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martes, noviembre 08, 2011

Push up 1-3 de Roland Schimmelpfennig 1



La acentuada individualización que conocemos actualmente no es, de ninguna manera, signo de la liberación del sujeto que encuentra en los recursos propios los medios para una gestión autónoma de su existencia

(Le Breton, 1995:164)


Del prolífico dramaturgo alemán, cuyas obras de teatro han sido muchas veces traducidas a varios idiomas, Push up 1-3 fue estrenada en el 2001 en Berlín. “Push up” significa literalmente empujar hacia arriba, y este es el clima que alcanza la propuesta de Gastón Czmuch[i]. Porque da cuenta como las multinacionales están a la orden del día y como al internacionalizar los mercados más allá de sus fronteras no sólo generaron un cambio paradójico en la política y economía mundial –por un lado, un mundo globalizado pero, por otro, la fragmentación de los estados nacionales y una nueva división de trabajo, sino que también modificaron las relaciones interpersonales y los valores sociales-laborales. Así el espació escénico de la empresa multinacional está dividido a modo del montaje alterno, donde las situaciones tienen correspondencia temporal. La escenografía con economía de recursos y la cuidadosa iluminación construyen estos dos ámbitos totalmente diferentes y, en cierto sentido, opuestos pero sin rivalidad, de este modo atrapan al espectador, y éste puede focalizar su mirada en uno u otro extremo, como en un juego de ping pong. Por un lado, el espacio lúdico es construido por los personajes – Angélica y Sabina, Patricia y Roberto, Enrique y Juan - que en una carrera por el éxito profesional se enfrentan como gallos de riña, por alcanzar a cualquier precio poder dentro de la dicha jerarquía: la Dirección o la Junta Directiva o la Representación en el exterior o…Los seis actores con profesionalismo van construyendo dentro del cuadrilátero que ellos mismos construyen con sus cuerpos, los tres binomios en conflicto. En el centro del mismo, entre los diálogos intensos se intercalan con fluidez los miedos y las angustias de cada personaje, mientras su partenaire queda “suspendido” en penumbras. La acción dramática adquiere un ritmo frenético como lo es la lucha por tener una imagen exitosa, cierto status y el reconocimiento profesional. Además, es interesante y le da más textura al texto espectáculo el otro espacio, donde “nada pasa”, construido por María (Karina Mauro) y Enrique (Martín Orellano), los dos personajes encargados de la seguridad del edificio. Ambos observan en el “monitor” estos enfrentamientos en recintos privados, especialmente María que no deja de estar atenta a lo que la “pantalla refleja” mientras come una galletita o se lima sus uñas con un reiterado "¿O no?". Ellos que están relajados, casi sin movimientos y con escasos comentarios, generan el humor simple, el humor cotidiano pero, a la vez, irónico. Push up 1-3 es una propuesta estética de la globalización, donde todo el grupo de profesionales del ámbito teatral son como las piezas de un puzzle que dan forma a un hecho espectáculo totalmente acabado, sin fisuras. 

Push up 1-3 de Roland Schimmelpfennig. Traducción: Margit Schmöl. Elenco: Marigela Ginard, Guillermo Lagüela, Héctor Leza, Diego Manara, Karina Mauro, Martín Orellano, Ayelén Rubio, Victoria Troncoso. Fotografía y Diseño Gráfico: Valeria Arévalos. Diseño de Luces: Ricardo Sica. Diseño de Vestuario: Mariano Legaspi. Maquillaje: Sandra Alaimo. Diseño Sonoro: Mariana Emiliozzi. Asistencia de Dirección: Valeria Arévalos. Dirección: Gastón Czmuch. Código Montesco Teatro. A partir del 14 de octubre en La Tertulia.


 
LunaTeatral: ¿Cuál fue el punto de encuentro entre el autor y el director?

Gastón Czmuch: Con respecto a como llegue a la obra, puedo decir que casi de casualidad (digo casi porque soy partidario más de las causalidades que de las casualidades). Estaba en una librería y, ávido de textos nuevos para leer, vi un libro de un autor desconocido para mí... Roland Schimmelpfennig. Ahí nomás decidí comprarlo y debo decirte que lo tragué. Me pareció genial. En estas obras había de todo: por momentos guiños de realismo mágico y, por otros, textos con mucha crudeza y contundencia. Al leer los estudios críticos que la editorial decidió publicar en esa edición, me encuentro con que uno de ellos menciona a Push Up. Automáticamente me puse en contacto con el Goethe y ellos me facilitaron la versión en español del texto. En aquel entonces yo estaba pasando un momento laboral complicado y la aparición de esta obra puso las palabras que mi boca necesitaba pronunciar. Uno de los recursos (que en lo personal es algo que me gusta mucho) que el autor utiliza para poner de manifiesto sus ideas y pensamientos es el de la superposición. Esta metodología la propone de maneras diferentes: en algunos textos (como en La mujer de antes) utiliza los flashbacks o flashforwards... generando modificaciones de sentido de una misma situación; en otros (como en Antes y después) utiliza como patrón de escritura el patchwork... relatando situaciones "supuestamente" inconexas; y aquí, en Push Up 1-3, propone dos tipos de superposiciones para generar contrapuntos: una primera que son los monólogos a público, en donde los personajes muestran de manera descarnizada lo que no se animan a decir cara a cara. El otro contrapunto son el prólogo y el epígrafe: los guardias de seguridad, estos personajes (que en el texto original no aparecen más que para sus monólogos) base de esta pirámide y con ninguna pretensión e intención de ascender, entienden más como se mueve el juego... más que los propios ejecutivos. Tal vez, en su rol de "estar" (y no de "ser”, como es la de los otros seis personajes) y un poco ese juego de Gran hermano que se da por las cámaras de seguridad hace que puedan ver otras cosas. Además en ellos está claramente puesto el acento en el vínculo que mantienen entre ellos, en contraposición con los otros.


Le Breton [1990] 1995. “De lo inaprensible del mundo moderno a lo inaprensible del cuerpo”, en Antropología del cuerpo y modernidad. Buenos Aires: Nueva Visión: 164-167.

[1] Roland Schimmelpfennig: nació en 1967 en Göttingen (Alemania) y trabajó como periodista después de graduarse de la escuela secundaria en Estambul. En 1990 comenzó un curso de dirección en la Otto-Falkenberg-Schule de Munich. Después de graduarse se convirtió en asistente y luego director artístico del Munich Kammerspiele. http://de.wikipedia.org/wiki/Roland_Schimmelpfennig



[2] En el 2002 egresó de la Escuela de Teatro de Avellaneda, donde se formó como actor y, mientras tanto, fue tomando diferentes cursos particulares con docentes como Emilio Ruperez, Claudio Depirro y Julio Chavez. En el 2004 ingresó al IUNA a la Licenciatura en Dirección Escénica. Allí comenzó a trabajar en paralelo como Asistente de Dirección de varias puestas, entre las cuales Czmuch destaca: La Cantante Calva de Eugene Ionesco bajo la dirección de Gastón Chiesa en el 2004-2005; Medea, una tragedia miserable, adaptación de la tragedia de Eurípides de Edward Nutckiewicz y la dirección de Gustavo Bonamino en el 2008; y una Asistencia meritoria en Apenas el fin del mundo de Jean-Luc Lagarce con la dirección de Cristian Drut en 2008-2009. En el 2010 participó como Director en el ciclo organizado por el Teatro Silencio de Negras realizando la puesta en escena de El Orfeo de Alejandro Tantanián.

martes, septiembre 20, 2011

2 (Un hombre…una mujer) de Miguel Fanchovich

Un espacio, un medio círculo de lianas de lana, ovillos desmajados que tejen telarañas invisibles que impiden la salida, metáfora de las infinitas razones que anidan en la mente para justificar el encierro o la pasividad para dejar aquello que nos causa dolor, sufrimiento y una profunda angustia. En el silencio que abarca el comienzo de este ejercicio para actores, hay también una violencia contenida que se dirige hacia dentro, fuerza centrífuga que abarca a los personajes y los absorbe, y que se dirige hacia fuera, al espectador, que detenido en ese no tiempo que la puesta exhibe, desea como los personajes que algo suceda y rompa la angustia de la no acción o de la repetición indefinida de un círculo vicioso. La perversión no está en las acciones repetidas de seducción y falsos orgasmos que la actriz finge, delante de su partenaire que resiste, o reacciona con una violencia desmedida, sino en la continuidad en el dolor. Crítica a la pareja, al matrimonio institucional, al deseo formateado dentro de un envase que ya no resiste el mínimo análisis por parte del autor, o sólo una manera de dar cuenta de las construcciones que el ser humano se fabrica para evitar aceptar la derrota y la cobardía. Desde una mirada masculina, que pone en la mujer nuevamente la debilidad, Miguel Fanchovich propone una relación imposible, recurriendo al género del absurdo en su circularidad infinita, en la imposibilidad de escape en que los personajes se encuentran, en los diálogos fragmentados, pero el texto no alcanza para mantener en el tiempo de la enunciación el registro de alta intensidad que se le pide a los actores. Desde el dispositivo escénico se remarca este espacio claustrofóbico y contribuye a crear la atmósfera necesaria para un relato zigzagueante por los intersticios de las mentes atormentadas de ambos personajes. La acción dramática no se resuelve, llegando a la última escena como a un recorrido sin memoria, porque el verdadero hilo conductor está formado por esas secretas telarañas. Así el color rojo satura el espacio lúdico, espacio siempre al borde de situaciones extremas. El rojo es el color del fuego y de la sangre pero también el color de la pasión y del amor. Un hombre ... una mujer que se desplazan, se acercan y se seducen, a la vez que se rechazan y se odian como si fueran dos fuerzas opuestas que se complementan y en un cierto punto encuentran el equilibrio o la indiferencia. Quizá esta situación esté reflejada en el color de la vestimenta, las túnicas atemporales, sin historia, como punto de neutralidad o estabilidad. Carente de la luminosidad de otros colores el gris no diferencia ni víctima ni victimario, y como en una cinta de moebius o en un círculo vicioso, sin principio ni fin, el texto espectáculo obtura toda posibilidad de romper con el ámbito de lo privado. Un texto complejo, construido desde lo obturado, desde lo no dicho, que propone un trabajo interesante para los actores y para la dirección, que deben expresar desde el cuerpo y las acciones contenidas un mundo íntimo, a veces impenetrable.


 



2 (un hombre…una mujer) de Miguel Fanchovich. Dirección: Marcelo Saltal. Guión: Miguel Fanchovich. Elenco: Fernando García Valle, Julia Houllé. Escenografía y Vestuario: Marcela Tazzioli. Diseño de Iluminación: Guillermina Zanzottera. Producción Ejecutiva: Soledad Castro Virasoro. Asistencia de Dirección: Noel Huber, Mariela Llorca. Fotografía: Naudillo Márquez. Prensa: Tehagolaprensa. La Tertulia











lunes, julio 11, 2011

Sum Sum de Laura de Weck. Versión libre de Laura Brauer

Laura De Weck es una joven dramaturga suiza cuya opera prima Gente favorita1, se estrenó en 2007, en el espacio del Theater Basel2. Pertenece a la denominada nueva generación teatral alemana, que trabaja sus textos con una problemática, que uno podría definir en un principio, atravesada por las variables de la globalización, en su idiosincrasia, en su estructura dramática y en el humor que envuelve y desarrollan sus personajes. La comunicación o la falta de la misma, y su sustitución a través de la tecnología, de la virtualidad, producen situaciones y tensiones que dan lugar a un juego de malentendidos que logran la risa del espectador, que seguramente se ve reflejado en alguna de las secuencias que las puestas desarrollan. La temática y su forma de escritura está relacionada con una generación que siente que en sus obras se tocan los temas que los acucian, en una sociedad súper comunicada, el desamparo absoluto, y la contradicción entre la viejas maneras de relacionarse, (la iglesia, la tradición matrimonial, la amistad) y los nuevos preceptos que inauguran otras que todavía no logran su objetivo, no están estabilizadas, ni legalizadas totalmente en el imaginario de todos. Es así, que el personaje, Urs-Peter, que va en busca de un amor, y viaja atravesando el mapa miles de kilómetros para encontrarse con una posibilidad que surge de la pantalla de su computadora, Selina, debe enfrentarse cuando arriba a una secuencia interminable de prejuicios, errores de comprensión, miradas extrañadas, reacciones incompresibles no sólo por la diferencia de idiomas, aunque ambos intenten comunicarse en inglés, sino porque parten de conceptos distintos que no construyen en el espacio “ahora”, un presente en común. La directora de la puesta Laura Brauer, asume un desafío doble con un texto que parte de una idiosincrasia diferente, en la traducción del mismo, de una lengua a otra, y en la traducción que se produce cuando el texto arriba al espacio escénico, y lo hace con talento, y acierto. El texto aborda una situación traumática con mucho humor, a la europea, pero la dirección logra imprimirle con las muy buenas actuaciones, un código reconocible y aceptado por un espectador muy otro, al que consigue hacer reír, y también reflexionar, porque lo visto amerita un pensamiento más allá del buen momento teatral. Nos guste o no estamos inmersos en un universo que comienza a tener reglas propias muchas veces alejadas de nuestra concepción. La paradoja se produce cuando intentamos con materiales diferentes construir una realidad conocida que nos aporte certidumbre y contención. En la puesta, lo escenográfico está distribuido, a través de mínimos elementos, un atril que sirve de apoyo a grandes paneles que imprimen el espacio / temporal de la secuencia, una silla plegable, que marca la diferencia entre la relación de los personajes con la naturaleza, bancos que van distribuyéndose según la funcionalidad de la trama, y permite que las acciones se desarrollen con fluidez, junto con el buen empleo de la luz, que pone en primer plano a los personajes, o los aleja de la mirada del espectador. El personaje que irrumpe como comodín, entre las acciones, y en su diálogo con la voz en off; el mismo que ya aparece en la sala interpelando al público, funciona como un vehículo de la disociación de los personajes, y agrega con su participación algo de la viveza criolla que nos caracteriza. La rigidez en los cuerpos, acentúa la falta de conexión entre ellos, marcada por las diferencias de lenguas; la gestualidad, exasperada en algunos momentos para lograr una reacción imposible en el otro, produce el efecto buscado, dar el tono grotesco de las situaciones, en el límite pero sin llegar al desborde. Todos los elementos apuntan a la crítica de la hipocresía social, del ocultamiento de quienes somos en realidad, de la necesidad de ser queridos, vendiendo una imagen de fantasía en el mundo virtual que produce Internet, sin poder luego en la realidad sostener nuestra propia máscara. Pero también, apunta a una mirada desangelada de las instituciones como la sacralidad de la iglesia, de sus preceptos incorruptibles, y de cómo estos son ignorados para seguir el recorrido de nuestro deseo. Por otra parte, la pregunta que deja abierta es, ¿qué debemos hacer cuando esos preceptos no dan respuestas a nuestra realidad, qué es necesario hacer entonces para no traicionarnos a nosotros mismos? Interrogantes posibles, en una época donde los discursos que construían certezas han perdido su fuerza, y sólo son construcciones vacías de sentido. Sociedad y mandato en dos universos diferentes, contradictorios y emblemáticos de nuestra era; choque de culturas que la tecnología une sin comprender. El viejo dilema de ser y parecer, parece actualizado en un presente donde el miedo a la soledad, la más terrible, aquella que se produce a pesar de estar rodeado de gente, de voces, y cosas, es un hecho habitual. Amar y ser amados es una premisa que Laura De Weck tiene presente en sus textos, en un contexto mundial donde todo se convierte en mercancía, y los valores se pierden en algún link de la computadora. Andarivel Teatro se anima a un texto difícil, pero el resultado es muy prometedor.






Sum sum
de Laura de Weck con versión al español de Laura Brauer. Andarivel Teatro3. Elenco: Rodrigo Arostegui, Carolina Avigliano, Natalia Bavestrello, Pedro Padilla López, Dani Tazzoli, Jorge Tomas. Escenografía y vestuario: Lía Espiro. Voz en off: Alejandro Pol. Asistente de dirección: Dani Tazzoli. Fotos: Francesco Tetti. Dirección: Laura Brauer. Teatro La Tertulia.




http://www.sumsumargentina.blogspot.com/

www.latertulia.on.to


http://www.facebook.com/notes/goethe-institut-bs-as/obra-de-teatro-sum-sum-de-laura-de-weck/134510249959274

http://www.facebook.com/note.php?note_id=135691376507828








1 En América Latina otra puesta de la autora Amigos del alma dirigida por el argentino Marcelo Díaz y el boliviano Marcelo Alcón, estaba basada en el texto de Lieblingsmenschen (Seres Queridos).


2 El teatro Basilea es el teatro municipal de la ciudad de Basilea, Suiza, y es el espacio para las compañías de la ópera y de ballet de la ciudad. El teatro también presenta juegos y musicales además de óperas y operetas. Fue fundado en 1834 bajo el nombre Basler Stadttheater. El primer teatro fue diseñado por el arquitecto Melchior Berri de swiss. En 1873 el trabajo sobre un nuevo teatro comenzó que fue diseñado por el der Jüngere de Juan Jacobo Stehlin. Este segundo teatro abierto en 1875, fue utilizado hasta que fuera destruido por el fuego el 7 de octubre de 1904. Los planes para un tercer teatro pronto fueron hechos, y el teatro finalmente abrió en 1909. El cuarto teatro abierto con esa denominación data de 1975.

3 Carolina Avigliano integrante de Andarivel Teatro cuenta como se formó el grupo: - “En un primer momento, Laura Brauer, directora de Sum Sum, convocó a actores para trabajar en su proyecto. Si bien el denominador común fue Laura, casi todos los integrantes habían compartido espacios tanto en el ámbito profesional como en el espacio de formación artística (seminarios de clown/ cursos sobre la técnica de Brecht/ Carrera en la Emad/Andamio 90, etc.) Al poco tiempo, este conjunto de actores convocados para un proyecto específico empezó a vislumbrarse como un grupo de pertenencia creativa e identitaria, un espacio de construcción conjunta“: Andarivel teatro”. Más allá de los excelentes climas de trabajo que surgían de los ensayos, y que son súper importantes a la hora de “poner una obra”, había algo que trascendía lo laboral y que tenía que ver con las relaciones humanas, con lo vincular, con la alegría y necesidad de “contar lo mismo” y de trabajar colectivamente. Había un entendimimiento mutuo que fue abriendo el panorama y de pronto ya no estábamos reunidos solamente para estrenar Sum Sum: el grupo había tomado entidad propia. Y había que dejar la corriente creativa aparecer, fluir y decantar: como las bollas de un andarivel pero con una impronta grupal en cada nuevo proyecto. Empezamos con Sum Sum, la obra de la autora suiza Laura De Weck que se estrena por primera vez en español. Y tenemos en vista otra obra de un autor inglés tampoco estrenado aún en nuestro idioma. Así, la impronta va tomando forma y procuraremos crear nuestra identidad desde este “dar a conocer al público hispanohablante a autores contemporáneos de otras latitudes”, a la vez que “tender un puente que abra al diálogo con otras culturas”. Nos interesa también dar lugar al “cambio de roles dentro del grupo”: al tomar otro la dirección, cambia el punto de vista de la narración y se democratiza el criterio. De esta forma el andarivel está siempre en movimiento. (tomado de El altillo Under, 15/06/2011,SUM SUM, entrevista a Carolina Avigliano y Laura Brauer)






sábado, marzo 19, 2011

Tyrone Power vuelve a enamorar



Cuando la realidad se vuelve intolerable … quedan los sueños


Susana Llahí


No aceptar la realidad, querer huir de la monotonía de la vida y no atreverse o no poder, sentir que la cotidianidad nos opaca y nos fagocita implacablemente mientras el tiempo pasa, es uno de los conflictos más fuertes a los que suele enfrentarse el ser humano. Éste es el tema de la pieza escrita y dirigida por Luis Rosatti.
            La historia plantea la vida de dos hermanos: ella, modista que sostiene la economía de la casa, él, enfermo psiquiátrico que ha sido dado de alta dado que su condición permite la inserción familiar. El hermano es un personaje obsesivo que se ubica en la irrealidad del cine de Hollywod de los años 40’ y 50’, su hermana adhiere a esa locura y juntos construyen un mundo con reglas propias alejado de toda lógica. Lógica a la que la mujer regresa por momentos para cumplir con  las obligaciones que le impone el trabajo. El médico psiquiatra que controla al enfermo es el amor imposible de esta mujer.
Luis Rosatti definió una escenografía despojada donde sólo dos elementos marcan los espacios que alberga el adentro: el maniquí, que remite al trabajo de modista que realiza la hermana y el baúl, lugar donde se guardan los disfraces que visten los sueños de ambos. En el adentro se conjugan esos dos espacios: el que protege del afuera, la realidad y el transcurrir de la vida y el del apasionado mundo del cine. El afuera es vida pero también dolor. Significa la realidad del psiquiático y la presencia del amor que no puede ser. La situación es opresiva, circular y sin salida. La hermana no puede tomar decisiones con relación a la enfermedad de su hermano y con dolor, en secuencias de enfrentamiento con su hermano, plantea los conflictos que castigaron la infancia de ambos y que de alguna manera definieron sus destinos: la infidelidad del padre y la rigidez de la madre. Los personajes necesitan escindirse para lograr un momento de felicidad, allí, en  el desdoblarse para poder soñar, la hermana cae en su crisis de identidad: ¿quién es?, ¿la humilde modista o la estrella de Hollywood que puede soñar con el amor del médico?. Los momentos de amor en que los hermanos teatralizan las escenas cinematográficas tocan los límites del incesto, el desdoblamiento, el yo escindido, no puede racionalizar el límite entre hermano/a-enamorado/a. Los procedimientos oníricos que estructuran la pieza, se marcan y acentúan en el color blanco del maquillaje y vestimenta del psiquiatra que puebla la imaginación de la hermana asumiendo el rol de Tyrone Power.
La puesta, con actuaciones necesariamente teatralistas, posee la gracia que le impone la ductilidad de los dos hermanos tanto para el baile como para  el canto.  Música original muy bien interpretada  y un vestuario que nos ubica exactamente en el espacio real y en el onírico.
Finalmente, los tres personajes quedan presos del sinsentido. Pero, ¿vale la pena salir del sinsentido cuando permanecer en él significa la única manera de sobrevivir a una realidad que es pura encerrona?




Tyrone Power vuelve a enamorar de Luis Rosatti. Actores: Vicky Rodríguez. Santiago María Ojea. Norberto Muzzi. Música original: Oscar Oubel. Realización escenográfica: Román Matías Gómez. Realización de vestuario: Gabriela Molinari. Luminotecnia: Jimmy. Prensa: Te hago la prensa. Asistente de dirección y arte: Silvia Urich. Dirección: Luis Rosatti.

La Tertulia. Domingo 20 hs. Gallo 826. T.E.: 6327-0303




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