
Wenceslao: Hay dos clases de tiempo, chinita mía: el
tiempo que hace y el tiempo que pasa; el tiempo que pasa no importa lo vas a
entender cuando seas vieja, si tenés suerte. Lo que importa es el tiempo que
hace, y vivir de acuerdo con él, porque es nuestro hermano de veras. ¡Adiós
m’hijita! ¡Adiós Largui! (137)
La muerte es una
presencia desde la naturaleza misma y es un personaje que se guarda en los
cuerpos de los otros para dar cuenta de su trabajo, como en la China (Paloma Contreras) que
realiza un muy buen trabajo en la expresión de un personaje femenino: seductor
y perverso, que se enfrenta a la imagen de un padre para escalar su libertad
con el casamiento con quien puede ser su posible medio hermano. Su mano, es
herramienta de la huesuda que gira en torno de todos, y exacerba la naturaleza;
o en el propio Wenceslao, quien la guarda en sí como un recurso más para
evadirse de la vida. La secuencia del suicidio en escena trasgrede también las
reglas de un género, cuyos autores tuvieron siempre problemas con crítica y público ante tamaño atrevimiento1. La escenografía, que acompaña una buena
disposición lumínica y de sonido, da cuenta de los diferentes escenarios
geográficos que aparecen en la pieza, desde el litoral entrerriano, las
cataratas misioneras, hasta la porteña Buenos Aires y su sueño de fantasía. De
este modo, el dispositivo escénico convoca al mundo ficcional de Copi en el
cual, la desmesura y la manifiesta extravagancia van de la mano en su
particular estilo que se desarrolla en un
tiempo impreciso. Tarea nada fácil si pensamos que la profusión de este mundo fue
representada en la Sala
Orestes Caviglia, pues su intenso y trasgresor ritmo interno
permite llegar casi al margen de lo que puede aceptar un espectador
desprevenido. Nuestra focalización pareciera ser azarosa pero nada más erróneo:
los practicables construyen un nuevo espacio en segundos mientras una
iluminación general juega con los colores y matices más apropiados para terminar
de cerrar el clima de la escena. Así el recorrido de un carro o de una
bicicleta forman la elipsis imaginaria de una escritura neobarroca, donde nunca
hay un solo centro y se destaca el detalle en el devenir dramático. Quizá,
porque en la escritura de Copi los límites son imprecisos y oscila entre dos
lenguas y entre dos países (Argentina – Francia) encontramos sin dificultad elementos
del neobarroco. Esta puesta en escena, en particular, acierta al materializar una
suerte de lejanía que deja al descubierto cierta decadencia en el individuo. Situación
dramática que provoca la disimetría en el centro escénico y que genera, a su vez,
una tensión que se expande necesariamente sobre el espacio del público. El
exceso intrínsico del texto primero desencadena el desorden en el orden del
texto segundo: puro simulacro para la representación de una realidad fragmentada
por distintas perspectivas.

La sombra de Wenceslao de Copi. Elenco: Lorenzo Quinteros, Luis Longhi, Ernesto Zuazo, Andrea Jaet, Mario Alarcón, Mosquito Sancineto, Paloma Contreras, Alejo Bertín Cardozo, Alfredo Zenobi. Asistente de dirección: Marcelo Méndez. Producción TNC: David Hoyo. Fotografía G. Gorrini / M. Cáceres. Diseño gráfico: Verónica Duh, Ana Dulce Collados. Diseño sonoro: Daniel Ibarrart. Coreografía: Carolina Pujal. Iluminación: Leandra Rodríguez. Vestuario: Daniela Taiana. Escenografía: Marcelo Valiente. Dirección: Villanueva Cosse. Teatro Nacional Cervantes.
http://www.teatrocervantes.gov.ar/nuevo_sitio/
Calabrese, Omar,
1999: La era neobarroca. Madrid: Cátedra.
Copi, 2002. Cachafaz / La sombra de Wenceslao.
Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora.
1 El cambio de final de Barranca abajo (1905) de Florencio Sánchez, y la crítica sobre el autor de Mariano Bosch, por la conformación de sus gauchos, es ya historia dentro de nuestro teatro rioplatense. Copi, toma géneros constituidos y constituyentes de nuestra identidad para atravesarlos por la acidez de su mirada, que logra desmitificar sus personajes.
excelente todo!!! muchisimas gracias !!! por su observacion y analisis de nuestra puesta!!! viva copi y el teatro argentino!!!
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