El fado1 es un género musical que
como el tango porteño nos habla de las distancias y las saudades a través de
una melodía que nos envuelve el alma. En una de las noches más desapacibles de
este Buenos Aires que nos tiene acostumbrados a la ciclotimia de su clima, se
llevó adelante el comienzo de la quinta temporada en el espacio CAFF de una
conjunción musical que reunió las voces de Karina Beorlegui y Dolores Solá,
junto a los músicos Los primos Gabino, y los integrantes de La Chicana. Como siempre en estos
eventos donde el espectador se siente protagonista en el diálogo abierto que se
establece con los artistas, hubo invitados de lujo: Santiago Berni en
percusión. A sala llena, el espacio central cubierto de mesas donde se podía
compartir una bebida o una sabrosa comida, los bordes fueron también ocupados
por un público que no quería perderse la oportunidad de escuchar y ver en
acción a dos intérpretes excelentes, cada una en su estilo. La voz de Karina
nos llevó por un recorrido que dibujaba los paisajes portugueses, con anécdotas
entre la ternura y la picaresca ,con un toque de política coyuntural, en un
ambiente donde la mayoría comulgamos la misma misa que se ejecutaba en escena;
el apoyo a la Ley
de Medios, constitucional como declaró la Corte y por lo tanto, a disposición para darle a
cada quien el espacio que merece. De
riguroso negro, su figura establecía con su pregnancia y sus movimientos un
segundo lenguaje más allá de los idiomas, y que tiene que ver con la capacidad
no sólo del color y el registro de su voz sino con la capacidad de interpretar
y sentir los temas. Tangos, milongas y fados se fueron deslizando como un
camino de terciopelo para los atentos oídos, y hasta una poesía de Pessoa lleno
la noche de reminiscencias y deseos compartidos. Fernando Pessoa que dijo del
fado:
«El fado no es alegre ni triste [...] Formó el alma
portuguesa cuando no existía y deseaba todo sin tener fuerza para desearlo
[...] El fado es la fatiga del alma fuerte, el mirar de desprecio de Portugal
al Dios en que creyó y que también le abandonó».
De esa manera, ella y sus músicos tejieron en escena los cuadros de una
historia desde los inicios de un encuentro casual, -a partir de la pérdida de
una portuguesa- hasta aquellos que fueron marcando una época en cada nueva
edición. La Chicana
subió al escenario casi en continuidad, y puso en marcha algunos de los últimos
temas de su cd, Revolución o Picnic.
El tema que da nombre al mismo fue el elegido para comenzar una noche a pura
melodía, donde tampoco estuvo ausente la coyuntura, “…le he visto la cara al
rey…” es un verso de una canción que anécdota bilbanense mediante, fue dedicada
a un personaje cuyo poder mediático es conocido por todos, aunque su cara no
nos sea tan visible pero se multiplique en todos los rostros que toman su
discurso y lo reproducen; si pensaron en Héctor Magnetto, no se equivocaron. Vestida
también de negro, en un estilo gótico – romántico, y acompañada por un abanico, Dolores comenzó su
presentación en permanente diálogo con el espectador, y desde una presencia que
se afirmaba en cada nota y en nueva canción. Un final a dúo donde ambas
intérpretes se lucieron en la profundidad del registro de sus voces, y donde se
impuso desde la platea un bis bajo el deseo de todos. La chicana luego de un
recital gratis en el Polideportivo Municipal La Patriada de Florencia
Varela en el día 3/ 11, iniciarán una gira donde el conjunto actuará el sábado
9 en Studio Theater de Córdoba, allí brindará un show benéfico para el Hospital
Pediátrico de esa ciudad en el que tomará parte el artista plástico Milo
Lockett, y preparan una nueva edición del festival tanguero en el neuropsiquiátrico
porteño Borda que se hará los primeros días de diciembre. Su música fusiona el
tango con nuevos ritmos, y aborda también el fado, o la cumbia como en la
presentación de esta vez, que no es la primera que llevan adelante en el CAFF.
Un tango que se piensa a sí mismo como un género vivo, que representa la
mitología de un tiempo propio y que lejos de estar cristalizado, o vuelto a un
pasado que lo ancle para siempre en una geografía detenida, tiene en los
artistas de La Chicana
la posibilidad de jugar con la búsqueda de una expresión que de cuenta de un
mundo que lo incorpore como su música, porque se siente dentro de su propio
ritmo. El camino no es fácil, como nunca fueron para los géneros tradicionales
alejarse de su origen y ser aceptados, Dolores Solá dixit: “las propuestas son
muchísimas, los pibes estudian bandoneón y componen y hay mucha movida, pero
lamentablemente no podemos romper con que a la hora de la masividad se siga
eligiendo un tango que es una mersada y que está ligado al pasado” Un espectáculo
imperdible al que sólo resta resaltar la excelencia de los músicos tanto de Los
Primos Gabino, como de los que conforman La Chicana, cuya maestría fue un disfrute más de una
noche a puro placer; y por último dar las gracias por tanto talento compartido.
Fado Tango Club: Episodio 7: Músicos e intérpretes: Karina Beorlegui & Los primos Gabino, el trío de guitarras integrado
por Juan Pablo Esmok Lew, Esteban Ruiz Barrea y Nacho Cabello. “El origen” + La Chicana: Dolores Solá y
Acho Estol. Artista invitado: Santiago Berni. Espacio CAFF (Club Atlético
Fernández Fierro) Prensa: Ana Garland.
Hemeroteca on-line: “La chicana se suma al Fado Tango Club, en el CAFF”
en Telam Espectáculos, 31/10/2013.
1 El fado es la expresión más conocida internacionalmente de la música portuguesa En el fado se expresan los malos momentos de la vida a través del canto. Generalmente es cantado por una sola persona, acompañado por la «viola» (guitarra española) y la guitarra portuguesa. Los temas más cantados en el fado son la melancolía, la nostalgia o pequeñas historias del diario vivir de los barrios humildes, pero especialmente el fatalismo y la frustración. Dicen unos que esta música nostálgica y profunda, estas canciones desgarradas, nacieron hace siete siglos, cuando los árabes vivían en la colina del castillo de San Jorge de Lisboa. Argumentan que el fado tiene parecido con la música popular del norte de África en sus prolongados quejidos y en el tratamiento de lo cotidiano. Otros piensan que el fado es más joven y se cantó, por primera vez, en alguna vieja taberna de Alfama, Graça o Mouraria, alguna noche triste del siglo XIX. Documentalmente sólo se comprueba la existencia del fado a partir de 1838, aunque hay quien identifique su origen con los cantos de las gentes del mar, inspirados en la soledad, la nostalgia y los balanceos de los barcos sobre el agua. A pesar de los numerosos investigadores —Gonçalo Sampaio, Mascarenhas Barreto, Pinto de Carvalho o Rodney Gallop— el misterio de sus orígenes todavía no se ha desvelado. Una de las mejores definiciones de fado la ofrece la propia Amália Rodrigues (1920-1999), considerada la Embajadora artística de Portugal: «el fado es una cosa muy misteriosa, hay que sentirlo y hay que nacer con el lado angustioso de las gentes, sentirse como alguien que no tiene ni ambiciones, ni deseos, una persona..., como si no existiera. Esa persona soy yo y por eso he nacido para cantar el fado». Amália puso emoción y voz de fado a grandes poetas portugueses O`Neill, Manuel Alegre, Homem de Melo y Camoens. (Wikipedia)
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