La acentuada
individualización que conocemos actualmente no es, de ninguna manera, signo de
la liberación del sujeto que encuentra en los recursos propios los medios para
una gestión autónoma de su existencia.
(Le Breton,
1995:164)
Del prolífico dramaturgo
alemán, cuyas obras de teatro han sido muchas veces traducidas a varios idiomas,
Push up 1-3 fue estrenada en el 2001 en Berlín. “Push up” significa literalmente
empujar hacia arriba, y este es el clima que alcanza la propuesta de Gastón
Czmuch[i].
Porque da cuenta como las multinacionales están a la orden del día y como al
internacionalizar los mercados más allá de sus fronteras no sólo generaron un
cambio paradójico en la política y economía mundial –por un lado, un mundo
globalizado pero, por otro, la fragmentación de los estados nacionales y una
nueva división de trabajo, sino que también modificaron las relaciones
interpersonales y los valores sociales-laborales. Así el espació escénico de la
empresa multinacional está dividido a modo del montaje alterno, donde las
situaciones tienen correspondencia temporal. La escenografía con economía de
recursos y la cuidadosa iluminación construyen estos dos ámbitos totalmente
diferentes y, en cierto sentido, opuestos pero sin rivalidad, de este modo
atrapan al espectador, y éste puede focalizar su mirada en uno u otro extremo,
como en un juego de ping pong. Por un lado, el espacio lúdico es construido por
los personajes – Angélica y Sabina, Patricia y Roberto, Enrique y Juan - que en
una carrera por el éxito profesional se enfrentan como gallos de riña, por
alcanzar a cualquier precio poder dentro de la dicha jerarquía: la Dirección o la Junta Directiva o la Representación en
el exterior o…Los seis actores con profesionalismo van construyendo dentro del
cuadrilátero que ellos mismos construyen con sus cuerpos, los tres binomios en
conflicto. En el centro del mismo, entre los diálogos intensos se intercalan
con fluidez los miedos y las angustias de cada personaje, mientras su partenaire queda “suspendido” en
penumbras. La acción dramática adquiere un ritmo frenético como lo es la lucha
por tener una imagen exitosa, cierto status y el reconocimiento profesional.
Además, es interesante y le da más textura al texto espectáculo el otro espacio,
donde “nada pasa”, construido por María (Karina Mauro) y Enrique (Martín
Orellano), los dos personajes encargados de la seguridad del edificio. Ambos
observan en el “monitor” estos enfrentamientos en recintos privados, especialmente
María que no deja de estar atenta a lo que la “pantalla refleja” mientras come
una galletita o se lima sus uñas con un reiterado "¿O no?". Ellos que
están relajados, casi sin movimientos y con escasos comentarios, generan el
humor simple, el humor cotidiano pero, a la vez, irónico. Push up 1-3 es una propuesta estética de la globalización, donde
todo el grupo de profesionales del ámbito teatral son como las piezas de un puzzle que dan forma a un hecho
espectáculo totalmente acabado, sin fisuras.
Push up 1-3 de Roland
Schimmelpfennig. Traducción: Margit Schmöl. Elenco: Marigela Ginard, Guillermo
Lagüela, Héctor Leza, Diego Manara, Karina Mauro, Martín Orellano, Ayelén
Rubio, Victoria Troncoso. Fotografía y Diseño Gráfico: Valeria Arévalos. Diseño
de Luces: Ricardo Sica. Diseño de Vestuario: Mariano Legaspi. Maquillaje:
Sandra Alaimo. Diseño Sonoro: Mariana Emiliozzi. Asistencia de Dirección:
Valeria Arévalos. Dirección: Gastón Czmuch. Código Montesco Teatro. A partir del 14 de octubre en
La Tertulia.
LunaTeatral: ¿Cuál
fue el punto de encuentro entre el autor y el director?
Gastón Czmuch: Con
respecto a como llegue a la obra, puedo decir que casi de casualidad (digo casi
porque soy partidario más de las causalidades que de las casualidades). Estaba
en una librería y, ávido de textos nuevos para leer, vi un libro de un autor
desconocido para mí... Roland Schimmelpfennig. Ahí nomás decidí comprarlo y
debo decirte que lo tragué. Me pareció genial. En estas obras había de todo:
por momentos guiños de realismo mágico y, por otros, textos con mucha crudeza y
contundencia. Al leer los estudios críticos que la editorial decidió publicar
en esa edición, me encuentro con que uno de ellos menciona a Push Up. Automáticamente me puse en
contacto con el Goethe y ellos me facilitaron la versión en español del texto.
En aquel entonces yo estaba pasando un momento laboral complicado y la
aparición de esta obra puso las palabras que mi boca necesitaba pronunciar. Uno
de los recursos (que en lo personal es algo que me gusta mucho) que el autor
utiliza para poner de manifiesto sus ideas y pensamientos es el de la
superposición. Esta metodología la propone de maneras diferentes: en algunos
textos (como en La mujer de antes)
utiliza los flashbacks o flashforwards... generando
modificaciones de sentido de una misma situación; en otros (como en Antes y después) utiliza como patrón de
escritura el patchwork... relatando
situaciones "supuestamente" inconexas; y aquí, en Push Up 1-3, propone dos tipos de superposiciones
para generar contrapuntos: una primera que son los monólogos a público, en
donde los personajes muestran de manera descarnizada lo que no se animan a
decir cara a cara. El otro contrapunto son el prólogo y el epígrafe: los
guardias de seguridad, estos personajes (que en el texto original no aparecen
más que para sus monólogos) base de esta pirámide y con ninguna pretensión e
intención de ascender, entienden más como se mueve el juego... más que los
propios ejecutivos. Tal vez, en su rol de "estar" (y no de "ser”,
como es la de los otros seis personajes) y un poco ese juego de Gran hermano que se da por las cámaras
de seguridad hace que puedan ver otras cosas. Además en ellos está claramente
puesto el acento en el vínculo que mantienen entre ellos, en contraposición con
los otros.
Le Breton [1990]
1995. “De lo inaprensible del mundo moderno a lo inaprensible del cuerpo”, en Antropología del cuerpo y modernidad.
Buenos Aires: Nueva Visión: 164-167.
[1] Roland
Schimmelpfennig: nació en 1967 en Göttingen (Alemania) y trabajó como periodista
después de graduarse de la escuela secundaria en Estambul. En 1990 comenzó un
curso de dirección en la Otto-Falkenberg-Schule de Munich. Después de graduarse
se convirtió en asistente y luego director artístico del Munich Kammerspiele. http://de.wikipedia.org/wiki/Roland_Schimmelpfennig
[2] En
el 2002 egresó de la Escuela de Teatro de Avellaneda, donde se formó como actor
y, mientras tanto, fue tomando diferentes cursos particulares con docentes como
Emilio Ruperez, Claudio Depirro y Julio Chavez. En el 2004 ingresó al IUNA a la
Licenciatura en Dirección Escénica. Allí comenzó a trabajar en paralelo como
Asistente de Dirección de varias puestas, entre las cuales Czmuch destaca: La Cantante Calva de Eugene Ionesco bajo
la dirección de Gastón Chiesa en el 2004-2005; Medea, una tragedia miserable, adaptación de la tragedia de
Eurípides de Edward Nutckiewicz y la dirección de Gustavo Bonamino en el 2008;
y una Asistencia meritoria en Apenas el
fin del mundo de Jean-Luc Lagarce con la dirección de Cristian Drut en
2008-2009. En el 2010 participó como Director en el ciclo organizado por el Teatro
Silencio de Negras realizando la
puesta en escena de El Orfeo de
Alejandro Tantanián.