lunes, agosto 01, 2011

Cosmética del enemigo (2001/2011) de Amelie Nothomb




El teatro europeo más reciente vuelve sobre los pasos conocidos y reconoce en la palabra un soporte para expresar desde allí la suma de interrogantes que desvelan al ser humano desde siempre. Sin embargo, desde el discurso nos revela que la racionalidad, la lógica propia del realismo, debe ser dejada de lado porque no alcanza para explicar la violencia, la desazón, la lucha del hombre contra el hombre, ese instinto demencial que nos lleva como individuos a cometer los actos más aberrantes, y como sociedad a tolerarlos, a naturalizarlos como propios de nuestra esencia humana; incapaces de explicación para aquello que no se sujeta a las leyes que la “cosmética” de la cultura; de esa formalidad aparente que nos hace creer que todos somos sujetos de equilibrio y corrección desde la mirada exterior, desde la percepción de aquél que ve sólo lo que deseamos mostrar de nosotros mismos. Amelia Nothomb1 escritora belga nacida en Japón, cuya lengua es el francés, hija de un padre cónsul, que ha viajado por un universo que debe parecerle propio y cercano, elige para su novela el espacio de un aeropuerto para desarrollar el encuentro del personaje con ese otro, ese extraño que finalmente lo habita. Desde el expresionismo, o desde un romanticismo exacerbado, enfrenta a sus criaturas a un mundo abismal, sin ahorrarles nunca el camino del horror, ni a ellos ni a los lectores, que se acercan a mirarse en los espejos que les presenta. La autora propone una temática inquietante, que Patricio Orozco lleva sin filtro a la escena dramática, para hablar de nuestra condición como seres de doble rasgo, Dios /demonio, y pone el acento en la discusión filosófica, religiosa de un Jansenismo2 a ultranza que impide finalmente al criminal el perdón y el olvido. El personaje de Jèrôme (Gonzalo Jordán) aparenta ser uno de los tantos yuppies que habitan las salas de espera de los aeropuertos de cualquier territorio, similar a tantos desde su vestir, su corrección y su indiferencia hacia el otro; alguien ajeno pero de aparente inocencia; sin embargo, guarda como una joya que se pule con los años un secreto que lo amenaza hasta destruirlo; y que expulsa de sí mismo para establecer un diálogo con la fuerza que encierra y que necesita corporizar en la figura de Textor ( Florencio Laborda) Si en el absurdo de la década del 50/60 Pinter ponía la amenaza en un exterior desestabilizante; Nothomb introduce el escarpelo de la palabra para hundir lo monstruoso que nos acecha en las propias marismas de nuestra conciencia; ya no podemos hablar de un absurdo diferente, sino de un expresionismo absolutamente cruel y despiadado, que deja en carne viva nuestra propia sensibilidad. Acorde con el mundo de la posmodernidad que se construye más que nunca con el viejo oficio del ser / parecer. La figura femenina, esa mujer deseada de ser violada, o violada en el relato de Textor y luego asesinada, aparece en la pieza como un objeto a tomar; ¿Coincidencia en un tiempo histórico, en que los humanos son cosificados, vueltos mercancía, asimilados a las leyes del mercado? No, nada en la novela y en la adaptación, tal vez un tanto extensa, está librado al azar, por el contrario cada palabra juega como una pieza de ese puzzle que es la confesión desesperada de quien carga con un secreto demasiado tiempo. El espacio real representado, algún aeropuerto en algún lugar, es al mismo tiempo desolador y claustrofóbico para Jérôme quien nunca logrará atravesar la “Puerta / Gate A 13”. Al comienzo del conflicto entre ambos personajes Jérôme se nos presenta con ciertos elementos apolíneos: un ejecutivo en viajes de negocios con gestos y tonos perfectamente medidos, controlados. En cambio, Textor es su opuesto y, por lo tanto, con algunos elementos dionisiacos: un hombre con serios problemas de personalidad, demasiado extravertido y que recuerda una noche de carnaval. Cuando la obra alcanza su clímax, 10 años después del asesinato de un 13 de abril, estos dos personajes enfrentados se han transformados en las dos caras de la misma moneda. Así el yuppie termina siendo devorado por su “enemigo interior” y, como el coro de las bacantes3que llevan la cabeza de Penteo, Jérôme termina destrozando su propia cabeza con una furia “inexplicable”. Si bien la obra comienza con un clima aparentemente cotidiano y simple al finalizar el horror se ha instalado en la escena. Pero, quizá el tiempo real del espectáculo y algunos diálogos un poco redundantes y con un cierto tinte de morbosidad pueden tener un efecto boomerang en detrimento del hecho espectáculo. Aunque tanto Gonzalo Jordán como Florencio Laborda construyen sus personajes con profesionalismo y logran que más de un espectador sienta el relato de la violación y posterior asesinato por fuera del mundo ficcional.






Cosmética del enemigo4 de Amelie Nothomb. Elenco: Gonzalo Jordán, Florencio Laborda, Fernando Carlos. Vestuario: Elegance. Escenografía: NomenDesign. Fotografía: Federico Zampaglione. Diseño gráfico: Gutman- Orozco. Diseño web: Comunicación global. Video Intelygo. Grabación de voz en off: Inaudito. Prensa: Duche & Zárate. Traducción, Adaptación y Dirección: Patricio Orozco. Espacio: El camarín de las musas.








http://www.elcamarindelasmusas.com/plays/view/74









1 Nacida el 13 de agosto de 1967 en Kobe, Japón, es una escritora belga en lengua francesa. Debido a la profesión de su padre, cónsul de Bélgica, vivió, además de en Japón, en China, los Estados Unidos, Laos, Birmania, y Bangladesh, Desde 1992, ha publicado una novela cada año. A los diecisiete años estudio Filología romántica en la Universidad Libre de Bruselas, pero su apellido evoca en Bélgica a una familia de la alta burguesía católica y a un bisabuelo de extrema derecha, lo que no favorece su integración en una Universidad de tendencias liberal – socialista (sobre ello escribió una novela semi. Biográfica, Antichrista.) Una vez licenciada, regresa a Tokio y entra a trabajar en una gran empresa japonesa. Posteriormente relato esta experiencia penosa en su novela Estupor y temblores, gran premio de novela de la Academia francesa en 1999, y fue llevada al cine por Alain Corneau en el 2003. Regresa a Bélgica y publica Higiene del asesino en 1992. Es el comienzo de un éxito fulgurante, este libro fue redactado después de una trágica visión de la muerte de su hermano a manos de un borracho, en adelante, la doctora puede vivir de la literatura, su pasión. Se dedica a esa actividad al menos cuatro horas diarias, y afirma escribir tres novelas al año, de las que sólo publica una. De su estilo se ha opinado que es valioso y pedante, pero a la vez cómico y con mucho carácter, propio de una mujer que ha tenido que hacerse a sí misma; nadie niega la vivacidad de sus relatos, la presión del vocabulario, la originalidad de los temas y una mordacidad constante. Algunas de sus novelas (Peplum, Cosmética del enemigo) están constituidas de un único dialogo entre dos personajes, maneja magistralmente el arte de lo absurdo, fascinada por la fealdad y la monstruosidad, destaca por la descripción de personajes de rasgos extremos. Sus obras giran siempre en sus palabras en torno al entretenimiento entre dos personajes, o un personaje y una situación. Higiene del asesino, naturalmente, a tentado, las Catilinarias, son ejemplos evidentes. Entre sus autores favoritos destaca Mishima, Diderot, Taniaki, Montherlant, y a Proust. Y entre los vivos: Eric- Emmanuel Schmitt, Simón Leys, Jacqueline Harpmann, Nathalie Gassel, Yoko Ogawa, Kazuo Ishiguro, También menciona con frecuencia a Céline.

2 El Jansenismo cree que Dios nos ha destinado en este mundo y sólo los por el señalados se salvarán de la condena eterna. Se nace pecador, como se nace inocente. Exacerbando las ideas de San Agustín acerca de la influencia de la gracia divina para obrar el bien, con mengua de la libertad humana. Según esta doctrina el hombre irresistible pero voluntariamente, obra el bien o el mal según se halle dominado por la gracia o por la concupiscencia, y no puede resistir ni a la una ni a la otra. El centro difusor del Jansenismo fue el monasterio femenino de Port Royal (París) y dio origen a la Iglesia separada de Utrecht (Holanda 1723) a pesar de haber sido condenada por sucesivos Papas, los principios fundamentales de esta doctrina son los siguientes: 1-algunos preceptos divinos no pueden ser cumplidos por los justos con las solas fuerzas de la naturaleza humana, por lo que es necesaria la gracia. 2-La gracia interior que opera sobre la naturaleza corrompida es irresistible. 3-para el mérito o el demérito se requiere únicamente la libertad de la coacción externa. 4-los pelagianos son herejes por cuanto admiten la posibilidad para la voluntad humana de resistir u obedecer la gracia. 5- es erróneo afirmar que Cristo ha muerto por todos los hombres. A estas tesis teológicas se añadiría una moral rigurosa y aséptica, muchos intelectuales de los siglos XVII y XVIII fueron incluidos por el Jansenismo, entre otros, Racine y Pascal.

3 Las Bacantes es el título de la tragedia de Eurípides datada en el año 409 a. C. y representada en 405 a. C

4 Cosmética proviene de la palabra griega ‘cosmos’; en el ensayo 'Arte y cosmología', recopilado en una antología titulada Acotaciones hermenéuticas (Trotta), Hans-Georg Gadamer nos recuerda la etimología de la palabra griega 'kósmos', que significa 'adorno', 'decoración', 'cosa ordenada', con lo que se entiende su relación con 'cosmética', el arte de embellecer nuestra apariencia, disimulando los defectos que la hacen irregular o desordenada. Para los griegos, el orden matemático era consustancial al cosmos y el fundamento mismo del arte, creación del hombre, él mismo un microcosmos. De esta manera, la composición de lugar que él hombre se hacía del cosmos estaba doblemente articulada por el centro, 'pues el orden que conocía era la imagen geocéntrica del mundo, y por tanto la experiencia antropocéntrica del orden'. Sin embargo, el hombre moderno ha sido expulsado a posiciones cada vez más excéntricas, no sólo porque, en efecto, la Tierra no sea el centro del universo, sino porque ni siquiera la experiencia humana responde a un diseño racional, con lo que tanto el orden cósmico como la cosmética existencial se han relativizado por completo. (Francisco Calvo Serraller, Pasaje, en El país.com; sección cultura 29/6/02)












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