El absurdo surge en la década del ’50 como la poética que desconfía de las
verdades del lenguaje y de la posibilidad de la comunicación a través del
mismo. Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Arthur Adamov, Harold Pinter, fueron en
Europa sus representantes más sobresalientes, (Eduardo Pavlovsky y Griselda
Gambaro los más reconocidos en nuestro campo teatral) y buscaron desde la
trasgresión de la causalidad, de climas opresores, de situaciones equívocas, de
un humor cargado de ironía y sarcasmo dar cuenta del sinsentido de una sociedad
que había confiado en demasía en la palabra y la razón. Como toda vanguardia
desconfía del parecer y pone en cuestionamiento el ser. Allí reside lo absurdo
de la vida, la aceptación de la convención nos lleva a ocultar el lado oscuro
de la luna, ese que nos habita a todos, y el teatro de poética absurdista da
cuenta de esa otra realidad que también nos conforma y que habitualmente no se
ve a simple vista, ni se comprende con el diálogo cotidiano, sino se sabe leer
entrelíneas. Laura Avelluto1 escribe
un texto cuya estructura obedece a la poética del absurdo y desde allí se
permite jugar con los roles sagrados de la maternidad, de las relaciones
filiales, de los peligros del doble discurso, y de la construcción de las
identidades. La calidad de la puesta, hace que el texto dramático surja con
toda su fuerza expresiva, las actuaciones son excelentes, logrando en las
acciones una tensión que atraviesa las expectativas del espectador, que ríe con
la desmesura posesiva de la madre, y con la sumisión aparente de Eugenio, hasta
que hacia el final se develan las verdades intenciones y la madeja de
complicidades que harán de Eugenia el jamón del sándwich. La sustitución de un
cuerpo por otro implica la sutura de un vacío que no siempre se resuelve
sanamente. Las referencias al psicoanálisis como la metateatralidad van
elaborando pistas, huellas a seguir atentamente que luego, recorridas desde el
final hacia el principio, le otorgan a la trama un sentido inesperado. Al
absurdo de la vida que nos pone a veces al borde del abismo, la respuesta puede
ser doblar la apuesta y recuperar la cordura con un toque de insania, o de
juego siniestro. El Multiespacio Jxi Palermo tiene algo de íntimo, de cotidiano
y, a la vez, algo de un tiempo impreciso, por lo tanto al ingresar a la pequeña
sala la disposición del espacio escénico casi nos parece familiar. El lugar
reservado para un personaje –que irán ocupando alternadamente- entre los
espectadores y la cercanía con la mesa familiar quizá podría incomodar a algún
espectador al inicio de la obra. No obstante, nos va envolviendo a partir de
los sentidos: la música y la voz de Édith Piaf, la cuidada escenografía, un
vaso de leche constantemente presente,… Si al comienzo se plantea una situación
domestica que provoca la risa espontánea luego, sin saber muy bien cuándo, el sentido
dramático modifica nuestra percepción y la situación nos sorprende al transformarse
en suspenso y tensión. La perfecta utilización del espacio de la sala nos veda
lo siniestro que ocurre en el espacio virtual representado, mientras el
exterior ingresa por un documental televisivo -que solo escuchamos- y por el
personaje de Eugenia. La referencia a partir de los personajes a Ionesco y la
proximidad del dispositivo escénico debería provocar un cierto extrañamiento,
sin embargo el hecho teatral nos atrapa, nos moviliza y nos deja boquiabiertos
al terminar la representación. Quizá porque el mismo, como una cinta de
moebius aparenta tener una sola cara en
su constante movimiento, movimiento en un tiempo insoportable entre el pasado y
el presente. Pero según dónde se realice el corte la percepción es distinta y esto
se logra cuando todos los sistemas significantes encastran como la maquinaria
de un reloj.
La Niña Jamón
de Laura Eva Avelluto. Actúan: Cecile Caillon, Sol Ricci, Demián Salomón.
Diseño de escenografía y vestuario: Mora Montemurro. Dibujo original: Guillermo
Torres. Voz en Off: Damián Ianniello. Fotografía: Estefanía Piotrkowski.
Asistente de dirección: Gerónimo Reig. Dirección: Laura Eva Avelluto.
Multiespacio Jxi Palermo.
1Laura Eva Avelluto es Licenciada en Artes (cine y teatro) en la Universidad de Buenos Aires. Participó como Investigadora para Grupo de Estudios de Teatro Argentino e Iberoamericano (GETEA), Área de Investigación Teatral del Instituto de Historia del Arte Argentino y Latinoamericano "Luis Ordaz", Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Allí desempeño distintas tareas: Organizadora en la comisión de trabajo del XVII Congreso Internacional de Teatro Iberoamericano y argentino Director: Osvaldo Pelletieri. Teatro Nacional Cervantes / Redactora en "Diccionario Biográfico Estético del Actor en Buenos Aires". Editorial Galerna. Buenos Aires, entre otras actividades. Es redactora de "Reseñas", blog dedicado a reseñas de cine y teatro. También fue ponente en distintos Congresos y Jornadas de teatro. Su formación artística incluye las disciplinas de la danza, el teatro y el clown. En clown se formó con Leticia Torres y con Gabriel Chamé Buen día. Como clown participó en distintos espectáculos y varietés. (El mezcladito, Calvinclaun, entre otros). También fue asistente de dirección de Leticia Torres en Payasos Mutantes y Bodegón. En teatro se formó con distintos profesores: En la escuela teatral Timbre 4 con dirección de Tolcachir. Tomó talleres de Actuación con Cecilia Gispert Curso de Comedia del Arte con Marcelo Savignone. Entrenamiento en dramaturgia y actuación con Andrea Garrote (2009-2010) En danza estudió danza árabe con la bailarina Sarat, participando su ballet haciendo presentaciones en Espacio Colette (Paseo La Plaza) y Tierra Santa. En la actualidad estudia danza árabe con Nadia Jattar. (Alternativa Teatral)
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