martes, mayo 28, 2013

Dirán que fue la noche por Malala González y Gustavo Twardy


Y yo me iré, / Se quedaran los pájaros/cantando.
Y yo me iré, /Me iré y me quedaré.
Me quedaré en los pájaros, / cantando.
(Exorcismos, I. Bordelois)

La profundidad de la noche que se hace eterna cuando el sueño no llega con su dulce olvido, es la propuesta que nos inicia en un espectáculo que repara la herida que produce la falta de sueño a partir de llenar con imágenes conscientes, el tiempo que deberían ocupar aquellas, que deberían aparecer en la morbidez de la noche. Una actriz, Malala González que además canta muy bien; nos lleva de la mano de la poesía a recuperar una imagen femenina, que construye en el intervalo que la lleve al día siguiente, una historia de amor con variaciones; pero no lo hace sola sino con la compañía de la música que compuso para la puesta Gustavo Twardy, síntesis perfecta entre el sonido y la voz, entre las notas musicales y las palabras. Las palabras que se tejen en armonía exacta y que nos atraviesan en un rumor de sensaciones junto a la plasticidad del cuerpo de la actriz Una labor escénica cuidada bajo la dirección de Alfredo Martín, quien también se encarga de la Iluminación junto a Alejandro Alonso, artífice por otra parte de la funcionalidad y sutileza de la escenografía. El complejo universo femenino en relación al hombre y al amor, la soledad, la ansiedad por darse al otro en cuerpo y alma; la afirmación de ser una en su integridad, son tópicos que van construyendo un relato que alcanza hasta el amanecer, cuando los fantasmas de humo se escapan por las líneas de luz y la vida comienza en un presente prometedor:

Asómate a esta fúlgida ventana
Por tu dicha adornada. Ya el dolor
Se marchitó como una larga flor

Cuya sabiduría al fin te sana
Al disolverse porque se convierte
En polvo, en ilusión, en otra
Suerte.

 Rezan los versos de Silvina Ocampo. Luz y sombra, en las voces de la actriz y en la de las palabras de la poetizas que esta recorre con sensibilidad: Pizarnik, Storni, Di Giorgio, Thenón, Bordelois, Becciú, Gastaldi, Ibarbourou.  Oración profunda, profunda letanía que llega hasta el alma del espectador que se mantiene expectante como ante un encantamiento. Esa fusión acabada de los distintos soportes -música, poesía y teatro- permite que el relato se vaya construyendo de manera onírica y fluida. El encadenamiento poético de los diferentes estilos no tiene sobresaltos – da cuenta del conocimiento de las poetisas- y permite disfrutar de los distintos climas, de vivencias muy intimas y, sobre todo, muy femeninas. Otro acierto de la puesta en escena es la elección del vestuario, las opciones tanto en la textura y como en el color de cada deshabillé plantea también ese mundo femenino donde el límite entre lo infantil y la seducción nunca esta claro, un juego permanente quizá más inconsciente de lo que normalmente se cree. Límite poroso que se subraya además desde el dispositivo escénico. Todo confluye para cerrar el círculo perfecto, círculo vital e inacabado, mientras la actriz con profesionalismo va sugiriendo – con su voz, sus tonos y su gestualidad- en cada desplazamiento una de las tantas aristas de las féminas. Poesía para construir un devenir particular, poesía para sonreír y quizás para lagrimear, poesía escrita que nos llevaremos al terminar la obra a modo de un souvenir como un programa de mano, poesía para recordar.
 



Dirán que fue la noche. Elenco: actriz / cantante: Malala González. Piano: Gustavo Twardy. Música original: Gustavo Twardy. Escenografía: Alejandro Alonso. Iluminación: Alejandro Alonso y Alfredo Martín. Operadora de luces: Silvana Fernández. Vestuario: Ana Revello. Asesoramiento artístico: Marcelo Bucossi. Puesta en escena y dirección: Alfredo Martín.






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