotesco, crítica de por medio al Ministerio de Educación, con quien el grupo tiene años de relación en su trabajo en las escuelas y desde el humor, atravesando la cuarta pared, un Sergio Rower[2] acostumbrado a trabajar en el ámbito de la docencia nos propone la atención precisa para luego tomarnos un examen sobre lo expuesto. Para eso, junto al programa de mano, recibimos como souvenir, una hoja de papel y un lápiz, pero ya el juego de la ironía y la comedia comienza porque el lápiz no tiene punta. Un pizarrón, y unos dibujos sencillos, nos llevan de la mano por la historia del teatro universal, para que de ese viaje iniciático terminemos en un aterrizaje forzoso en el teatro nacional y en el género que es paradigma de nuestra subjetividad porteña, el grotesco criollo. Hijo del grotesco italiano de Pirandello y del sainete inmoral, se conjugan en su estructura dos de las nacionalidades constitutivas de nuestra identidad: la italiana y la española; ya que el sainete criollo deviene del español. Pero conjugando naciones y especies, el tango, desglosa en los escasos minutos que dura su pequeño drama cantado, a su manera, la misma nostalgia, el mismo dolor e igual desencanto en la poesía cruel de los versos de Enrique Santos Discépolo, hermano de Armando, tal vez más conocido que aquél para el espectador que recuerda como un himno nacional su famoso Cambalache. Esta clase extraordinaria, “por ser día sábado y sin goce de sueldo”, nos ofrece entrar en un mundo cuasi infantil. Espacio lúdico atravesado por hilos de nuestra historia y la inmigración europea, y por hilos de nuestro primer teatro nacional. Un canevas tejido con humor y creatividad por la frescura propia de ambos actores. Especialmente, Sergio Rower por su profesionalismo y por la pasión con la que lleva adelante su tarea artística y docente. La risa espontánea, las intervenciones de algunos espectadores y el aplauso constante no dejan duda a cerca que todos hemos participado del mundo onírico propuesto. La magia de las grandes marionetas – que el actor mueve por detrás como un doble o una prolongación de su propio cuerpo; el encanto de los títeres – que se convierten en una parte de su cuerpo con menos autonomía- y del caballito blanco de Mateo hacen el resto. El público sonriente después de terminar la obra se lleva en su memoria un pequeño retazo de Acerca de Discépolo como otro souvenir más.


Acerca de Discépolo adaptación de Sergio Rower y Gustavo Manzanal sobre momentos de Mateo, Cremona y Stéfano de Armando Discépolo. Elenco: Matías Rower y Sergio Rower. Dirección de arte: Alejandro Mateo. Música: Alberto (Chucho) Bonacera. Realización integral: Garabito, Juan Castillo, Andrés Manzoco. Puesta en escena y dirección general: Gustavo Manzanal. Producción: Matías Rower y Sergio Rower. Prensa & Comunicación: Analía Cobas y Cecilia Dellatorre. Teatro Del Pasillo.








[1] LIBERTABLAS surge como consecuencia de la búsqueda de una estética producto de interrelacionar el teatro de títeres, con el de máscaras y actores lo que genera un increíblemente amplio campo de posibilidades imaginativas. LIBERTABLAS es una cooperativa autogestiva integrada por no menos de 20 personas que desarrolla desde hace años una frondosa actividad que abarca no menos de 400 a 500 funciones al año, con una asistencia que ronda a los 300000 espectadores al año y más de 3200 escuelas en todo el país… Habiendo dirigido y coproducido a más de 18 Grupos del Interior a través de 28 años de trayectoria. http://www.libertablas.com.ar/libertablas.html
[2] La amplia trayectoria artística y social de Sergio Rower es tan dinámica que nos resulta casi posible realizar un recorte, por lo tanto, sugerimos visitar este sitio:



miércoles, agosto 25, 2010

Amanda y Eduardo (1931-2010) de Armando Discépolo

Una puesta interesante sobre un texto de contextualidad distante
Exclusivo para Luna Teatral Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz


La textualidad de Armando Discépolo tuvo en su momento la posibilidad de ser estrenada   en los escenarios de Barcelona en marzo de 19311 por la compañía de Camila Quiroga2, para luego reeditarse en Buenos Aires dos años más tarde en el teatro Odeón pero entonces con otras actrices y otros actores: Iris Marga, Mecha Ortiz, Miguel Faust Rocha, entre otros3. Al momento de editar la pieza por primera vez para la editorial de Jorge Álvarez, el autor incluye un pequeño prefacio, donde expresa el amor que siente por su escritura y una vez más, indica como autor / director de sus piezas, como quiere que sea la puesta, allá a finales de los sesenta:
hoy, que corriendo más que el sonido; hoy, que la ciencia ya afirma que no volveremos, que la pausa es mortal, indico, pido, para acelerar la lentitud de la tramoya, que las decoraciones no sean de las que se llaman realistas. Entre cortinas de marrón tostado, nunca negras ni azules, los maquinistas sólo pondrán las puertas de batientes practicables y los utileros los muebles indispensables. Y no innovo, envejezco, porque desde el fondo de los siglos de teatro así se hacía. A.D

La puesta que Adrián Canale lleva adelante en el espacio de Puerta Roja, trabaja desde estos parámetros de espacialización, pero además incorpora un tipo de actuación que acompaña con talento la disposición escénica y el desarrollo de las acciones físicas. Sin olvidar que el texto pone el acento en el valor de la palabra, hace que esta no se pierda en una declamación enamorada de la textualidad sino que a partir de la construcción de los personajes la puesta gana en fuerza dramática, explorando la tensión de la intriga desde el punto de vista subjetivo y no privilegiando el desarrollo causal de los sucesos. Doña Flora encarnada por la excelente composición de Silvia Katz, atraviesa con su humor cínico, objetivo, ante la desmesura de la realidad, la construcción de la pareja imposible planteada por Discépolo, procedimiento paradigmático del melodrama y que conforma la poética del realismo de tesis social, y deconstruye al mismo tiempo la figura materna que crecía en el imaginario social, mistificada por la música del tango, y las novelas de la tarde, pero tratada con toda su real crudeza, por la literatura de Arlt y el teatro. El texto discepoliano apuesta a la crítica moral sobre una sociedad que ubica a la mujer en el lugar del deseo y de la carencia económica, y al hombre como la única posibilidad de suplir ambas necesidades, sin proponer para el sujeto femenino ninguna otra salida más que ahogar los sueños en la materialidad de una realidad de miseria o de cárcel de oro. Vidas femeninas, sin elección posible, acuciadas por un sistema injusto, personajes abandonados por la justicia poética o la mirada de ternura de su escritura. La música y las canciones en vivo contribuyen a crear la atmósfera que requiere la situación dramática y junto con el desplazamiento de los personajes, en un espacio escénico despojado, le otorgan a la puesta el dinamismo de lo cotidiano y de lo urbano. La distribución de las gradas para el público como en una cancha de tenis teatral, ocasiona que la mirada del espectador oscile de un extremo a otro, mientras los actores en ese movimiento van creando a través de su gestualidad, de su actuación, los diferentes espacios privados. Al comienzo, el espacio escénico es como en una elipsis y en cada extremo se ubica un núcleo dramático distinto (en uno, Amanda/Camilo y, en el otro, Elena/Eduardo) pero al finalizar la obra se ha transformando en sólo un par de opuestos (Amanda/Leonardo), como si fuera el espacio interior de Amanda, el espacio escénico desde su punto de vista es un circulo vicioso y sin posibilidad de atravesarlo. El punto de fuga donde convergen todas las posibles miradas en el texto dramático discepoliano y en la puesta en escena de Puerta Roja, en particular, es hoy como ayer el universo femenino.




Ficha técnica: Autor: Armando Discépolo. Actúan: Mariela Acosta, Tian Brass, Natalia Fanucchi, Federico Gonzalez Bethencourt, Silvina Katz, Leonardo Odierna, Ileana Peralta, Sylvia Tavcar, Martín Urbaneja. Iluminación: Adrián Canale, Sergio Costessich. Vestuario y Escenografía: Gabriela Delmastro, Paula Jmelnitzky. Diseño Gráfico: Diana Rutkus. Fotografía: Nidia Vicino, Santiago Ligier. Música Original: Tian Brass. Operación Técnica: Pablo Quiroga. Prensa: Tehagolaprensa. Versión y Dirección: Adrián Canale. Colectivo Teatral Puerta Roja


Bibliografía:
Discépolo, Armando, 1969. Amanda y Eduardo en Obras Completas tomo tres. Buenos Aires: Jorge Álvarez editorial.



1 La ciudad que recibe a la Compañía de Camila Quiroga es la ciudad convulsionada por las elecciones que producirían el triunfo de la República española, en un clima mundial de crecimiento del fascismo de Mussolini en Italia y de la figura de Hitler en la que fuera la República de Weimar en Alemania.

2 Camila Quiroga era una actriz de teatro, radio (trabajaba en dos emisoras radiales: Sténtor y Belgrano) y cine, directora y cabeza de compañía, una de las más conocidas y exitosas figuras teatrales de la época, del circuito profesional culto, con su compañía hizo giras por el interior y el exterior del país. Fue amada y desprestigiada por la prensa de la época, con la misma pasión que inspiraba su persona dentro y fuera del escenario. A su regreso, la crítica especializada se divide, algunos hablan del éxito maravilloso que ha tenido en los escenarios de Europa, -había recibido del gobierno portugués le otorgó la condecoración de Gran Oficial de la Orden de Santiago de la Espada (1933) y el gobierno chileno le dará la Gran Cruz de la Orden del Mérito (1939)-; mientras que la revista Comoedia, la ataca afirmando que ha sufrido un duro revés económico y financiero; Las aseveraciones de la revista no dejan lugar a dudas sobre su situación: Hoy que el castillo de naipes (o mentiras) se viene abajo y no queda más que la dura realidad del fracaso financiero, de los actores impagos, de los préstamos usurarios, de los derechos adeudados y otras lindezas (…) comentamos los hechos que ya se han hecho públicos a través de las mismas columnas que recogieron tantos elogios fraguados”. “Las gloriosas aventuras de Camila Quiroga” (Comoedia, a III, nº 43, del 1/11/1928)

3 En el programa de mano del estreno en el teatro Odeón de Buenos Aires, del 11 de julio de 1933, el elenco que figura es el siguiente: Iris Marga, Ángel Varela, Mecha Ortiz, Gloria Fernández, Mario Danesi, Amanda Varela, Osvaldo Ferrando, Guillermo Pedemonte, Miguel Milao, Norma Castillo Y Carlos Costa; y difiere de los mencionados por el autor en el prefacio mencionado.

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