Gregorio de Laferrere escribe en 1908 para su actriz preferida, Orfilia
Rico, un monólogo que luego deviene en una comedia de costumbres que mucho le
debe al vaudeville. Alicia Zanca produce una puesta sobre ese texto primario
que exalta los elementos de teatralidad que Laferrere desarrolló en su
escritura, y le da al personaje de Doña María un plus que profundiza un punto
de vista que no está ausente en la comedia original; ya que el autor dibuja con
rasgos de fuerza y masculinidad a esa madre convertida en jefa de un hogar que
se desbarranca, en dos sentidos, se va hacia el fondo de sí mismo, al barranco
de su vida, y por otra parte, sale de los principios que el capitán Barranco
había instituido para sí mismo y su familia. Que un personaje femenino que se
las trae, sea llevado adelante por un actor, no es nuevo en la trayectoria del
teatro nacional, pensemos en una pieza como La
tía de Carlos, y su homónima película, cuyo rol fue llevado adelante por
Pedro Quartucci, o más cercano en el tiempo la inefable “nona” de La Nona
de Roberto Cossa., que llevaran adelante Ulises Dumont y Juan Carlos De Seta,
entre otros.1 La directora entonces
profundiza la comicidad del personaje y exalta en el resto los rasgos y el ritmo propio que el vaudeville requiere,
sin ahondar en la problemática de
Carmen y la situación femenina en el
Buenos Aires de principio de siglo. Por otra parte, desde el vestuario, la
música (el tango, todavía considerado no conveniente para una casa de familia)
y la aparición de un aparato de radio, introduce a la obra en una temporalidad
otra, a través del recurso de la anacronía. La presencia de los actores en el
escenario reproduce las situaciones de aquellas puestas de las que tenemos
referencia por las críticas que se conservan de la época; aplausos a cada
entrada de un actor, ruptura permanente de la cuarta pared, complicidad con el
público, el chiste instantáneo, la improvisación y el morcilleo; y un régimen
jerárquico a la hora del saludo final donde el personaje central, que era el
capo cómico de la compañía, saludaba en último término para recibir el aplauso
cerrado del público. El grupo de actores, en esta su segunda temporada con la
puesta, llevan con fluidez la construcción de sus criaturas, las encarnan con
gracia obteniendo la respuesta del espectador en una risa continuada ante las
diferentes situaciones, y el silencio necesario cuando el momento lo requiere. La
Doña María que encarna Sebastián Koffman se mueve por el espacio
escénico con la libertad de haber incorporado su papel, provocando primero la
sorpresa pero luego conformando a esa madre autoritaria desde el humor sin caer
en lo grotesco, sino haciendo verosímiles sus actitudes y sus dichos. Pepa
(Antonella Placenti), Carmen (Soledad Lucchelli), y Manuela (Ximena
Castellanos), tienen un registro similar, ya que la dirección busca exaltar los
rasgos cómicos, y no se detiene en los conflictos filiales; los personajes de
Linares (Santiago Rodríguez) y Morales (Sebastián Dartayete), y la galería de
pretendientes de Carmen y Petrona (Agustina Panissa), Emiliano Arditi
(Barroso), Gustavo Castellano (Rocamora) y Pablo García (Castro), utilizan la
muletilla de gestos y palabras para componer también desde la teatralidad
requerida, cada una de las situaciones. La apuesta a la exterioridad de los
personajes es una fidelidad a la comedia de Laferrere, y también a un tipo de
actuación que nace en el circo criollo, y que basa sus aciertos en la mirada
imitativa sobre la sociedad y quienes la habitan, pero sobre todo en la
reacción de un público que ordena mundo desde el desdén o la aprobación. Las de Barranco dirigida por Alicia
Zanca, es una puesta con un aire de frescura que produce el entretenimiento que
la comedia requiere, desacralizando el lugar de pieza clásica, que con el
transcurso del tiempo conquistó. La comedia como género apuesta al juego y la
propuesta de esta versión también.
Las de Barranco de Gregorio de Lafèrrere. Elenco: Sebastián Koffman, Soledad Lucchelli, Antonella Placenti, Ximena Castellanos, Emiliano Arditi, Agustina Panissa, Santiago Rodríguez, Sebastián Dartayete, Gustavo Castellano, Pablo García. Dirección General: Alicia Zanca. Producción: Cooperativa “Las de Barranco”. Coordinación General. Antonella Placenti. Asistencia de dirección: Sol Beato. Asistente de escena: Sofía de Rosas. Diseño de maquillaje: Sofía Saccone. Realización de vestuario: Caro Aldana – María Méndez, Guadalupe Jiménez, Silvia Castillo. Escenografía: Javier Otero. Fotografía: Nicolás Uccelo. Musicalización: Sol Beato. Diseño gráfico: Emiliano Arditi. Diseño Web: Emiliano Arditi y Tamara Méndez.
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1 El personaje de la nona fue llevado adelante por Pepe Soriano, para la película dirigida por Héctor Olivera y producida por Aries, de 1978 y para el musical que produjo Eduardo Rovner por Hugo Arana en el 2009.
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