Absurdo teatro
Por la Compañía Mixto
El Grand- Saint-Antoine al pasar ante Cagliari no depositó allí la peste, pero el virrey percibió en sueños algunos de sus efluvios y no negaremos que entre la peste y él haya habido cierto tipo de comunicación, en extremo sutil, pero mensurable, ya que es demasiado sencillo atribuir la difusión de tamañaza enfermedad al simple contagio por contacto.
(Antonin Artaud)
María de los Ángeles Sanz
Un espacio por debajo del mundo, el mundo un barco, la vida es un barco y los personajes están sumergidos por debajo de ese mundo, en la bodega, alejados de todos, como apestados, con una misión que ignoran y que se resume en la sobrevivencia. El espacio escénico, reproduce desde los objetos el locus donde los personajes viven en una atemporalidad aterradora la degradación de sus vidas, de hombres a animales, a cosas, a material de desecho. Elementos que si en un primer momento parecían sólo ilustrar el recorrido discursivo, luego el espectador comienza a comprender su verdadera carga simbólica. La luz y su ausencia, que abre y cierra las situaciones que se tejen en un presente continuado, acelera en su proceso el desenlace; con secuencias más extensas en un principio y que luego se van comprimiendo en la duración mínima de luz /apagón. El trabajo de los dos actores con el cuerpo, atravesado por la crueldad del encierro sin sentido, y el tiempo sin límite, -tiempo subjetivo, tiempo no cronológico-, va en su devenir a la nada, señalando su transcurso, como las hojas de los árboles en Esperando a Godot. La presencia en el sistema teatral de Buenos Aires de puestas que se construyen a partir de los procedimientos del absurdo de amenaza, es un punto de reflexión; ya que éste sitúa a los personajes en una situación cotidiana, en espacios claustrofóbicos, de donde aparentemente se podría salir, pero cuya fuga es evitada por una amenaza indefinida, de rostro desconocido, de nombre insospechado, que siempre proviene del afuera. Es aquello que sumerge a los personajes de la puesta, cada vez más en su propia destrucción, y que cuando uno de ellos se atreve a romper con la barrera que los separa, el retorno es inevitable, ante el horror que los espera. Siempre el mal que acecha, el espanto que los rodea, es aún más terrible, que dejarse no ser dentro del vientre de la ballena. Por otra parte, ese cuerpo que ocupa el espacio de todas las maneras, y el monólogo final, recuerda al teatro de la crueldad, donde Antonin Artaud, compara al teatro con la peste, y asimila ésta última no a la propagación de un bacilo o microbio, sino a un momento histórico que produce en las mentes de los protagonistas la situación que provocará la llegada de la mortal epidemia:
Sería conveniente que el tal doctor dijera de que manera absolutamente todas las grandes pestes, con o sin virus, se extienden por cinco meses y luego decae su virulencia, y cómo fue que aquel embajador turco que pasó por el Languedoc a fines de 1720 logró trazar una línea imaginada por él que atravesaba Avignon y Toulouse, y unía Niza y Burdeos, señalando los límites geográficos del flagelo. Y por qué los acontecimientos se dieran de tal manera. (Artaud, 2002, 18)
Si el absurdo es la poética que habla del sin sentido en el mundo, que deconstruye el lenguaje para develar una realidad que no aparece en el discurso, la permanencia necesaria de su expresión en nuestro teatro, nos dice desde esa lengua fragmentada, de la banalidad que la palabra ha adquirido, del descreimiento en su significancia y del vacío de su semántica. Si lo político suele ser, en el mejor de los casos, una puesta en escena bien instrumentada desde el discurso, al teatro le queda la opción de romper con su la literalidad y construir desde los cuerpos y las acciones, una otra verdad posible, que nos permita al menos la discusión dialéctica.1 Los seres atrapados en la bodega, llevados al paroxismo por las muy buenas actuaciones de Ezequiel Pandolfi y Claudio Loello, nos narran una peripecia mínima que puede ser leída en clave universal2. La dirección de Fabio Tiberi concreta con eficacia la armonización de todos los elementos presentes en el espacio escénico bajo la precisa mano de Ricardo Sassone, la utilización de los objetos, la excelente presencia de la luz, la inquietante música dodecafónica de Diego Dzilovski que acompaña el viaje, y los cuerpos transitados por el abandono, el hambre y el deseo.
Sería conveniente que el tal doctor dijera de que manera absolutamente todas las grandes pestes, con o sin virus, se extienden por cinco meses y luego decae su virulencia, y cómo fue que aquel embajador turco que pasó por el Languedoc a fines de 1720 logró trazar una línea imaginada por él que atravesaba Avignon y Toulouse, y unía Niza y Burdeos, señalando los límites geográficos del flagelo. Y por qué los acontecimientos se dieran de tal manera. (Artaud, 2002, 18)
Si el absurdo es la poética que habla del sin sentido en el mundo, que deconstruye el lenguaje para develar una realidad que no aparece en el discurso, la permanencia necesaria de su expresión en nuestro teatro, nos dice desde esa lengua fragmentada, de la banalidad que la palabra ha adquirido, del descreimiento en su significancia y del vacío de su semántica. Si lo político suele ser, en el mejor de los casos, una puesta en escena bien instrumentada desde el discurso, al teatro le queda la opción de romper con su la literalidad y construir desde los cuerpos y las acciones, una otra verdad posible, que nos permita al menos la discusión dialéctica.1 Los seres atrapados en la bodega, llevados al paroxismo por las muy buenas actuaciones de Ezequiel Pandolfi y Claudio Loello, nos narran una peripecia mínima que puede ser leída en clave universal2. La dirección de Fabio Tiberi concreta con eficacia la armonización de todos los elementos presentes en el espacio escénico bajo la precisa mano de Ricardo Sassone, la utilización de los objetos, la excelente presencia de la luz, la inquietante música dodecafónica de Diego Dzilovski que acompaña el viaje, y los cuerpos transitados por el abandono, el hambre y el deseo.
Sumergidos de Compañía Mixto3. Elenco: Ezequiel Pandolfi, Claudio Loello. Música original: Diego Dzilovski. Diseño escenotécnico: Ricardo Sassone. Producción escenográfica: Compañía Mixto. Realización de vestuario: Compañía Mixto. Diseño Gráfico: Darío Odriozola. Dirección: Fabio Tiberi. Teatro Entretelones: E. Martínez 1427.
Artaud, Antonin, 2002. El teatro y su doble. Buenos Aires: Retórica Ediciones.
Bertol, Rody, 2009. Inversión, fracaso y sentido. En algunos modos de la puesta en escena. Rosario /Santa Fe: Centro Experimental Rosario Imagina. Instituto Nacional del Teatro.
1 “Pues de la misma manera que los cuadros de la peste, un poderoso estado de caos físico, son algo así como las postreras descargas de una fuerza espiritual en declinación, las imágenes de la poesía en el teatro tienen poder espiritual porque comienza su trayecto vital en lo sensible dejando de lado la realidad”. (Artaud, 2002, 21)
2 Como afirma Rody Bertol: “Experimentamos en el teatro que el sentido es un adolescente demandante, en tanto el sentido se apresura a dar sentido, el que reafirma o el que tienta lo novedoso. El actor afirma y se desmiente, dice y se desdice con su cuerpo, actúa la palabra en la acción, en la polifonía de la voz, con la sensualidad, la plasticidad y el tiempo de esa palabra. La puesta organiza los signos deliberadamente, en la sospecha o en la complicidad de una realidad ausente, interviniendo un modo velado, para que en definitiva provoque la fuga de un sentido, o la posibilidad de deslizarse sobre varias líneas de sentido a la vez. (Bertol, 2009, 27)
3 La compañía MIXTO se crea en el año 2007. Su primer trabajo de investigación se centró en la problemática de las mujeres golpeadas, lo que desembocó en el abordaje de “Los Perros” texto dramático de la autora mexicana Elena Garro. La obra fue estrenada en el Teatro Andamio 90 en Noviembre de 2007. En el año 2008 el grupo investigó en el género cómico a partir de textos de diversos autores teatrales y también de los integrantes de la compañía, en constante articulación con el lenguaje musical, lo que dio origen al segundo espectáculo: “Nes pas casualité” varieté de humor con música en vivo. En el año 2009 empieza a investigar en el género absurdo a partir de textos de Samuel Beckett y Eugene Ionesco. Durante los ensayos empieza a quedar configurado un texto propio, con inter-textos de Beckett y de Antonin Artaud, de nombre “Sumergidos”, en el cual la compañía trabajaría hasta la actualidad. Paralelamente en el 2010 el grupo comienza los ensayos de una nueva obra, que aun no se titula, y en la que se investiga a partir de la obra de Alejandra Pizarnik con un soporte estético de Teatro-Imagen. Los roles dentro de la compañía varían según el espectáculo a conformar. La dinámica es de constante desarrollo grupal e individual en función de las necesidades que se presentan en cada desafío. No se trabaja en modalidad de cooperativa con producción, dado que uno de los integrantes es quien aporta el capital para la ejecución de los proyectos. Integrantes de la Compañía: Romina Michelizzi; Claudio Loello; Ezequiel Pandolfi; Ayelén Díaz González; Fabio Tiberi; Diego Dzikovski; Darío Odriozola. http://www.entretelonesteatro.com.ar/
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