El mito conmovedor de Antígonas es (…), uno de los de mayor repercusión en el tiempo, tal vez porque los enfrentamientos entre las obligaciones primordiales que plantea la heroína y los deberes de coyuntura que opone Creón has sido uno de los conflictos persistentes en el mundo occidental.
(Perinelli, 2011: 82)
El
teatro físico no es una disciplina tan habitual o conocida en nuestro campo cultural
teatral, sin embargo, tiene una larga lista de teatristas que indagaron en sus
posibilidades y en búsqueda de su origen podemos rastrearlo hasta la Antigüedad, donde los
ritos teatrales de oriente y occidente lograban la transformación del cuerpo
cotidiano, en cuerpo escénico no cotidiano. Un buen ejemplo de estas prácticas
era la Comedia
del Arte, manifestación físico-popular que hasta el día de hoy sigue dando
productividad teatral desde sus procedimientos. Directores como Jacques Lecoq, Meyerhold, Artaud, Brecht,
Grotowski, Brook, entre otros, comprendieron la importancia del cuerpo tanto
como la palabra en el hecho escénico. El teatro físico está influenciado sobre
todo por el teatro oriental y la danza contemporánea. Algunas de las cuales
tienen en la escena de nuestro teatro gran proyección: Butoh, expresión que
proviene de Japón, Mimo corporal de la mano del creador francés Étienne
Decroux, los procedimientos del mimo en Lecoq, y todas las habilidades que
propone como recurso legítimo, la acrobacia. Yamil Ostróvsky es director y
docente de este estilo de teatro donde el proceso de producción aúna de manera
diferente el soporte de la palabra, el texto dramático y el cuerpo del actor
que se convierte en soporte material del cuerpo del otro, mientras este dice su
parlamento, es decir, se expresa
verbalmente[1]. La
acción comienza en apagón total con las voces en off, envolviendo al espectador
con el drama que se va a suceder, luego la luz pasa a una penumbra que
lentamente nos va introduciendo en la discusión entre Ismene y Antígona y su
trágico origen y destino. Las actrices llevan adelante la intriga en una
confrontación que se apoya en el diálogo y en el choque de los cuerpos que por
momentos se entrelazan en una coreografía ajustada; mientras los personajes
masculinos que serán Creonte y el mensajero construyen con los cuerpos un
relato en perspectiva. En el espacio escénico, totalmente despojado y cuya
iluminación es casi onírica, cada intérprete va otorgándole a la tragedia un
ritmo muy actual. La eterna discusión entre los valores religiosos y los
políticos se materializa en cada cuerpo, unión perfecta entre el bailarín /
actor con su personaje. La obra clásica Antígona de Sófocles tiene una fuerte situación dramática y en esta
puesta, en particular, está acentuada por la intensidad producto del
movimiento. El teatro físico nos aproxima a la tragedia desde una energía
interna, vivencial, más allá de la escritura poética del autor griego. Siguiendo
a Matoso, “El lenguaje poético impregna el cuerpo como si éste fuera una
partícula única, sintética, armónica, llena. El poema con su palabra llena, se
hace metáfora del cuerpo”. (2008: 114) El espectador atento va siguiendo el agón[2]entre
Antígonas y Creón como también al coro que en cada intervención construye un
cuerpo coral y social. Con profesionalismo cada ejecutante dice su parlamento
con el tono adecuado para el desarrollo trágico, mientras sus movimientos
fluyen sin sobresaltos, con una plasticidad que parece escapar de la fuerza de
gravedad. Esta estructura coreográfica propone un modo de representación
especial, pues el movimiento
originado desde el interior encuentra el punto de contacto, en el exterior, con
el espectador y es acompañado, a su vez, por el discurso verbal. Pero sin
subordinación del discurso corporal y es allí donde la obra encuentra su
esencia, podemos percibir lo que expresan los personajes y la relación
que éstos establecen entre sí. Porque en cada movimiento, en cada cuerpo se
hace presente el lugar de representación, del ritual, y se entrama desde la
vivencia imaginaria del cuerpo en relación con el otro y con el mundo ficcional,
para así constituirse en un texto espectáculo con cierta autonomía del texto
primero.
Matoso, Elina, 2008. “Poética-cuerpo-máscara”en El cuerpo, territorio escénico. Buenos Aires: Letra Viva: 143-148.
Perinelli, Roberto, 2011. Apuntes sobre la historia del teatro occidental. Buenos Aires: INTeatro: 79-86.
[1]
“La profundización del manejo de esta estética teatral parte de la búsqueda del
intérprete completo cuyo instrumento este preparado para cualquier necesidad
expresiva y así amplificar y liberar sus posibilidades dramáticas. Emparentado
con la búsqueda del teatro pobre
donde con el instrumento indispensable del teatro: el intérprete, con su cuerpo
despojado contenga todos los recursos expresivos necesarios para cualquier
representación.”
[2]
Perinelli define a agón como una contienda, disputa formal entre dos
personajes y en la que el coro, en
general, actúa de juez (2011: 85)
[3] Si bien es Sófocles quien le dio el protagonismo total a Antígonas debemos recordar que Esquilo la presentó en la escena final de Los siete contra Tebas