viernes, mayo 31, 2013

No te vayas, con amor o sin él de Norman Briski



Lejos de ser una sala tradicional, La Playita, ofrece un ambiente diferente y a la vez cargado de posibilidades a la hora de construir un mundo propio por los minutos que dure la puesta de teatro. Una escalera real, mostrador, sillones en vez de butacas, y el despojamiento de las paredes que debieron refugiar otras realidades, son elementos que predisponen a un relato cargado de una violencia, a veces demasiado explícita. Tres espacios definidos, el interior en planta baja, donde según se sitúe el prisma aparecerá la puerta que da a un baño, la que da salida al exterior o la posibilidad de una pantalla de múltiples tubos; la escalera que lleva a una habitación en un primer piso, y el afuera donde la enfermera, o señorita que la atiende saldrá para volver como su hermana, o para regresar como ella misma, embarazada. Dos personajes femeninos, en un universo perverso: donde los pares dominador / dominado, amo / siervo, se transforman en el ama devenida enfermera, y la enfermera convertida en su hermana. Dos masculinos, uno cómplice y presente en un momento de lucha – Mario- que se oculta, quizá por locura o por marginalidad, el otro construido a partir del discurso, en ausencia. Todo establecido en un juego de duplicación que refuerza el punto de vista de la dirección y la posible semántica del texto dramático. En ese sistema de personajes dicotómico, no podían estar ausentes las contradicciones sociales, el poder unido al dinero, la necesidad a su falta, y el estar dispuesto a todo por conseguirlo. Junto a la problemática del poseer, también aparece la discriminación hacia el más débil: el minusválido, el viejo, el niño, el que sirve, la mujer.  Norman Briski conjuga una referencialidad demasiado conocida con el juego de una agresividad reforzada por la situación pero la tesis planteada queda transgredida por la metateatralidad y el teatralismo con que devienen las situaciones, proponiendo al público una síntesis de sentido que ofrece fragmentada, confusa, obscura. Es interesante como el practicable móvil amplia el espacio escénico y, a la vez, contribuye a crear el clima claustrofóbico de creciente violencia – verbal / física, y también de sometimiento y dependencia – económica / física. Por este dispositivo se permite el ingreso del  afuera con su cuota de perversidad mientras que el único aliado, entre los dos personajes femeninos, para ser una gran pantalla de televisión. La puesta en escena busca y genera una cierta incomodidad en el espectador, pues desde el espacio lúdico tanto la señora como la señorita se agreden y humillan constantemente. En el espacio íntimo ambas actrices van desarrollando el relato con y desde una particular violencia, a partir de su discurso verbal y, en especial, desde su gestualidad: la silla de ruedas es solo la excusa para generar otros diferentes sentidos.











No te vayas, con amor o sin él de Norman Briski. Elenco: Carolina  Molini,  Eliana  Wassermann y Jorge Díaz Rato. Diseño de escenografia: Norman Briski y Leandro Bardach. Realización escenográfica: Magalí Luraschi y Guillermo Bechtold Música original: Martín Pavlovsky. Diseño de Luces: Norman Briski. Vestuario: Laura Copó. Operador de Sonido: Pablo Largente. Operador de Luces: Magali Luraschi. Dirección: Norman Briski. Prensa: Sonia Novello. Sala: La Playita.











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