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jueves, febrero 09, 2012

Un poco me molesta…pero un poco no de y por Pablo Picotto | Unipersonal



 

Como un mago Pablo Picotto [1] saca sus personajes no de una galera sino de un enorme lavarropas que se encuentra en el medio del escenario, que además cuando comienza la puesta avanza hacia proscenio. De allí, desde ese elemento tan significativo para hablar de los enjuagues familiares, el rey de los electrodomésticos para cualquier ama de casa, uno a uno van surgiendo los integrantes típicos de una familia de clase media de hoy: un niño de cuatro años, un adolescente rastafari, una joven con ambiciones de yuppie, el padre ferretero, la madre columna vertebral de todos, y el abuelo italiano con un pasado fascista, que como se debe en los saltos generacionales se lleva mejor con sus nietos, que con sus hijos. El humor entre irónico, tierno y desenfadado no da tregua al espectador que no consigue no empatizar con alguno de los personajes o alguna de las situaciones. Pablo Picotto tiene talento, mucho talento para construir un mundo a partir de pequeños elementos que logran identificar a cada uno de los personajes, pero para hacerlos vivos y creíbles sin ellos también; hacia el final sin ningún tipo de artilugio sólo su voz y su postura corporal nos hace verlos a todos en escena como si en vez de uno fueran seis los actores en ese espacio de la Sala Julio Cortázar. Quién pueda pensar que todo pasa por reírnos de los otros y de nosotros mismos ante situaciones absurdas de la vida cotidiana, se equivoca; la puesta se atreve a desacralizar desde el humor reflexivo: la familia, el trabajo, las costumbres, las relaciones familiares y vecinales, los ritos tradicionales, los prejuicios de la edad, y hasta la mismísima historia sagrada con Dios incluido; y nos ofrece además una nueva tabla de la ley con siete mandamientos, aggiornada a los tiempos que corren. La dirección artística de Ricardo Rodríguez Miro, junto a la dirección general de Carlos Belloso, logran con el actor el trío perfecto, ya que la puesta armoniza con una estructura sincronizada, que nos devela el muy buen entendimiento de todos. Nos divertimos mucho nosotros, afirma Pablo, se nota en el escenario, agregamos nosotras, porque esa pasión con la que se desarrolla la puesta, se traslada en abiertas carcajadas y espontáneos aplausos de la platea. Con ductilidad el actor en su primer unipersonal logra que los simples elementos, no por eso menos importantes, adquieran un espesor teatral poco habitual. Desde el antiguo lavarropas donde salen los “trapitos al sol”, tanto los limpios como los sucios, y que además se convierte, por ejemplo, en la nave espacial que abre y cierra el espectáculo; hasta una gorra, unos antejos, unas rastras,…., mínimos detalles que hacen a la vida diaria de una familia común. Cada escena o mejor dicho cada personaje, tiene su singularidad y está construido de manera diferente, con algunos rasgos realistas y muchos elementos paródicos. Así, la rapidez de Pablo en la transformación corporal, en la voz y en la mirada logra el ritmo sostenido del espectáculo. En la anteúltima escena, como hemos comentado más arriba, el actor sin artificios se desplaza alrededor del viejo lavarropas, hacia un lado y hacia el otro, como imitando los movimientos del electrodoméstico al lavar y luego al centrifugar. Porque al girar rápidamente y con una fuerza centrífuga permite gracias a su tambor interno agujereado que la ropa quede casi libre de agua. Un poco me molesta…pero un poco no con esta misma fuerza une a dos generaciones, al nieto con su abuelo, pero en especial deja demostrado que sobre el escenario el cuerpo del actor es el principio constructivo por excelencia del texto espectáculo. Por lo tanto, la expresividad corporal funciona como principal soporte y permite una relación directa entre el actor y el espectador. Es un claro ejemplo de lo que afirma Karina Mauro [2] que sucede en la actualidad:



…en muchas obras, los personajes no son susceptibles de que se les atribuya una existencia más allá de su materialidad en la escena. El personaje pasa a ser un rol o un cuerpo que realiza una serie de itinerarios (verbales o corporales) que no puede relacionarse con una persona real de la extraescena. Por eso no se le puede adjudicar ni carácter, ni sentido [3] .


La comedia es un género que no siempre es respetado ni considerado con el mismo valor que el drama y la tragedia, (salvo por el público que lo recibe agradecido cuando tiene la factura de éste) a pesar de que en realidad es mucho más difícil hacer reír que hacer llorar, sobre todo en estos tiempos que son el paraíso de lo efímero y de la distopía. Por eso, es más relevante la labor que sostiene en el escenario Pablo Picotto, encarnando en su sola figura toda la estructura de una comedia de costumbres, de punzante e irónico humor.





Un poco me molesta…pero un poco no. Unipersonal de Pablo Picotto. Dirección artística: Ricardo Rodríguez Miro. Dirección General: Carlos Belloso. Producción: Germán García. Sala Julio Cortázar. Paseo La Plaza. 

















1
Pablo Picotto nació en 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, desde muy temprana edad comenzó a vincularse con el cine y las actividades referidas al escenario, realizó alrededor de una docena de cortometrajes y comenzó en su adolescencia a vincularse a actividades escénicas, como las danzas folclóricas y el teatro. A los 18 llega a buenos aires a continuar su formación. Estudia teatro con Ricardo Rodríguez Miró (Discípulo de Carlos Gandolfo), Marcelo Struppini, EMAD, C.C.G.San Martín, Miguel Guerberof, etc. Como actor representó unas treinta obras en distintos teatros de la ciudad y el país. Trabajó en distintos roles, desde la producción hasta la actuación para cuatro largometrajes e incursionó en breves presentaciones televisivas en Todos por 2 $ (Canal 7), Los Osos (Canal 13) y otras. Ha trabajado con directores y actores de la talla de Néstor Montalbano (Soy tu aventura, Pájaros Volando, Todo por 2 $), Lito Cruz, Carlos Belloso, Diego Alonso y demás artistas de primer nivel. Como dramaturgo es autor de "Marlon Brando todo", show para café concert. Co- autor de "Criticonas 2" y de "Zubiría- Vergara" junto a Federico Simonetti. Actualmente realiza las obras "El mundo ha vivido equivocado" de Roberto Fontanarrosa, "Club de Humoristas Medianoche" "Criticonas" y "Criticonas 2" en la sala Terraza del paseo La Plaza. Además se desempeña desde hace 5 años como docente de teatro de su propia escuela. Dirige sus muestras y futuros proyectos. Tiene 31 años. (Alternativa Teatral)

2 Doctora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, con el tema de investigación “Técnicas de Actuación en Buenos Aires”. Docente de la Asignatura Psicología del Arte de la Carrera de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras de la misma Universidad y en otros cursos y talleres públicos y privados. Ha sido becaria doctoral UBACyT e investigadora del Instituto de Arte Argentino y Latinoamericano “Luis Ordaz” de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Crítica de la página web Alternativa Teatral y de la Revista Teatro XXI, entre otros medios. Actriz y cantante (se ha formado con Ricardo Bartís, Marcelo Savignone, Raúl Serrano, Augusto Fernández y Pepe Bove, y ha participado como actriz en la obra Bacantes, simulacros de lo mismo y en Push up 1-3. (Revista Afuera. Estudios de Crítica Cultural)






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