Dos hombres en el recinto
oscuro de una cárcel, tal vez parecida aquella en donde Cervantes construyo el
alma de sus dos personajes más legendarios y la novela que diera inicio al
género moderno, Don Quijote de la Mancha. Dos hombres que construyen su libertad, en el ámbito
cruel del encierro, pero que transcienden las paredes por un momento, una vez a
la semana, para poder ser otros, Panza y el Caballero andante, mientras
filosofan sobre la vida y la muerte, sobre sus vidas y la de aquellos que están
afuera; presos también porque los barrotes marcan un límite impreciso sólo
subrayado por el dolor y la locura. Latinoamérica y la espesura de su historia,
el grupo Malayerba y su creador Arístides Vargas, Ecuador y Argentina, y una
misma línea en el tiempo, con un relato que nos comprende en las buenas y en
las otras. La historia personal del propio autor1,
el mundo laberíntico y claustrofóbico de Kafka que como un profeta nos señalaba
el camino de lo porvenir, más la leyenda de los personajes y la geografía
manchega, habitada de magos y prodigios, de sueños y delirios y de una razón,
la de Sancho, que permite anclar en la cordura, forman una narración cargada de
verdad y poesía; una teatralidad doble dedicada a un público que asiste
doblemente al escenario de la representación. Una escenografía, y una
coreografía potente, que suma su vitalidad a la fuerza de la actuación de
Roberto Monzo (Panza) y Daniel Begino (Mancha), que con naturalidad nos llevan
al mundo de los personajes, creando un verosímil que conmueve al espectador en
toda la gama de sensaciones y sentimientos, que producen como en el texto de
Cervantes la ternura, la risa, y la reflexión sobre el mundo a partir de cruzar
la ficción con lo real; y un manejo del cuerpo y de la gestualidad que acentúa
la semántica de las palabras, ya de por sí cargadas de sentido. La precisa
dirección de Florencia Suárez Bignoli, que crece a medida que desarrolla su
labor, es otro aspecto de la puesta que merece ser destacado, junto a la música
y la iluminación, conformando un todo orgánico que permite sentir, en el propio
cuerpo los cambios de clima, la profundidad del abismo. De Arístides Vargas se afirma que es el Brecht
del distanciamiento poético; y la mirada de Suárez Bignoli explora y se apoya
en ese punto de fuga, al romper la cuarta pared y convertir al personaje en
responsable de la narración. Ésta es, en el año, la segunda pieza[2]
del autor que la sala de Andamio 90 pone en escena, dando así la oportunidad a
un público heterogéneo de conocer a un autor argentino que no estuvo por mucho
tiempo dentro un canon legitimante. Vargas escribe La razón blindada como
un recorrido a la memoria, en un momento de encrucijada de su familia:
"Hubo un encuentro el año último en España,
organizado por Casa de las Américas y por el Festival de Teatro Clásico de
Almagro, y pidieron un ejercicio en torno al Quijote y Sancho Panza. Yo estaba
en Trelew porque quería reconstruir el viaje de mi padre cuando iba a ver a mi
hermano a la cárcel. Me llaman de España y acepto hacer el ejercicio porque me
interesaba crear una ficción, donde no hubiera ningún tipo de referencia física
que pudiera remitir a una cárcel. Me interesaba explorar la vigilancia y el
control sin necesidad de decir nada más. Así escribí La razón blindada"
(Freire, 2006)
Poner en escena un
texto dramático tan profuso y poético cruzado con la historia real no es tarea sencilla,
con muy pocos elementos el clima que requiere la situación dramática se
trasforma constantemente. Por un lado, la opresión y la locura, son cuerpos controlados y sometidos, cuerpos estáticos que ante
una pequeña luz que los espía enmudecen, temen e intentan mantenerse en el
anonimato para que nada provoque la atención de aquellos que custodian al
poder. Los personajes son vigilados desde el espacio virtual representado, no
hay comunicación con ese “otro” pero ellos saben que esa la luz se filtra buscando
culpables y sienten la incertidumbre del posible castigo. En cambio, en otras
escenas el clima es lúdico y algo onírico, la necesidad incontrolable de evasión
y de teatralizar su desesperación y su terrible soledad, sus angustias y sus fantasmas.
En estos momentos el espacio escénico se potencia y se expanden todos los
sistemas significantes, el domingo es el día que los mantiene vivos, “hasta el
domingo” es la clave que su vigilador no conoce. La iluminación es sutil y sin
grandes contrastes, en tono azul como en color del cielo y el color de mar, el
color de mundo de las fantasías, donde ambos protagonistas juegan y bailan, se
divierten y nos divierten. Porque la risa nos distancia de lo trágico y de lo inevitable,
la risa aquí propuesta es la otra cara del llanto, así Panza y Mancha tiene a su
infaltable partenaire: tres pequeñas
mesas y dos sillas. En una implacable coreografía cada uno de los elementos es
una prolongación de los cuerpos y extienden el espacio lúdico que desplaza los
limites del aquel recinto oscuro. La experiencia espectatorial también se
desplaza, por momentos, ocupamos el lugar de vigilancia en la penumbra de la
sala – lugar privilegiado del panóptico foucaultniano – y, en otros, compartimos
el lugar onírico y surrealista donde el deseo de cada personaje y el insoportable
devenir de la situación “real” convergen en un mundo otro, “con la necesidad
vital de contarse una historia que los salve”.
Si la propuesta del texto primero de La
razón blindada es que ejercitemos nuestra memoria individual y colectiva,
para reconstruir un pasado que todavía nos oprime pero como la única
posibilidad de un futuro cierto. El texto segundo, el hecho teatral, no solo
cumple sino que logra transmitir la pasión de su autor junto con todo el grupo
de profesionales que hicieron posible esta puesta en escena.
La razón blindada de Arístides Vargas[3].
Actúan: Daniel Begino, Roberto Monzo. Produce: GMG Producciones – Andamio 90.
Producción: Tamara Arce- Martina Cuadrado. Música y videos: Grupo Malayerba.
Asistente de dirección: Gonzalo Ramos. Arte: Cecilia Catalina Quesada. Diseño
de luces: Esteban G. Lahuerta. Diseño de puesta: Arístides Vargas – Grupo
Malayerba. Dirección: Florencia Suárez Bignoli. Prensa: Marisol Cambre. Sala:
Andamio 90.
Freire, Susana, 2006. “Arístides Vargas, el
hijo pródigo” octubre, para lanacion.com
1 En la gacetilla de prensa la
directora expresa su sentir y el por qué de la elección de la obra: “La ficción no nace en la ficción”. Es
por eso que realizar “La razón blindada” fue una excusa para hablar de
Arístides Vargas. Como el artista, el poeta, el trabajador incansable, el
carpintero del teatro que conocí. También, para contar la historia de su
hermano, esa que él necesitó narrar, describiendo tan simple y profundamente la
realidad de uno y de miles, “todo el
dolor de una época”. La obra no es un cuento más. Habla de hechos reales
sucedidos en la vida del autor y su familia. Por este motivo, nace mi necesidad
de serle fiel a la puesta original, que por supuesto está atravesada por mi
visión artística y mis vivencias, pero permitiendo así, utilizar las
herramientas que nos brinda el teatro, para contar las necesidades de
Arístides, que rápidamente se convirtieron en las mías.
[2] La primera fue Flores arrancadas
a la niebla dirigida por Ana Wolf.
lunateatral.blogspot.com.ar/2012/06/flores-arrancadas-la-niebla-de.html
[3] Arístides Vargas nació en 1954 en Córdoba, Argentina.
Desde muy pequeño se trasladó a la provincia de Mendoza, donde vivió su
adolescencia y su juventud. A los 21 años fue exiliado a Ecuador, donde vive
actualmente. Trabajó en sus comienzos con grupos locales de Mendoza,
conjuntamente con Ernesto Suárez y Chicho
Vargas, y posteriormente en el exilio tomó contacto con los maestros más
importantes del teatro Latinoamericano, tales como Atahualpa del Cioppo,
Santiago García, María Escudero y otros. En los años 80 fundó, con Susana
Pautasso y Charo Francés, una de las agrupaciones teatrales más
importantes de Iberoamérica: El Grupo Malayerba. Es en este ámbito comenzó
a escribir obras de teatro relacionadas especialmente con la experiencia del
exilio y la memoria, fuertemente influenciado por el surrealismo y la
fragmentación, transformándose así en uno de los autores más emblemáticos de
América Latina. Entre sus obras están textos tan importantes como: Jardín
de Pulpos, Nuestra Señora de las Nubes, La Edad de la Ciruela, Pluma y
otras. Ha sido traducido y editado en Estados Unidos, Brasil, Alemania,
Francia. Entre las obras premiadas están: Entre Marx y Una Mujer Desnuda,
Mejor Guión Cinematográfico en Trieste, Italia; Nuestra Señora de las
Nubes, Mejor Obra en el Festival de La Habana (2002); La Edad de la Ciruela, Mejor Texto
en Portoalegre, Brasil (2005); La Razón Blindada
, Mejor Obra y Mejor Puesta en Escena en Huelva España (2005). Sus obras son
continuamente puestas en escena en toda América Latina y en Europa. http://inteatro.gov.ar/editorial/teatro_ausente.php
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