jueves, diciembre 27, 2012

Feliz 2013 !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


Historia del cine para niños en la Argentina


Historia del cine para niños en la Argentina
Del cine mudo al Festival de Mar del Plata

María de los Ángeles Sanz






El teatro para adolescentes en el VIII Coloquio Internacional de Teatro de Montevideo | 2012



Nos hubiera gustado estar los tres días del encuentro, pero como siempre uno hace lo que puede y no siempre lo que quiere, a pesar de eso, Montevideo nos recibió con un sol maravilloso y un espacio donde expresarnos y dialogar sobre teatro, inmejorable la sala de conferencias del Teatro Solís. Allí durante una intensa jornada, la última del Coloquio, el sábado 8, pudimos encontrar las interrelaciones que la disciplina que nos ocupa tiene con el cine, la danza, la música, sus múltiples destinatarios: adultos, adolescentes; sus disímiles poéticas, el trabajo con la palabra y con el cuerpo, las diversas lenguas que reúne Latinoamérica, y la posibilidad de comprobar cuántas diferencias nos distinguen y cuántas semejanzas nos reúnen a la hora de encontrarnos con nuestra cultura y nuestros imperativos históricos. El recorte temporal que involucraba a todos los trabajos se efectuó en la década del noventa, tan significativa en la región por la llegada intempestiva del neo –liberalismo político / económico. El evento Auspiciado por el Instituto Nacional de Artes Escénicas, la Dirección Nacional de Cultura, y el Ministerio de Educación y Cultura fue organizado por el Departamento de Teoría y Metodología Literarias y el Departamento de Letras Modernas de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, de la Universidad de la República. Bajo la dirección del Dr. Roger Mirza y sus organizadores de manera cálida transcurrieron las mesas de ponencias y discusión. Nuestra participación estuvo enmarcada en una temática no muy transitada: el teatro para y por adolescentes en los noventa. De la historización que estamos realizando sobre el tema, presentamos un recorte en la década que enmarcaba el encuentro y expusimos nuestra investigación como una forma de acercar a los oyentes un tema que nos preocupa y que tiene variables y aristas aún inexploradas. El que sigue es el trabajo de nuestra investigación en el que está incluida la ponencia  que leímos en el Coloquio, y que queremos compartir en el blog con nuestros seguidores. Nos gustaría que a partir de aquí pudiéramos establecer un diálogo con los hacedores del teatro para adolescentes, y con aquellos espectadores que disfrutan de un trabajo del que son destinatarios:











Fotos | Jorge Cruz


miércoles, diciembre 26, 2012

Se fue con su padre de Luis Cano



La dirección de Lorena Ballestrero le imprime a la textualidad de Luis Cano un punto de vista que destaca la poética naturalista dentro de un clima donde el expresionismo y el absurdo se dan la mano: en la creación de climas, en la conformación torturada de los personajes, en un tiempo detenido que luego logra un desenlace que vuelve al principio de la historia, como en los monólogos que se suceden o los cuasi diálogos que expresan un lenguaje brutal que sólo sirve para encubrir y no comunicar. Una mixtura que produce por momentos una no tensión, que provoca en el espectador la espera de un encuentro personal definitorio que no sucede. Todas las acciones tienden a que el status quo inicial quede sin alteración, a pesar de eso, la intrusión de Ana, Lola Banfi, en el espacio familiar,  el cambio de personalidad de Elena, muy bien marcado en el contraste de blanco a negro de su vestido, no pueden dejar inerte el presente del relato; el pasado es un fantasma de dura especificidad para no atravesar con sus largos brazos el hoy, por más resistencias que se presenten. Cuatro mujeres, un relato ficcionado de la propia historia, secretos y ocultamientos que no son tales en la cabeza esclarecida de una Elena, María Eugenia López, que finge su estupidez y su desvarío. Angélica, Elida Schinocca, la tía feroz y cínica, vacía de amor y sensibilidad, cruel hasta la necedad, la madre, Elvira, Mercedes Fraile, cómplice de y sustituta de una verdad que se oculta dentro de la miseria de su vida pública; en el medio Elena, hija/ niña / mujer necesaria para la constitución de la resistencia a un medio hostil; y Ana la hermana que a pesar de cargar con la revelación que la une a Elena para siempre, no consigue que ésta se haga cargo de algo que sabe y que ella sólo confirma. Un drama naturalista, con determinación social y biológica transgredida porque tal filiación es sólo un simulacro. Un drama que nos habla de nuestra historia más allá del espacio y el tiempo cronológico y que es además un homenaje al dramaturgo sueco August Strindberg1 y al desarrollo de los temas que invadían su atormentada vida. La fuerza naturalista gana en el uso del espacio invadido por los sonidos del pajarraco encerrado en su jaula, del ruido de la lluvia sobre el techo de chapa, y de la música; una extraescena que penetra desde lo auditivo y también desde lo visual cuando los personajes de Angélica y Elvira salen de la casa y las vemos caminar hacia el correo y volver bajo una lluvia persistente. Y se sostiene a pesar de la teatralidad de ciertas acciones, y el uso de la máscara en el disfraz que Elena utiliza para construirse un personaje, que es a la vez refugio de su pretendida inocencia.  Así, el dispositivo escénico materializa la subjetividad inquietante de la escritura poética de Cano, destinada a un espectador activo y comprometido. En la construcción de este sistema significante algo incomoda, algo hurga en nuestra atención  expectatorial más allá de la duración real de hecho teatral. Es un espacio escénico amplio y distante, estático – líneas rectas por doquier- como una vieja fotografía apaisada, donde todo sucede como si nada pasara. Espacio penetrado, fisurado, por incertidumbres y temores sobre la “no identidad”, donde cada personaje femenino está encerrado, por un lado, en su propio cuerpo, en su espacio interior, y, por otro, en el lugar que ocupa en este espacio ficcional. Por momentos, la Hija se hamaca de espalda - como el loro - con su discurso fragmentado, la Madre con su cojera y la Tía con la crueldad de su discurso verbal, incluso la Media hermana interrumpe con una verdad a jirones que limita su accionar. La atmósfera de opresión y de violencia psicológica de Strindberg, la apropiación del texto primero por parte de Cano y su intrínseca contradicción que desde el título, Se fue con su padre, nos sumerge en la ambigüedad del universo humano. Sumado esto a la sensibilidad creativa de su directora y al profesionalismo del muy buen desempeño de las actrices,2 este mundo inquietante despierta, necesariamente, interrogantes en el espectador. Un texto complejo, duro desde el verbo y desde las acciones físicas,  que adquiere desde la actuación una espesura que dialoga con lo más oscuro de nuestro relato común.
 


Se fue con su padre de Luis Cano. Elenco: María Eugenia López, Elida Schinocca, Mercedes Fraile, Lola Banfi. Escenografía y vestuario: Cecilia Zuvialde. Música original y diseño sonoro: Pablo Bronzini. Diseño de luces: Ricardo Sica. Supervisión de voces: Tian Brass. Supervisión de movimiento: Luciana Acuña. Asistencia de escenografía y vestuario: Agustina Filipini. Asistencia artística: Mailén Niño. Dirección: Lorena Ballestrero. Sala Cunill Cabanellas, Teatro General San Martín.




http://lorenaballestrero.wordpress.com/







1 Johan August Strindberg (Estocolmo, 22 de enero de 1849 –, 14 de mayo de 1912) fue un escritor y dramaturgo sueco. Considerado como uno de los escritores más importantes de Suecia y reconocido en el mundo, principalmente, por sus obras de teatro; se le considera el renovador del teatro sueco y precursor o antecedente del teatro de la crueldad y teatro del absurdo. Su carrera literaria comienza a los veinte años de edad y su extensa y polifacética producción ha sido recogida en más de setenta volúmenes que incluyen todos los géneros literarios. También se interesó por la fotografía y la pintura y en una etapa de su vida le obsesionó la alquimia. De personalidad esquizofrénica, durante la mayor parte de su vida se sintió acosado y perseguido. Esta peculiaridad dotó a su obra de una especial fuerza y dramatismo. Sintiéndose atacado y perseguido por el movimiento feminista, su feminismo de juventud pronto se transformó en misoginia. Strindberg estuvo casado con tres mujeres (Siri von Essen, Frida Uhl y Harriet Bosse,  en orden cronológico) y tuvo hijos con todas ellas — fueron tres experiencias matrimoniales desastrosas. Protagonizó fuertes polémicas éticas y políticas. A su muerte fue reconocido como una persona notable en Suecia, asistiendo a su entierro más de 50.000 personas. El trabajo  de Luis Cano es una lectura de la obra  Amor de madre que junto con Primer aviso forman parte de las piezas breves del autor. En Amor de Madre, Strindberg planteaba los efectos que la mentira y la manipulación materna, pueden causar en una hija. 






2 Mercedes Fraile y Elida Schinocca son actrices de teatro y docentes, ambas dan clases en Andamio 90. La primera se formó actoralmente con Raúl Serrano y Alejandra Boero y estudió Puesta en Escena con Rubén Szchumacher, fue el objeto de deseo, Tekla, en otra de las obras de Strindberg, dirigida por Marcelo Velázquez, Acreedores. Elida Schinocca fue el personaje femenino de otra de las obras de Luis Cano Chiquito. Ambas le dan al relato de sus personajes fuerza y verosimilitud, y encuentran en la pareja de actrices que completan el elenco las compañeras ideales para el juego dramático.






La niña con cara de Jirafa de Natalia Carmen Casielles




Alicia está seducida por la voz del conejo a quien sigue por extraños laberintos hasta caer en el pozo que la llevara a un mundo desconocido, cruel y maravilloso. Pero Alicia es un personaje dentro de la mirada penetrante de un hombre que construye con las niñas que conoce, aún circunstancialmente, materia viva de su literatura. Alicia1 hará inmortal a su creador y a ella misma, y atravesará los espejos en busca de una vida más real que la realidad: “Es mucho simpática la gente que no existe que la que existe de verdad. Tú no puedes evitar el hecho de existir y me atrevería decir que eres simpática, tan simpática como si no existieras” dice Lewis Carroll; y así le cree, el personaje con el que juega en la puesta la textualidad dramática de Natalia Carmen  Casielles, y el muy buen desempeño de Sol Tester como la pequeña que quiere ser Alicia. Como diría Berger, las mujeres siempre nos miramos con la mirada del otro, es decir del hombre; sea este padre, novio, marido, amante; sentimos  en una sociedad que se nos impone con su ley desde el verbo, la necesidad imperiosa de su aprobación. El texto juega con este concepto también, la pequeña Isabel Standen, se siente diferente porque él, a quien casi no conoce la ve de forma diferente, en el tiempo entre ese tránsito difícil entre la niñez y la pubertad. Niña que se constituye en mujer a partir del doble objetivo, del ojo y de la cámara: “…Un amigo mío, llamado Lewis Carroll, me dice que piensa mandarte un libro. Es un amigo al que ‘quiero’ mucho. Le conozco en el jardín, a menos de una yarda de distancia…cuando te estuve dibujando aquellos acertijos. Me pregunto si lo viste. Tu amigo de quince minutos.”, le escribe a la sorprendida Isabel en su carta que firma con su nombre verdadero, C. I. Dodgson. Las palabras que seducen, y a la vez construyen una tela finísima pero implacable que puede hacer desear a quien las escucha no dejar de ser nunca esa niña registrada en una tarde de quince minutos, desear ser otra que consigue atravesar los espejos que son la sociedad, para lograr ser eternamente la niña deseada; círculo perverso que busca a través de la imaginación construir un mundo donde las posibilidades de lo prohibido no tengan fin. La puesta trabaja con la soledad del personaje en su relato, acompañada por una muñeca alter ego de sí misma, por un mueble múltiple del que sale y entra como un objeto más; y por una iluminación contrastante que sugiere, abandona, y finalmente pone el acento sobre aquello que necesita ser delimitado para surgir diferente del mundo real. Esta gran cajita de música tiene, de esta forma, un plus extra pues no es simplemente parte del dispositivo escénico sino que funciona como el partenaire del personaje. Los niños a sus juguetes preferidos les otorgan vida propia, para ellos no es un objeto más sino un igual. Así, “La niña” interactúa con este otro “personaje”, jugando y buscando en cada recoveco -subiendo y bajando, abriendo y cerrando cajones y puertas. En este entretenerse, por momentos, solo escuchamos su voz desde el interior, pues la imaginería infantil logra la creación de su mundo fantástico. El espacio es el de la infancia, pero la de una diferente atravesada por la dinámica de un adulto que necesita volver a ella una y otra vez, y lo hace en la voz de la niña que desea, sin límite ni control posible. Quizá, este gran mueble opaco al inicio sea el único camino para recuperar aquellos momentos de ese tiempo perdido.  Cuando la dramaturgia se acerca a Carroll, lo hace para centrarse en la figura de Alicia, aquella de todas las niñas fotografiadas por el autor que trascendió la cotidianidad y lo llevó a la fama, en La niña con cara de jirafa, Alicia es el pretexto para hablar de las otras, las que quedaron en el anonimato a pesar de haber tenido el ‘privilegio’ de ser reconocidas por el escritor.






La niña con cara de Jirafa de Natalia Carmen Casielles. Actúa: Sol Tester. Diseño de Escenografía: Marilú Carbó. Asistencia de Escenografía: Rodrigo Pascual. Realización Escenográfica: www.mandarinacriolla.com.ar. Vestuario: La Polilla Imagen & Vestuario. Diseño Sonoro: Pedro Donnerstag. Diseño de Luces: Javier Casielles. Diseño Gráfico: Estudio Pini. Producción: El color de las Jirafas. Realización de Trailer: Maxi Bearzi. Asistencia de Dirección: Sol Pittau. Dirección: Natalia Carmen Casielles. Teatro Independiente Abasto Social Club.










1 Una de las aficiones del escritor, hobby reservado a pocos en su época, fue la fotografía y gracias a ella han podido llegar hasta nosotros los retratos que él realizó tanto de Alicia Liddell, su pequeña musa inspiradora, como de numerosas amiguitas suyas, de Carroll. Porque ésta es otra, la curiosa costumbre que el escritor tenía de establecer lazos amistoso con criaturas de corta edad e invariablemente niñas, a los niños los aborrecía, lo que ha dado pábulo a muchas habladurías en las que se asegura que esa atracción suya experimentada hacia las impúberes, no era sino cierto tipo de desviación sexual que incluso V. Nabokov, menciona con sutil ironía, aunque no podemos negar que Alicia en el País de las Maravillas, o más bien Alice Liddell, unida a sus propias fijaciones infantiles, las de Nabokov, fueran el germen del que naciera posteriormente su no menos célebre LOLITA. (www.ccgediciones.com/Sala_de_Estar/Biografias/Carroll.html )











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