La persistencia en
nuestro campo teatral del realismo en todas sus variables y procedimientos es
un hecho que ya no tiene discusión. Desde las puestas más cercanas al circuito
profesional como desde el teatro de cámara de autogestión, en salas que son
además prolongación de Escuelas de teatro y otras tareas culturales, la puestas
cuya poética responde a la entrega de una tesis al espectador, una verdad de
carácter social, sobre todo con la problemática que atañe a la clase media, que
debe ser escuchada y luego modificada a través de la exposición en el escenario
es más habitual de lo que seguramente se supone. La
Playita de
Gonzalo Villanueva da cuenta de este registro tanto en la escenografía, las
actuaciones que reproducen los estereotipos de la mujer frívola, la sometida,
la madre memoriosa y que vive a través de la realización de su hijo, el
racista, discriminador y dominante en la relación de pareja y el hijo
abandonado por la indiferencia materna que necesita de un amigo imaginario para
sobrellevar una infancia en soledad; como también en su lógica temporal. Lo
inédito, lo diferente que texto y puesta proponen es el elemento fantástico cuya función no sólo es
irrumpir en un mundo ordenado para desestabilizarlo, como en el cuento o la
novela, sino producir además una reflexión de carácter existencial sobre el
comportamiento de cada uno de los personajes involucrados. Lo extraño aparece en
esa playa donde el aburrimiento parece el denominador común y los diálogos son
la consecuencia de la banalidad de sus vidas; donde el sexo en la pareja joven
es un ariete para insultarse y denigrarse, y el silencio también. Todo ese
orden establecido cargado de convenciones y sobreentendidos, se quiebra cuando
un ser desde el mar es traído a la playa en malas condiciones y cada cual
tomará como pueda un lugar en la nueva escena y descargará en el otro sus
inseguridades, sus miedos. La propuesta es un intento interesante de producir
sentido a partir del cruce de un género por otro, pero a pesar de eso, no fue
suficiente para conmover o empatizar con el espectador, que es lo que la pieza
buscaba. Actuaciones no todas en un mismo registro y nivel, diálogos por
demasiado tiempo triviales, y un conflicto que no logra profundizarse en
ninguna de las micro historias presentadas impiden su concreción, a pesar de
algunas breves situaciones humoristas bien logradas. Una puesta realista que
nos hace recordar vacaciones pasadas, el ruido del mar, la arena, el
bronceador, el mate, ….; la incorporación de los dos niños le da un aire de
frescura y logran ambos, en un momento en particular, crear un clima de ternura.
La Playita de Gonzalo Villanueva1. Colaboración autoral: Ricardo Vallarino, Diego Quiroga. Elenco: Paula Cancela, Patrizia Camponovo, Franco Cucchiara, Adriana de Miguel, José Luis De Giano, Alicia Godoy, Matías Leiva, Santiago Miguel, Fabiana Miguel, Juan Moretti. Diseño de escenografía: Gonzalo Villanueva. Asesoramiento en escenografía y vestuario: Pepe Uría. Realización de la piedra: Pepe Uría, Poky Nin, Fabio Toñanez, Laura Serial, Gonzalo Villanueva. Realización del horizonte del mar: Leonardo Olivera y Natalia Serraff. Diseño y realización de la sirena: María Maidana Corpus. Diseño de luces: Sergio Cucchiara. Diseño gráfico: Leopoldo Villanueva. Prensa y difusión: Duche & Zárate. Asistencia de escenario: Laura Serial. Puesta en escena y dirección: Gonzalo Villanueva. Teatro del Abasto.
1 Gonzalo Villanueva tiene
una trayectoria donde curso con directores tan personales como Agustín Alezzo y
Ricardo Bartís. Su carrera profesional transitó distintos caminos enlazados por
la misma voluntad de expresar contenidos creativos en el campo de la estética y
el sentido: por un lado, desempeñándose como productor y realizador en
televisión abierta y de cable y, por el otro, como director, diseñador de
luces, puestista y actor de teatro. Su debut teatral lo encarnó cuando escribió
y dirigió “Los infieles”, experiencia teatral de investigación física,
estrenada en el ya desaparecido Bajo Corrientes en el 2000. Entre el 2001 y 2003 trabajó como elenco
estable de la compañía de teatro off-Broadway Repertorio Español,
donde participó de siete obras teatrales entre las que se destacan “Bodas de
sangre”, "Crónica de una muerte anunciada", "Los cabellos de
Absalón", “Yerma” y “La malasangre” desempeñando papeles principales y
secundarios. Fue elenco de la compañía De la Guarda en el show
"Villa Villa" en su gira por Buenos Aires. Protagonizó "El
diario de Adán y Eva" en el Centro de Bellas Artes de San Juan de
Puerto Rico y "El kaso Dora" en su segunda temporada en la misma
ciudad. En el 2004 obtuvo el segundo puesto en el Concurso Provincial de Guión
y Dirección General de la
Fiesta Nacional de la Vendimia, en Mendoza. Es el autor de la novela
“La ruta de aquel nombre”, publicada por Grupo Editor Latinoamericano y
distribuida en Argentina, Puerto Rico y Nueva York, además del autor de tres
obras de teatro aún no estrenadas.
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