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martes, julio 19, 2011

Desde el alma



En Desde el alma, la ficción  recupera el testimonio oral en la forma de relato de vida. Son tres mujeres que voluntariamente seleccionan qué es lo que quieren contar, no cualquier cosa. Un fragmento de vida que es pura ficción, no obstante juegan con el deseo de convalidad el pasado y ponerlo a consideración de ese testigo silencioso que es el espectador.
         En El nombre, los interlocutores somos nosotros, los espectadores. Curiosamente no es una historia cualquiera, es la historia de un nombre, el de María a quien las patronas que tuvo la llamaron con nombres distintos, aquellos que les resultaban cómodos a ellas: Ernestina, Lucrecia, Eleonora, Florencia, sin importarles lo que ella sentía. María cuenta su vida y es una forma de recuperar su identidad: la escuchamos y ella sabe que se la atribuimos sin titubeos, es ella, no podría ser otra. Siempre le cambiaron el nombre pero no le cambiarán “esa” última afirmación que nos tuvo de testigos.
            Los otros dos unipersonales tienen un interlocutor que no somos nosotros. En Luisa, es su madre, en El silencio de las tortugas, el esposo muerto.
Alejandra Copa desarrolla una intensa estrategia corporal y fónica con la que va armando sus tres personajes y al mismo tiempo, en cada una de las historias construye otros, fundamentales para la narración, como es el caso del novio de Luisa. Al trabajo con la voz, que es clave, se agrega un excelente trabajo con la mueca y la gestualidad. Esas mujeres cuentan, ruegan, se desangran en su dolor como en el caso de El nombre y Luisa. O bien, como la protagonista de El silencio de las tortugas,  quien se burla de su vida pasada al tiempo que descubre que al igual que las tortugas se pueda gemir de dolor pero también de felicidad y siente que el amor actual la reivindica ante la humillación anterior. Si en El nombre nos sentimos un personaje más, silencioso pero sin posibilidad de escabullirse, en las otras dos piezas jugamos de personaje-testigo, en la dinámica de los dos textos somos testigos de un discurso que no está dirigido a nosotros pero nuestro rol va más allá del compromiso propio del espectador, el discurso nos compromete visceralmente. En los tres casos, lo que vemos opera un efecto especular, lo que esas mujeres cuentan en algún punto nos toca y creo que aún más, en los momentos en que la situaciones dolorosamente ridículas disparan la risa. No es casual que se ironice sobre los fragmentos más dolorosos, de alguna manera, la risa nos libera y nos protege ante el sufrimiento. En algunos pasajes la ironía es textual en otros, productos del trabajo actoral.  
            Como escenografía, un banco y gran espejo. La mujer narra sentada en el banco, frente al espejo o girando por detrás de él se operan los cambios necesarios para cada personaje. La música, la del vals Desde el alma (Homero Manzi y Rosita Melo) que parece dar respuesta al recupero de tanto dolor: “Alma, si tanto te han herido /  por qué te niegas al olvido …”






Desde el alma. Unipersonal integrado por tres monólogos: El nombre de Griselda Gambaro. Luisa de Daniel Veronese. El silencio de las tortugas de Lucía Laragione. Teatro “La Mueca”. Actriz: Alejandra Copa. Dirección: Santiago Doria. Asistente de Dirección: Fernando Cerviño. Diseño de Sonido: Luis Ramos. Diseño de Luces: Abel Fumagalli. Vestuario y Ambientación: Romina Mengarelli. Arreglos musicales: Gabriel Goldman. Fotografía: Gustavo Gorrini. Maquillaje: Cecilia Amankay Sepúlveda. Arte: Pablo Bologna. Asuntos Legales: Carlos Agua & Asociados. Coordinación Ejecutiva: Eitan Sobol. Prensa & Comunicaciones: Silvina Pizarro.




http://www.lamueca.com.ar/




miércoles, noviembre 03, 2010

Ciclo de monólogos1 en El Bardo

El Nobel del amor de Mariana Rodrigo
Desconcierto de Diana Raznovich
Almas de Griselda Gambaro



Un triángulo donde se cruzan las líneas del desamor, y la soledad


María de los Ángeles Sanz

En el espacio de El Bardo durante los meses de agosto y setiembre, tres talentosas actrices conformaron un espectáculo integrado por igual número de monólogos donde las funciones de cada una de ellas iban rotando de autora, actriz, y directora de los eventos. Mariana Rodrigo autora de El Nobel del amor llevó adelante con soltura y maestría la profundidad de un texto cargado de ambigüedades y desafíos; en Almas de Griselda Gambaro dirigida por Pilar Lourenco, la actriz que dio voz y cuerpo a su vez a El Nobel del amor, del que ella es autora y directora; por otra parte, María Pia Baschong fue dirigida por ambas en la puesta Desconcierto de Diana Raznovich. Esta interrelación resultó gratificante para las protagonistas del encuentro y para el público que pudo apreciar como desde un trabajo en común se logró llevar adelante tres textualidades complejas en su entramado, cargadas de sentidos no siempre revelados y proponiendo desde el trabajo actoral la posibilidad de desplegar un interesante muestrario de recursos escénicos. El Nobel del amor daba cuenta de un personaje extraño y autoritario que a través del antagonismo entre la gestualidad y las palabras teje un clima agobiante y siniestro. La pieza de Gambaro despliega con sensualidad las características de un personaje femenino de personalidad compleja e insatisfecha; el deseo de estar a solas, la hace presa de una personalidad que desborda y que se mueve entre su soledad y el deseo de compartir con el otro, cualquier otro, un otro indefinido un mundo propio que guarda con avaricia. Las actrices juegan un dueto inquietante a través de la distancia, de los niveles de espacios, la sirvienta (Pia Baschong) desde lo alto de la escalera, de espaldas al personaje central (Mariana Rodrigo) que a nivel del espectador insinúa una inversión en la eterna dicotomía: dominador / dominado; las relaciones de poder surgen desde la palabra, pero también desde el silencio y la ausencia. La actriz de la pieza de Diana Raznovich, utiliza la expresividad de movimientos y un buen uso del espacio escénico para recorrer las palabras que constituyen su texto, apoyándose en su fuerza, y en la composición exterior de su personaje; desde el vestido rojo, metáfora de la pasión que la embarga, y que la consume cuando es consciente que se la aplauda para que la oculte, la invisibilice. El grupo que va a dejar por un tiempo el espacio del Bardo, continuará con su trabajo en pequeñas giras que se van a realizar en el siguiente tiempo y espacio; "Almas": se presentará el día 2/12 en el anfiteatro de la Escuela Nº 1 de Ituzaingó (donde ya se presentó El Nobel; el 21/10 y será la presentación de Desconcierto el 18/11) del mismo modo lo harán el 27 y 28 de Noviembre en Azul.2 Tres propuestas interesantes para que el espectador pueda participar de un trabajo actoral donde desde un solo personaje y a través de las herramientas apropiadas, una narración simula acciones, despliega voces diferentes, compromete la mirada en ambas direcciones.


Bibliografía:
Trastoy, Beatriz, 1998. “El monólogo teatral como estrategia narrativa. Notas sobre Música rota y Circonegro de Daniel Veronese” en El teatro y su crítica. Buenos Aires: Galerna /Facultad de Filosofía y Letras (UBA)


Ficha técnica:
Desconcierto de Diana Raznovich. Actriz: María Pía Baschong. Dirección: Pilar Lourenco, Mariana Rodrigo.
Almas de Griselda Gambaro. Actriz: Mariana Rodrigo, María Pía Baschong. Dirección: Pilar Lourenco.
El Nobel del amor de Mariana Rodrigo. Actriz: Pilar Lourenco. Dirección: Mariana Rodrigo.




Direccionario: 



Notas

1 El monólogo muchas veces es un “diálogo trasvertido” que establece una relación vincular diferente con el espectador, al que compromete a partir de la no palabra, pero de manera personal, lo incita y lo atrapa dentro de la narración. “Especialmente en su modalidad teatral contemporánea, el monólogo permite la dislocación narrativa del tiempo y del espacio, superando los límites, a veces demasiado estrechos del perpetuo presente de la representación dramática.” (Trastoy, 176) El monólogo, como cualquier convención teatral, puede contener cualquier género, puede pretender ser realista o no, puede ofrecer los efectos de una tragedia, comedia o farsa, ya que estos se rigen en parte por la trayectoria de su protagonista, es decir, por sus acciones, pensamientos y contradicciones. Para el escritor puede presentarse como una forma que se acerca más a la literatura, en el caso concreto del cuento, pero sigue siendo teatro, puesto que no se describen verbalmente ni las acciones ni su entorno, ya que estas se “re- presentan” sobre un escenario, por un solo actor y personaje y frente a una determinada audiencia. (Zaide Silvia Gutiérrez.)

2 Algunos lugares en giras subsiguientes están aún sin confirmación definitiva (casi confirmado Gualeguaychú el 11 de marzo del 2011, y faltan cerrar fechas para Pehuajó, Tandil y Montevideo).

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