La dirección de
Deby Wachtel1 presenta en Calibán un
juguete cómico, donde la parodia sobre la textualidad del realismo chejoviano, Tío Vania, se suma a la parodia sobre
las variables que hacen a una puesta teatral, y las infinitas complicaciones
que la realización de la misma conlleva. Desde el espectador, que confunde su
sitio y toma lugar en la escena, hasta el que deviene en fiscal de Argentores,
todo parece el lugar del malentendido digno de una comedia de enredos. Al
llegar se nos recibe con el ofrecimiento de un caramelo, inusual en el teatro,
para luego pedirnos casi con ira, que si lo vamos a consumir lo hagamos todos
al mismo tiempo antes de que comience la función, y apaguemos los celulares, sin
comprender aún que ya estábamos en ella desde ese momento. Porque la puesta en
abismo se produce cuando el espectador espera que comience una función que no
puede seguir porque todos son obstáculos; en realidad el relato es
efectivamente su problemática. La crítica al método que produce malas
actuaciones, la rivalidad de las actrices y de los actores, la falta de
dirección que hace que todo se desborde, hasta una huelga de la tramoya que
reclama derechos laborales, más la aparición de la ley de derechos de autor,
forma parte del background de la puesta que trabaja en bambalinas, es decir,
con aquello que el público ni imagina cuando ve en escena el producto
terminado. Los actores adolescentes, llevan adelante con humor las secuencias,
a pesar de algunos puntos muertos que seguramente lograrán aceitarse con el
suceder de las puestas, sin embargo, logran su objetivo divertir con aquello
que es su mundo conocido, y con el equívoco que el cambio de roles provoca.
Donde termina la ficción y comienza lo real o viceversa, es otro de los límites
que la propuesta atraviesa, actores y personajes se cruzan en escena, y hasta
uno de ellos surge de la fila de los espectadores, provocando con su entusiasmo
la hilaridad de todos. Teatralidad puesta al límite, actuación sobre actuación;
el vestuario de época, la vestuarista, el bombo gremialista, los grandes
paneles que simulan el paisaje siberiano, la estepa helada de las obras de
Chejov, un piano ausente que deviene en juguete, los engranajes que no
funcionan, hasta el reclamo por el catering, todo forma parte de una reflexión
desde el humor, del cómo hacer que una puesta funcione, y de decirnos a todos
lo difícil que es.
Siberia de Matías López Barrios. Elenco:
Agustín Vitale, Antonella Ruggeri, Camila Grigera, Daniel Mintz, Francisco
Longo, Iara Scornavacca, Luciano Vesprini, Lucio Robredo, Lucía Cisneros, Lucía
Meira, Matías González, Nagore Aznarez, Ramiro Mendoza. Escenografía: Florencia
Viton /Sonia Schwarcz. Iluminación: Mili Chain. Vestuario: Paz del Percio.
Andrés Knob. Diseño gráfico: Mariana Rovito. Asistente técnico: Magui Luraschi.
Prensa y comunicación: Sonia Novello. Asistencia de dirección: Matías López
Barrios. Dirección: Deby Wachtel. Teatro / Escuela: Calibán.
http://www.teatrocaliban.blogspot.com
1Deby
Wachtel es una artista de formación integral con más
de 20 años de experiencia. Trabajó simultáneamente las disciplinas música,
teatro y danza que hoy fusiona como directora y profesora en sus clases y
en sus puestas de teatro. Como docente, dirige el área de teatro para
adolescentes de la
Escuela Calibán de Norman Briski desde 1995, dicta talleres
de humor y realiza entrenamientos para compañías teatrales, narradores
orales, instituciones y empresas. Como directora, crea las compañías Tatami
Teatro estrenando "Pestañas como
agujas" y "Siesta";
y Las Boquitas con elenco
juvenil donde dirigió la recordada "Las Chicas de Flores" (homenaje al poeta Oliverio Girondo) y "Bondi"
(espectáculo de humor realizado por alumnos del taller montaje
2008 inspirado en los poemas de Katherine Mansfield y Giorgio Manganelli. Por
otra parte, dirigió el diseño vocal y musical de la obra "Divagaciones", sobre poética de Silvina Ocampo, dirigida
por Inés Saavedra.
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