Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
(Proverbios y Cantares, Antonio Machado)No somos los únicos, pensé…sentí que la búsqueda de la no memoria nos pertenece a todos, a América Latina, al otro lado,
a los que nos precedieron y los que vendrán.
Federico Luppi, actor argentino.

La figura del teatro español que encarna a los leales es la actriz Margarita Xirgu. Cuando llega al país la reciben delegaciones obreras, y en febrero de 1938 está dispuesta a regresar a España para defender a la República. Pone es escena a García Lorca, y sala del teatro Odeón se llena, la ovaciona, y vitorea las expresiones contra la tiranía cuando actúa en Fuenteovejuna, el inmortal drama de Lope de Vega. La favorita de los rebeldes es Lola Membrives, quien, según dicen, primero es republicana, luego apoya a los dos bandos, y finalmente se que queda con Franco. (Goldar, 1996, 179)
En una ciudad, como era Buenos
Aires, de alto porcentaje de inmigrantes españoles, entre otras colectividades,
la contienda se vivió como propia, y no fueron pocos los argentinos que se
sumaron a uno u otro bando, e inclusive formaron parte de la lucha armada1. Esa hispanidad dividida que tan bien
definió Antonio Machado2, es por
cierto una herencia que también nos divide en polos opuestos desde siempre. Por
esta razón el espacio escénico es totalmente despojado, no es necesario nada
más, no sólo por el espesor de la historia sino por la corporeidad social que
en él se construye a partir del juego actoral. El espacio lúdico va estallando
en distintos espacio-tiempo por la fuerza del relato lineal en un nefasto recorrido desde la España lorquiana – desde 1932 y antes de
que estallara la Guerra Civil– a la España que hoy se intenta ocultar. Corporeidad social donde memoria-historia-pulsión
de vida y de muerte se entrecruzan y se amalgama en un solo hecho teatral. El
rojo intenso envuelve el espacio real representado, es el rojo de sangre de los
muertos / desaparecidos y es el rojo de la pasión por el no olvido; es una puesta
en escena de la memoria colectiva y el grito desesperado por la
revisión del discurso oficial incomprensiblemente actual. Quizá por ello la
escena donde las actrices quedan casi suspendidas en un tiempo otro y con sus
bocas abiertas pero sin emitir palabra alguna sea tan perturbadora que nos
recuerda, como El grito de Edvard
Munch[3], la angustia de la tragedia
humana. El vestuario es neutro y atemporal, el negro del duelo, del luto y del sentimiento de pérdida, y el gris para ese
accesorio funcional según requiera la acción dramática: una cuerda o un fusil, el
hábito de monja o traje de reclusa o el delantal de cocina,…. Las seis actrices
construyen con dinamismo a los quince personajes comprometidos emocionalmente y
la obra adquiere un lenguaje y ritmo escénico que le es propio. A través de sus
desplazamientos y del poder expresivo, tanto de sus cuerpos como de sus gestos,
de sus voces y de sus miradas, como la
presencia no menor de otros sistemas significantes - la iluminación, la
banda sonora original y la coreografía- hacen que en esta propuesta estética la
corporeidad social a la que nos hemos referido trascienda el
color local y cada espectador realice su propio camino a través de los
diferentes intersticios que la obra nos abre, mientras todavía resuena en
nuestros oídos la poesía del cante:
En la calle de los murosmataron a una palomaYo cortaré con mis manoslas flores de su corona.
(Federico García Lorca)

Granos de Uva en el
paladar sobre textos de Susana Hornos. Elenco: Arantza Alonso, Lucía
Andretotta, Marta Cuenca, Clara Díaz, Sauce Ena, Ruth Palleja. Diseño de
caracterización y vestuario: Néstor Burgos. Iluminación: Mariano Arrigoni.
Diseño escenográfico: Alejandro Mateo. Realización escenográfica: Chinthia
Chomsky. Banda sonora original: Gonzalo Morales. Coreografía Paco y Rosa:
Antonio Luppi. Fotografía: Akira Patiño. Diseño gráfico: Sergio Calvo.
Producción ejecutiva: Cooperativa “Granos de uva en el paladar”. Asistencia en
gira: Morgane Amalia. Dramaturgia y dirección: Susana Hornos y Zaida Rico. Centro
Cultural de la Cooperación: Sala González Tuñón.
http://granosdeuvaenelpaladar.blogspot.com/p/prensa.html
http://vimeo.com/granosdeuvaenelpaladar/videos
http://vimeo.com/granosdeuvaenelpaladar/videos
1 Dice Goldar en su libro: “Se pide voluntarios para defender a la República en esta dura prueba el 31 de julio de 1936, en un mitin socialista, en el que hablan Alicia Moreau de Justo y el embajador de España, Enrique Díaz Canedo. Los vuelve a solicitar la multitud cuatro días después en un mitin radical cumplido en Córdoba, y los reclaman miles de obreros de la CGT el sábado 15 de agosto en el Luna Park. El compromiso con España es vital. Las izquierdas a ocho días de la rebelión militar, constituyen el primer comité que convoca a los voluntarios dispuestos a ingresar a filas leales. (…) El primer contingente que envía la Falange Española en Buenos Aires está integrado por treinta hombres. Se embarcan con destino a Vigo a fines de agosto, en el vapor “General Artigas”. Allí se pondrán a las órdenes de la Junta de Burgos”. (45)
2 El mañana efímero
La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma inquieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
………………………………
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.
Antonio Machado
La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y alma inquieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
………………………………
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en la mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.
Antonio Machado
[3] El grito es el título de
varios cuadros del noruego (1863-1944), en todas las versiones el cuadro es
abundante en colores cálidos de fondo, luz semioscura y la figura principal es
una figura andrógina en un sendero con vallas que se pierde de vista fuera de
la escena. Esta figura está gritando, con una expresión de desesperación. El
cielo parece fluido y arremolinado, igual que el resto del fondo.
(http://es.wikipedia.org/wiki/El_grito)
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