Leticia Vetrano [1] es una
maravillosa clown argentina que ha recorrido escenarios propios y ajenos;
formada en danza y gimnasia artística desde niña, fue incorporando a lo largo
de su trayectoria las técnicas del circo, sus acrobacias, sus contorsiones, y
su juego dialógico con el público. El personaje que crea en Bruselas en 2004,
María Peligro, es el que presenta en el espacio de Timbre 4, con una maestría y
manejo del espacio que asombra. ¿Quién es María Peligro? La respuesta es ese
ser menudo, hiperkinético, que se desplaza en patines por el mundo pequeño y
claustrofóbico donde la vemos festejar su cumpleaños, (festejo que observan con
severidad, desde sus cuadros, ambos padres), de la cocina a la alfombra, de la
cama al living, y viceversa, una alfombra recortada es otro elemento que se
suma a su accionar frenético; obsesionada por la limpieza, y por una soledad
cotidiana que la lleva al insomnio. La vemos en su torpeza y su desilusión, en
su entusiasmo que rápidamente se apaga, en su deseo de compartir, de ofrecer al
otro; un gato, el espectador, o un muñeco inflable, un trozo de su torta de
cumpleaños. Capaz de ternura o violencia contenida (se dirige al público
almohada en mano desatada en furia) pero
todo lo hace con precisión, en el límite exacto entre el patetismo que el
grotesco lleva implícito, y la picardía del clown y el payaso, evitando caer en situaciones que
nos lleven a la compasión. Si bien crea climas diferentes a lo largo de la
intriga, pequeña como el personaje pero intensa y eficaz, nunca llega a
clausurar del todo la risa que su accionar disparatado produce. Como En mujeres al borde de un ataque de nervios,
desde su aspecto exterior, su vestimenta y su peinado, construyen personaje
y nos hablan de una personalidad obligada por sus propios traumas a una vida
sin luces, que ella se reinventa entre las cuatro paredes de su mundo. María
nombre que busca homologar con su cotidianidad a todas las mujeres en la misma
situación, y “Peligro”, predicado que la identifica como imprevisible en las
consecuencias de actos llevados adelante con impericia pero astucia; el
personaje que la Vetrano
crea reparte ingenuidad y al mismo tiempo un potencial inagotable de construir
con poco un canal para su deseo. El desafío que plantea el unipersonal es
grande pero si a eso se le suma contar una historia, por más sencilla que sea,
sin soporte textual, ese desafío es mayor. El principio constructivo de Fuera! es el cuerpo hecho texto, el
“cuerpo-expresivo en movimiento”[2] de la
clown. Con sólida técnica y entrenamiento Leticia nos demuestra como la
protagonista está en el límite poroso entre lo trágico y lo cómico, y sin
recurrir al chiste fácil o palabras soeces genera un vínculo muy especial con
el público. La magia del mundo ficcional se expande por toda la sala, el
espacio escénico y el espacio del espectador quedan convertidos en uno sólo. Maria
Peligro no invade nuestro espacio sino que, por el contrario, nos permite
ingresar al suyo y asistir a ese salirse “fuera” de todo el mandato familiar.
Con sus gestos - el más sutil o la exageración, con sus miradas - por momentos
inocente pero en otros provocadora, con su cuidadoso desplazamiento entre los
pocos elementos escenográficos, la obra
adquiere un ritmo dinámico y sostenido que mantienen al espectador muy atento a
ese espacio intimo que hemos invadido. La iluminación y la música contribuyen a
crear la atmósfera lúdica que la propuesta requiere. Si el espacio lúdico, es
el “creado por la evolución gestual”[3] a
partir sólo del cuerpo del actor, el espectador también participa del juego
gracias a la sensibilidad y el profesionalismo de Leticia Vetrano. Al salir del
teatro hemos aprendido que, siguiendo a Elina Matoso:
Al juego puede considerárselo dentro de una temática más amplia y compleja que es la “creatividad”. La actitud creadora, en relación con el vínculo que se establece con el propio cuerpo y con el cuerpo de los otros es condición, sin duda alguna, para ser y estar vivo. (2007:88)
Y, mientras nos alejamos suena en nuestros oídos la canción de Nat King Cole y recordamos el rostro de la actriz
con una expresión muy difícil de asir, entre lo cómico y lo trágico:
Aquellos ojos verdes,
Serenos como un lago,
En cuyas quietas aguas
Un día me mire,
No saben la tristeza,
Que a mi alma le dejaron
Aquellos ojos verdes,
Que yo nunca besare,
Fuera! de y con Leticia Vetrano. Dirección: Micheline Vanderpoel. Coaching: Kevin Brooking. Diseño de luces: Thyl Belnies. Vestuario: Natalia Fandiño.
Escenografía: Cía María Peligro Project e Micheline Vanderpoel. Producción: Cía
María Peligro Project. Co – Producción: Espace Catrastrophe (Bélgica). Con el
Apoyo del Ministerio de la Comunidad Wallona
Bruselas / Servicio de artes circense y artes de la calle. Producción en Buenos
Aires: Lila Monti. Fotografía: Caroline Frank – Clownin 2010 y Amondine Dooms.
Prensa: Marisol Cambre. Espacio Timbre 4.
> Matoso, Elina, 2007. “La técnica de trabajo corporal: de concientización, energética, lúdicas, dramáticas, fantasmáticas” en El cuerpo, territorio de la imagen. Buenos Aires, Letra Viva: 76-97.
> Pavis, Patrice,
1998. Diccionario del Teatro. Barcelona, Paidós: 174-175
[1] Como informa la gacetilla: “Detrás de María Peligro encontramos a la argentina Leticia Vetrano quien, desde pequeña, pasa gran parte de su tiempo entre la gimnasia artística y la danza clásica. En 1994 descubre el mundo del circo y recorre distintas escuelas de Buenos Aires donde se especializa en acrobacia y contorsiones. En el año 2000 se incorpora al elenco del Cirque XXI como acróbata. En 2001 aterriza en la “Escuela de Circo Carampa” (Madrid), y se forma en acrobacia, danza y clown. Recorre España, Italia, Suiza, y Holanda trabajando en distintos espectáculos callejeros. En 2004 llega al “Espace Catastrophe” (Bruselas) donde nace María Peligro. En 2007 crea su primer unipersonal de sala Fuera!
[2] Término
que utiliza Elina Matoso en relación al cuerpo en la danza (2007: 82)
[3] Definición
de Patrice Pavis del Espacio Lúdico (o Gestual) (1998: 174)