
La puesta, dirigida por Walter Velázquez en el Teatro del Abasto,
presenta como estructura una continuidad de cuadros o sketchs, unidos
por los personajes y la temática, donde la sátira a las instituciones
que constituyen el sostén del discurso de la humanidad es desvastado.
Las actuaciones, que no siempre logran estar conectadas entre sí por lo
desparejo de su performance, apelan a lo más bizarro para dar cuenta de
una crítica /denuncia sobre los representantes que detentan el poder,
quienes son los causantes del dolor, la muerte violenta, la falta de
oportunidades, la ausencia de fe, la destrucción de una humanidad que no
acierta a ponerle freno a tanto desquicio. Los personajes como
superhéroes tienen una misión, pero como antihéroes fracasan
estrepitosamente cada vez que intentan iluminar la oscuridad que nos
rodea, perdiendo hasta para sí mismos el camino de la luz. Desde una
estética cruel, que recuerda al teatro pánico de los setenta, y de una
literalidad sin filtros, la apelación al humor sarcástico y escatológico
no alcanza, sin embargo, para producir un continuum en el relato, que
si bien está fragmentado en cuadros, apela a un universo común. La
escenografía con mínimos recursos permite el desplazamiento de los
personajes y crea la atmósfera necesaria para el recorrido que realizan
en un no mundo, en un no lugar. Es un viaje sin tiempo, ni virtual ni
real representado, como a medio camino entre lo consciente y lo
inconsciente. Un viaje en el que se intenta transgredir la instituciones
vigentes: el Ejército, la Ciencia, la Iglesia, la Política en la
referencia a los espaldas mojadas mejicanos y la relación entre los
gobiernos de los Estados Unidos y México, que no ven lo que sucede al
sur del Río Bravo, porque ambos sacan un plus de una situación por demás
oprobiosa. El cuadro, donde se parodia a un cónclave eclesiástico, es
uno de los mejores en su resolución y su destacada caricatura desde el
vestuario. Los paneles de liviana tela que la iluminación destaca y
oculta van uniendo los diferentes sketchs, mientras la historia parece
como si girara en falso, porque estos antihéroes esperan sin saber, en
realidad, a quién ni cuando serán rescatados. Deportados de Neverland o
de cualquier lugar, ayer y hoy, aquí y allá, que intentan comenzar un
camino de regreso imposible de alcanzar.





Deportados de Neverland. Elenco: Alejandro Paker,
Gustavo Monje, Gonzalo Alfonsín, Diego Recagno y Luciano Cohen.
Asistente de Dirección: Jimena López. Entrenamiento Vocal: Coni Marino.
Coreografías: Julietta Cancelli. Escenografía y Objetos: Ariel Vaccaro.
Iluminación efectos técnicos: Ricardo Sica. Vestuario: Soledad Galarce y
Melania Lenoir. Arreglo y composición musical: Luis Sticco. Arte
Fotográfico: Clara Muschietti. Dibujos: Valeria Stilman. Diseño Gráfico:
Exequiel Abreu. Asistente: Belén Pedernera. Producción Ejecutiva:
Andrea Feiguin. Prensa: Tehagolaprensa. Dramaturgia y Dirección: Walter
Velázquez. Teatro del Abasto (2011)
http://velazquezwalter.blogspot.com/2011/07/deportados-de-neverland-estreno-mundial.html
http://www.teatrodelabasto.com/
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