“Hay cosas indestructibles que acompañan el cuerpo hasta su muerte como si hubieran nacido con él. Una de ellas es lo que surge entre un hombre y una mujer que viven juntos ciertos momentos. A partir de esta única certeza y el cruce con los grandes maestros de la pintura (Caravaggio, Rembrandt y el contemporáneo noruego Odd Nerdrum) exploramos el futuro con los ojos del pasado. Los intérpretes se arrojaron a la escena como sondas para extraer más dudas y llevarlas a sus cuerpos, a su baile. Un mismo objeto escenográfico se repitió al infinito creando un bosque que fue nuestro laberinto. En el centro de este bosque vive una gran pregunta: ¿Qué traerá el Futuro? "(M. Bonard)
La
puesta de Futuro es un ejemplo claro
de las propuestas que el teatro de la posmodernidad indaga sobre sí mismo en
busca de un lenguaje, mixtura de otros, que le permita una expresión más cercana
al mundo fragmentado, solipsista, enajenado que nos rodea y que rodea a un
espectador joven que siente ante el cruce entre el pasado y el futuro una
desolada incertidumbre. Los artistas que danzan parecen relacionarse en escena
desde el cuerpo y la palabra quebrada, desde los sonidos guturales que emergen
de sus gargantas, pero a la vez, descubren la violencia sobre sus cuerpos y la
soledad que se instala en una relación sin contención ni futuro reconocible.
Los procedimientos de integración entre disciplinas diferentes, hacen de la
presentación de Mayra Bonard1 un
recorrido en la búsqueda de un lenguaje que pueda argumentar desde el quiebre
de la unidad, un relato, una historia. Los cuerpos cosificados de los
bailarines / actores, se suma a la música dodecafónica de Sebastián Carreras2, y a la imágenes contrastantes de
tonalidades, rojo, gris, negro, blanco, y a una distribución espacial barroca,
que obliga a precipitar el ojo del espectador a la fuga de los múltiples puntos
de vista. La interpelación al público desde el diálogo en escena, es también la
búsqueda de una profundidad de espejo tan cara a la pintura que el barroco fue
imponiendo alejándose de la espacialidad clásica. El mundo apocalíptico que
propone la textualidad escénica, está presente en ese bosque derruido que se
presenta con trozos de árboles talados, y que son fuente de relaciones
naturales como de aquellas que están atravesadas por la variable mercantilista.
En un espacio escénico despojado los tres personajes, que no pertenecen a nuestra
cotidianidad, a lo largo de la obra establecen entre ellos distintos tipos de
relaciones que nosotros podemos percibir través de sus movimientos. Pues, siguiendo
a Matoso, el movimiento “no es un suceder intrascendente” o una mera forma
gimnástica. El movimiento implica conciencia, creación y emoción, todo ello en un
desplazarse que podría parecernos ingenuo:
“Intervienen en
segundos, la conciencia del cuerpo, la memoria, la imagen corporal, la
expresividad, el deseo latente, la relación con el otro, la ilusión y
desilusión, la búsqueda de un equilibrio, aunque sólo se exprese en un giro
tambaleante”. (2006:29).
Una
mujer y dos hombres que transitan de modo laberíntico por un tiempo pretérito,
un presente efímero y un futuro incierto. Donde el relato se focaliza en
nuestra relación con la
Naturaleza y nos presenta a los tres cuerpos como “escena”,
porque a través de lo emocional se hace presente cada uno como el lugar de
representación de la historia del individuo y se establece en relación con el
otro y con el mundo, para así construir su identidad. Se trata de una corporalidad consciente de si misma que se opone a la
corporalidad anónima y globalizada del siglo XXI y que, a su vez, exige
necesariamente de un espectador atento. Es interesante la presencia de las
imágenes auditivas, desde el inicio con la amplificación, a través del uso de
un micrófono, de pequeños golpes o roces por el cuerpo o en el piso; la
sonoridad producida por los distintos “troncos”; la presencia del espacio
virtual representado – el agua, el viento,… - y, por supuesto, la impecable
música en vivo.
Futuro de Mayra Bonard. Intérpretes:
Juan Ignacio Bianco, Damián Malvacio, Rocío Mercado. Música: Sebastián
Carreras. Espacio: Luciano Stechina, Mayra Bonard. Realización: Maximiliano
Sans. Luz: Gonzalo Córdova. Vestuario: Cecilia Alassia, Mayra Bonard.
Dramaturgista: Juan Pablo Gómez. Material coreográfico y textos: Futuro.
Colaboración artística: Diego Frenkel. PH: Robert Bonomo, Alejo Pichot. DG: Juliana Picollo, Agustín
Sciannamea. Producción: Marlene Nordlinger, Candela Vinardi, Nathalie Katz.
Asistentes: Luna Sarsale, Melina Xilas. Concepto y Dirección: Mayra Bonard.
Espacio Teatral El Kafka.
Matoso, Elina, 2006. “Movimiento: traslación y
deseo” en El Cuerpo In-cierto. Arte /
cultura / sociedad. Buenos Aires: Letra Viva: 19-32.
1 Mayra Bonard Es directora, bailarina
y coreógrafa. Fue fundadora e integrante del la compañía contemporánea “El
Descueve” (Criatura, La Fortuna, Todos contentos,
Hermosura, Patito feo) Creó obras que marcaron tendencia en el lenguaje de
la danza, el teatro y la música. Realizó un gran número de presentaciones y
giras a nivel nacional e internacional (Bogotá, Montevideo, Buenos Aires,
Corrientes, Córdoba, Bahía Blanca, Rosario, Hamburgo, Koln, Hannover, Chicago,
San Pablo, Londrina, Santos Londres; Leicester, Plymouth, Leeds, Madrid,
Belfast, Portugal, Santiago de Chile, Asunción).
Participó como creadora e intérprete de “Período Villa-Villa”, del grupo De La Guarda, obra que realizó numerosas giras europeas y largas temporadas en Buenos Aires, New York y Londres. Cariño, su anterior creación, participó en FIBA 2011 y la edición 2012 de Santiago a Mil, Chile.
Participó como creadora e intérprete de “Período Villa-Villa”, del grupo De La Guarda, obra que realizó numerosas giras europeas y largas temporadas en Buenos Aires, New York y Londres. Cariño, su anterior creación, participó en FIBA 2011 y la edición 2012 de Santiago a Mil, Chile.
2 Sebastián Carreras comenzó a trabajar
a los 19 años en proyectos vinculados a la música pop y rock en sus variantes
experimentales o alternativas, como músico y compositor, así como productor y
editor discográfico. Desde el año 1998 tiene a su cargo el sello de música
Índice Virgen. Desde el año 2000 lleva adelante el grupo musical Entre Ríos. Es
compositor (letra & música) así como arreglador e intérprete. Entre Ríos es
un proyecto musical que goza de buena reputación y trayectoria, ha sido siempre
un grupo independiente que a pesar de ello, tuvo canción en publicidad de
cerveza, obtuvo premio Gardel, ha girado por muchos países, y lo que ha
logrado, así como lo que no, fue exclusivamente por trayectoria artística.
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