domingo, noviembre 14, 2010

El cielo de otros lugares




Susana Llahí


Filisberto Hernández (1902-1946), nació en Montevideo y desde niño se dedicó al estudio del piano con verdadera pasión convirtiéndose en un excelente concertista. Como escritor comenzó a publicar en 1923, no obstante, en vida no gozó del éxito en  ninguna de las dos actividades, fue luego de su muerte que comenzó a ocupar el lugar que le correspondía entre los mejores narradores de la literatura latinoamericana. La escritura de Hernández nos sorprende por el trabajo con el tiempo y el recupero de la memoria. El recuerdo se enriquece con la minuciosidad de los detalles, tan cotidianos que aislados parecerían de una simpleza excesiva, sin embargo, enlazados en la sintaxis poseen la frescura de la idea repentina, descubridora de una realidad luminosamente nueva. Lorenzo Quinteros lleva a escena la versión libre que Daniel Zaballa realizara del cuento El cocodrilo de Filisberto Hernández, y que a pesar de que el programa de mano así lo especifica es posible observar que la puesta guarda gran fidelidad con el texto original.
La pieza mantiene la estructura narrativa, el personaje cuenta, el público es su gran interlocutor y testigo de la historia. El narrador le permite al espectador que trascienda la lectura para aproximarse a su invención a través de la mirada. Palabra verbalizada y representada: el teatro. La narración de un viaje en tren del que adquirimos conciencia por la posición del personaje en la silla, por el trencito de madera que guiado por el narrador atraviesa intermitentemente la escena. El viaje, elemento que no existía en el cuento original y que aquí adquiere singular connotación, de alguna manera, lo autobiográfico que tiene la narrativa de Hernández, el viaje y la música. El concertista devenido vendedor de medias, el vendedor de medias devenido concertista, en una y otra actividad concreta su éxito gracias a la máscara, la del hombre que consigue llorar.
El discurso interpela la percepción del espectador, lo obliga a trazar el recorrido de la memoria que en esta historia, como en todas las de Filisberto Hernández coquetea con “lo extraño”, con aquello que fuera de lo común irrumpe en nuestra cotidianeidad con toda naturalidad o simplemente, como el mismo narrador lo dice en El cocodrilo: “… yo tenía deseos de tantear el mundo con algún hecho desacostumbrado (…)”  Tantear el mundo, con la mirada ingenua de un niño y la ironía de un adulto inteligente, espiar la reacción de los otros, fundamentalmente, la reacción frente el dolor.
El hecho de que el protagonista tenga al mismo tiempo el rol de narrador y personaje de la historia nos señala continuamente la presencia simultánea de un texto narrativo y de un texto espectacular. El Hombre y la Mujer desdoblados en muñecos y metamorfoseados tras la pintura del rostro. El juego con el tiempo a partir de la reconstrucción de los espacios, son elementos que nos colocan frente a una puesta que respeta y acrecienta los toques expresionistas de la narración hernandiana. En la armonización de los signos resulta fundamental el cuerpo del actor, Daniel Zaballa crea y recrea los estados anímicos por los que pasa el personaje a medida que actualiza la memoria. Ese hombre alto, vestido de negro, se recorta en un ostentoso primer plano que parece deslizarse ante el brumoso fondo de la escena recordada. Un trabajo actoral semánticamente fuerte, al que el complemento de la música seleccionada y el clima creado por la iluminación transforman en un espectáculo plásticamente hermoso. 
            Una reescritura escénica de calidad para la textualidad de un grande la literatura latinoamericana.









El cielo de otros lugares, versión libre de Daniel Zaballa sobre el cuento El cocodrilo de Filisberto Hernández. Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Av. Corrientes 1543. T.E. 5077-8077 
Elenco: Daniel Zaballa. Mimí Rodríguez. Gustavo Oliver. Objetos y muñecos: Jorge Crapanzano. Diseño y realización: Escalenotaller. Rosa Leo. Jorge Crapanzano. Realizadores: Leandro Lucanera. Graciela Acevedo. Manuela Mateo. Asesoría de vestuario: Rosa Leo. Asistencia y maquillaje: Julieta Arévalo. Música e interpretación: Sergio Elena Hernández. Diseño de luces: Lorenzo Quinteros. Víctor Ghidoli. Asistente de espectáculo: Martín Méndez Cánepa. Fotografía: Múrdoxè. Emiliano Farina. Dibujo de cocodrilo: Dante Zaballa. Asistente de especáculo: Martín Méndez. Dirección: Lorenzo Quinteros. Comunicación visual. CCC: Claudio Medín. Estudio M. Prensa: Silvina Pizarro / prensa +comunicación.


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