martes, mayo 28, 2013

Me doy el gusto de Erika Halvorsen y Adriana Barraza | Biodrama – Unipersonal

 
El espacio escénico no es el lugar, se crea, se conforma a partir de la escenografía, la iluminación, y principalmente como en este caso por el cuerpo menudo de la actriz que lo llena con su sola presencia, y nos hace como espectadores atentos al fluir de su conciencia personal y artística, ser cómplices de una historia de vida marcada por el rigor y la magia. La excusa una valija perdida, una espera que deviene en un monólogo de Macbeth como mantra para espantar los fantasmas y dejar que el tiempo transcurra sin reloj. Atentos a él, vemos a la actriz desplegar sus cualidades trágicas, para luego salir rápidamente de allí, y volver a ser ella misma, contagiándonos su humor, su optimismo militante. Todo desde allí, será un discurrir sobre la vida, su vida, y la necesidad de ser recordada, de quedar en la memoria no por los objetos materiales, que habitualmente llenan nuestra cotidianidad, sino por aquellos que guardan en su simbología, el mapa de recorrido de nuestra historia. La memoria que busca Adriana es la que rescate de ella, a ella misma, no a sus máscaras, sino a la verdadera y profunda alma que las produjo. De México al mundo, del teatro a la televisión y al cine, cada uno de los objetos que despliega nos habla de alguien que fue en su vida la génesis de su arte. Los seres, todos y cada uno de ellos, los que la vida le propuso, como sus padres y sus hermanos, o la familia que fue creando a lo largo de su carrera, la personal y la teatral, son imprescindibles para dar cuenta de un recorrido de cuarenta años. Pregnancia y magnetismo de un ser angelado que sabe dar cuenta no sólo de las técnicas que se necesitan para la actuación, en todos sus circuitos, sino también de las duras lecciones que la vida le puso en el camino, y que ella supo sortear como una carrera de obstáculos a vencer y no a vencerla. De la pequeña que soñaba con el ballet, hasta la actriz que nace casi por elección forzada, el relato no deja fisuras sino que crece con los momentos donde el monólogo es la voz de los otros, Esquilo, Shakespeare o Calderón, o se transforma en poesía, Sor Juana. Si algo envuelve su trabajo es la gratitud por todos aquellos que fueron en su vida el motor de su fuerza, los contemporáneos y aquellos que la nutrieron a través de la palabra. Me doy el gusto, un título que no deja lugar para las dudas, es por un lado, una deuda que Adriana Barraza tenía con ella misma y con todos aquellos que hicieron posible su relato, y por el otro, es una clase magistral no sólo de teatralidad y uso del escenario, sino de cómo pararse en la vida a pesar de que nos trate pa’ la chingada1. Su imagen y su voz, el uso de un cuerpo que se sabe herramienta de lecturas varias desde el espectador, cuerpo a decodificar en cada movimiento, en cada postura nos lleva a la risa franca, espontánea, a reírnos con ella y también a emocionarnos al compartir su camino hacia el triunfo o la desilusión. En un aplauso cerrado culminó una noche que se repetirá en el Teatro El Picadero, -mejor escenario sería imposible, si de sueños realizados y truncos se trata-, durante todos los martes del mes de mayo; además de la presentación de la puesta de Dos amores y un bicho de Gustavo Ott, donde trabajara con su esposo, el actor argentino Arnaldo Pipke y su hija Ana Carolina Valsagna, los jueves del mismo mes. Adriana Barraza2 celebra sus cuarenta años de actuación entre nosotros y nos brinda la generosidad de su arte para el disfrute y la reflexión, y lo hace desde la buena costumbre de agradecer a quienes nos precedieron: “Esta obra está dedicada a Juan Ghione Valsagna, el corazón de mi corazón, mi compañero de juegos, el hombre que me defiende de dragones, zombies y del monstruo más horrible: la solemnidad”, así reza el programa de mano. Nosotros le damos las gracias a ella.







Me doy el gusto de Erika Halvorsen y Adriana Barraza (Biodrama / Unipersonal) con Adriana Barraza. Música original: Fran Bauss y Piru Saez. Dirección: Erika Halvorsen. Prensa: Duche & Zárate. Teatro El Picadero.


















1
El muy mexicano verbo chingar es difícil de explicar en un sólo contexto, ya que debemos situarlo en una circunstancia específica. Se utiliza lo mismo como calificativo que como adjetivo o verbo. Contradictoriamente puede significar algo bueno o malo, dependiendo de lo que anteceda o preceda:

En circunstancias normales, cuando algo resulta ser muy sabroso se puede
decir: ¡Esta sopa te quedó chingona!

 Al contrario si es muy malo: ¡Ni vayas con el mecánico de la esquina, vale para una chingada!





2 Adriana Barraza es una actriz de completa trayectoria tanto en el teatro, el cine y la televisión; dentro de su país México, como en los EE.UU., donde tuvo, entre otros, un papel destacado en la película Babel junto a Brad Pitt y Angelina Jole, por el cual fue nominada para un Oscar. Sus dos trabajos más importantes en cine han sido Amores Perros y Babel. Previamente a su nominación al Oscar a la mejor actriz de reparto fue candidata en la misma categoría en los Globos de Oro y Broadcast Film Critics Association Award, y candidata al Premio del Sindicato de Actores como "Mejor actriz de reparto en una película". Es una reconocida maestra de actuación en México, Miami y Colombia. Se destacó en el Taller de Perfeccionamiento Actoral de Televisa; donde, junto al reconocido actor, director, productor, escritor y profesor de actuación: Sergio Jiménez, dio clases por más de una década. Junto a este gran teórico de la actuación compiló y diseñó un método de actuación llamado: Actuación Técnica del cual es co-creadora. (de ahí que en el medio artístico sea conocida como la querida "Maestra Barraza"). Fue actriz en algunas telenovelas y programas; además, directora de telenovelas infantiles de Televisa por muchos años, pero se ha destacado y ha alcanzado su mayor realización como maestra (de actuación, análisis de textos y neutralización de acento) y como actriz internacional de cine. En 2011 fue recortada de la cinta Thor y se entero por una carta del director que le llegó a su representante. También intervino en el cine argentino en la película Cerro Bayo.








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