sábado, marzo 19, 2011

Tyrone Power vuelve a enamorar



Cuando la realidad se vuelve intolerable … quedan los sueños


Susana Llahí


No aceptar la realidad, querer huir de la monotonía de la vida y no atreverse o no poder, sentir que la cotidianidad nos opaca y nos fagocita implacablemente mientras el tiempo pasa, es uno de los conflictos más fuertes a los que suele enfrentarse el ser humano. Éste es el tema de la pieza escrita y dirigida por Luis Rosatti.
            La historia plantea la vida de dos hermanos: ella, modista que sostiene la economía de la casa, él, enfermo psiquiátrico que ha sido dado de alta dado que su condición permite la inserción familiar. El hermano es un personaje obsesivo que se ubica en la irrealidad del cine de Hollywod de los años 40’ y 50’, su hermana adhiere a esa locura y juntos construyen un mundo con reglas propias alejado de toda lógica. Lógica a la que la mujer regresa por momentos para cumplir con  las obligaciones que le impone el trabajo. El médico psiquiatra que controla al enfermo es el amor imposible de esta mujer.
Luis Rosatti definió una escenografía despojada donde sólo dos elementos marcan los espacios que alberga el adentro: el maniquí, que remite al trabajo de modista que realiza la hermana y el baúl, lugar donde se guardan los disfraces que visten los sueños de ambos. En el adentro se conjugan esos dos espacios: el que protege del afuera, la realidad y el transcurrir de la vida y el del apasionado mundo del cine. El afuera es vida pero también dolor. Significa la realidad del psiquiático y la presencia del amor que no puede ser. La situación es opresiva, circular y sin salida. La hermana no puede tomar decisiones con relación a la enfermedad de su hermano y con dolor, en secuencias de enfrentamiento con su hermano, plantea los conflictos que castigaron la infancia de ambos y que de alguna manera definieron sus destinos: la infidelidad del padre y la rigidez de la madre. Los personajes necesitan escindirse para lograr un momento de felicidad, allí, en  el desdoblarse para poder soñar, la hermana cae en su crisis de identidad: ¿quién es?, ¿la humilde modista o la estrella de Hollywood que puede soñar con el amor del médico?. Los momentos de amor en que los hermanos teatralizan las escenas cinematográficas tocan los límites del incesto, el desdoblamiento, el yo escindido, no puede racionalizar el límite entre hermano/a-enamorado/a. Los procedimientos oníricos que estructuran la pieza, se marcan y acentúan en el color blanco del maquillaje y vestimenta del psiquiatra que puebla la imaginación de la hermana asumiendo el rol de Tyrone Power.
La puesta, con actuaciones necesariamente teatralistas, posee la gracia que le impone la ductilidad de los dos hermanos tanto para el baile como para  el canto.  Música original muy bien interpretada  y un vestuario que nos ubica exactamente en el espacio real y en el onírico.
Finalmente, los tres personajes quedan presos del sinsentido. Pero, ¿vale la pena salir del sinsentido cuando permanecer en él significa la única manera de sobrevivir a una realidad que es pura encerrona?




Tyrone Power vuelve a enamorar de Luis Rosatti. Actores: Vicky Rodríguez. Santiago María Ojea. Norberto Muzzi. Música original: Oscar Oubel. Realización escenográfica: Román Matías Gómez. Realización de vestuario: Gabriela Molinari. Luminotecnia: Jimmy. Prensa: Te hago la prensa. Asistente de dirección y arte: Silvia Urich. Dirección: Luis Rosatti.

La Tertulia. Domingo 20 hs. Gallo 826. T.E.: 6327-0303




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