Un actor se prepara
¡Ser o no ser: he aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir…, dormir; no más! ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pensar del corazón […](Hamlet)
Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz
Los clásicos en el teatro de Buenos Aires tienen una historia que se remonta a los tiempos de la colonia; por su calidad de atemporales en el sentido de no estar anclados más que a los conceptos que discuten, conceptos universales que al mismo tiempo dan respuesta a cada uno de los espectadores de forma individual o a una sociedad en su complejidad más profunda, el paso del tiempo logra enriquecer sus textualidades a partir de las más diversas lecturas e interpretaciones. En nuestra memoria teatral, los trabajos hechos sobre Hamlet, podemos dividirlos por lo menos en dos categorías, ilustradores y transformadores; los primeros lo hacen desde la verdad y el respeto a la textualidad primigenia, tratando reproducir no sólo el clima y la problemática sino también la época, con una lectura que de todos modos intenta acercarse al presente de la enunciación; los segundos, establecen una dialéctica con la obra, desde lo ético, lo estético y lo político, y producen una textualidad que de alguna manera, con mejor o menor suerte llevan adelante una lectura propia y contemporánea, presentando una problemática que propone más interrogantes que respuestas. La puesta que lleva adelante Marcelo Savignone1 en el espacio Belisario, trabaja en dos niveles, uno el de la representación de un texto dramático conocido, Hamlet de William Shakespeare, y el otro la historia de un actor que cumple el sueño de representar al personaje emblemático del teatro isabelino, y que desarrolla frente al espectador el desarrollo de su sub-partitura para la construcción del príncipe de Dinamarca; sin embargo el relato nos lleva hacia una tercera lectura que ya no es actor / personaje, sino a la consecuencia en la confusión de roles que se aúnan en la figura del hombre cuya identificación con aquél que quiere interpretar es total. La fragmentación de la textualidad, reconstruye el original de manera funcional a la narración; Savignone no sigue el orden lógico – causal de la obra de Shakespeare, sino que produce una nueva organización textual que deriva de la necesidad de aquello que finalmente quiere ser narrado. Mientras ensaya, actos que graba o filma en la soledad de su cuarto, el actor compone una estrategia que le permite ir conformando una identidad a partir de las relaciones del héroe con el resto de los personajes que aparecen, desde la voz del teléfono, Horacio, desde un trapo de piso, el padre, desde las caras dibujadas en un punch de boxeo, Ofelia, Claudio, la madre. La relación que atraviesa su relato consigue una mimesis en la que él sólo reconstruye las escenas, y puede llegar a convertirse en la otra cara de la locura de Hamlet, a partir de una máscara y un trabajo con el cuerpo notable, ser ante la mirada del espectador la misma Ofelia. En la obra de Shakespeare está presente la idea del límite, tanto en la dimensión espacio temporal como en el lenguaje de los personajes. Por el contrario, en la obra de Savignone cualquier intento de límite es perforado o fragmentado, y la idea de soporte también estalla. Si la estética del videoclip es más usual dentro de un texto fílmico, pensarlo en términos teatrales es algo complejo. Así, al ingresar a la sala teatral en la pantalla transcurren escenas de la versión fílmica de Hamlet, luego la arbitrariedad del accionar actoral, las repeticiones, la fragmentación narrativa, los caprichosos cambios de vestuario, la iluminación y la música,…, van imprimiendo al texto espectáculo una velocidad e intensidad que con el profesionalismo del Marcelo Savignone puede hacer del espacio real representado una suerte de videoclip “teatral” Este ritmo quiebra cualquier intento de coherencia interna y se desarrolla un todo heterogéneo y, a la vez, va yuxtaponiendo todos los sistemas significantes. Por lo tanto, aunque el espacio escénico es reducido y contiene distintos elementos no resulta claustrofóbico, sino muy dinámico y donde lo visual, lo musical y lo auditivo se combinan. Hamlet X Hamlet sólo utiliza como punto de partida al texto clásico y construye una obra totalmente autónoma, quizá desde la perspectiva del videoclip hay un solo exceso: el tiempo real del espectáculo. El afuera, el espacio virtual representado se nos sugiere caótico, salvo Horacio –el mejor amigo del príncipe- que accede a través del teléfono y une ambos personajes en un solo protagonista: Hamlet; el de la tragedia shakesperiana y el de la “experiencia contemporánea”. Ser o no ser el conocido soliloquio de la pieza shakesperiana cierra al fin la doble representación, que nos deja como espectadores la conciencia de los riesgos y misterios del juego actoral.
Hamlet X Hamlet. Concepción, Dirección e Interpretación: Marcelo Savignone. Asistencia y colaboración artística: Luciano Cohen, Federico Costa, M. Florencia Alvarez, Pedro Risi, Juan Manuel Bernal, Deby Low. Entrenamiento en máscaras: Deby Low. Entrenamiento físico: Juan Martín Fernández Ozán. Entrenamiento vocal: Claudio Garófalo, Josefina Lamarre. Iluminación: Ignacio Riveros. Escenografía: Lina Boselli. Vestuario: Lucila Fiorenza. Audiovisuales: Belén Robaina. Asesoramiento Sonoro: Nicolás Savignone. Selección musical: Equipo HxH. Asesoramiento en textos: Juan Manuel Bernal, Eva Rodríguez. Técnicos: Pedro Risi, Luciano Cohen, Federico Costa. Diseño gráfico: Edgardo Carosia. Producción ejecutiva: Silvia Barona y M. Florencia Álvarez. Producciones Belisarias. Prensa: Tehagolaprensa. Belisario Teatro (2011)
1 En el año 1996 funda la compañía Sucesos Argentinos. En el 2001 toma la dirección artística del Teatro Belisario, convirtiéndolo en un espacio polifuncional que adquiere una línea de opinión y desarrollo singular. Desde 2001 hasta hoy estreno las siguientes obras como actor y director: La esperata, Mojiganga, El Comeclavos, En sincro, Felis, El vuelo, Suerte o Vivo, entre otras. En el 2002 viaja a Indonesia en busca de máscaras balinesas para perfeccionar y profundizar el trabajo interpretativo en la obra. Tomas Prakitt (exdirector de la escuela de Lecoq) lo invita en el 2004 a Londres para especializarse en Melodrama, Grotesco y Pedagogía teatral con una beca de estudio apoyada por Cancillería. Ese mismo año el LISPA (London Internacional School of Performing Arts) apoya su nueva creación: Brazos quiebran. Durante el 2005 trabaja en la dirección de actores y puesta en escena del Darkroom (MALBA), performance de Roberto Jacoby. Realizó el entrenamiento actoral de la obra Sanos y salvos de Gerardo Hochman y el entrenamiento en Commedia dell’Arte para la obra Arlequino servidor de dos patrones, presentada en el Complejo Teatral de Buenos Aires, donde también interpretó al célebre Pantaleón. En el 2007 crea Suerte, unipersonal basado en el suicidio. Durante el 2008 participó de la obra La vuelta al mundo interpretando a Passpartout, papel por el que fue finalista como mejor actor de reparto en los premios Florencio Sánchez. En el 2009 participa de la obra La cocina en el Teatro Regio. También en este año se estrenan obras que nacen de sus alumnos avanzados entre ellas: De noche, El deseado, El Palmar y Tape. Todas presentadas en Belisario. En el 2010 estrenó Vivo (unipersonal de improvisación con máscaras Balinesas). Trabajo que obtenido un reconocimiento en diferentes partes del mundo. En el 2010 se estrena Hamlet en el C.C. Cooperación, donde realiza la dirección de los cómicos e interpreta a Laertes. Es convocado por el IUNA para dirigir el proyecto de graduación 2010 de donde surgió la obra Detrás. También en 2010 con Vivo participa en festivales en Wuerzburg (Alemania), Lima y Santiago de Chile y es invitado por el LISPA para dictar un seminario de máscaras balinesas y una muestra del espectáculo de Vivo en inglés. En medio audiovisual ha participado en el film La suerte está echada de Sebastián Borestein y en televisión en: Lo que el tiempo nos dejó, Botineras, Son de fierrro, Sos mi vida, ½ falta, Locas de amor, Algo habrán hecho, Tiempo final, Horizontes lengua y Delicatessen. Últimamente lo podemos ver en Un año para recordar, Los únicos y El show de Molina. Desempeña su rol de docente desde 1998 dictando seminarios y workshops en España, Perú, Colombia, Chile, Inglaterra y Alemania. Se ha formado con maestros como R. Bartis, P. Audivert, C. Moreira, R. Sokolowicz, G Angelelli, G. Chame, A. Catalán, D. Casablanca y S. Rivero. También asistió a workshops dictados en Francia, Italia y España. Actualmente está inmerso en el proceso de creación de su próxima obra Hamlet por Hamlet y las actividades del 10º Aniversario de Belisario Club de Cultura, que comienzan con los reestrenos de Suerte y Vivo.
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