Rubén de la Torre
utiliza un procedimiento constituyente en Los
asesinos de Ramírez, el suspense,
todo lo que sucede desde que el espectador ingresa a la sala es un no sé sabe
que pasa, desde los ruidos a tiroteo de la extraescena hasta la llegada de ese
personaje extraño que dispara en el espacio escénico y que desaparece como por
arte de magia. En un tiempo detenido en las cuatro paredes de un departamento,
dos personajes van desarrollando, como en el guión de un filme, una historia
que nos atrapa en una espiral ascendente de violencia. El autor quiere y lo
logra poner al espectador al borde de un límite que se expande, se desplaza
cada vez más: ¿dónde está la línea de lo real? Las muy buenas actuaciones hacen
verosímil lo increíble: un muerto y un asesino, dos víctimas inocentes
involucradas, que con sus desempeños van complicando su situación, pero que a
pesar de…logran que ante la mirada atenta de la platea, lo inconsistente se
vuelve de la espesura de lo real. Atravesando el policial negro, todo lo que
sucede es sólo la antesala de lo que va a suceder, y el detective está
involucrado en el relato del crimen desde su propio cuerpo. Pero como en Las ruinas circulares de Borges, nada es
lo que parece, y cuando atraviesan el fuego, los personajes se dan cuenta que
tampoco las llamas los consumen. Riesgosa como temática, la verdad y la
mentira, la locura y la razón, la puesta tiene, sin embargo, el acierto del
humor, ácido, negro, que consigue mantener la tensión impuesta por la trama
desde la risa, el estupor y la carcajada. En el vértigo de la comedia
desopilante de enredos, las entradas y salidas producen una nueva confusión, y
el absurdo aparece cuando los objetos toman cuerpo, como por arte de magia, en
el espacio único de un mueble. ¿Parodia de poéticas? No, búsqueda y encuentro
de recursos escénicos desde diferentes lenguajes: la literatura, el cine, el
teatro, para construir una trama que nos habla de que la realidad es sólo una
construcción, y del leve equilibrio entre la razón y la locura. Un imaginario
posible en nuestro mundo caótico que permite que todos los referentes se
quiebren y salten en mil pedazos, y la duda sea por fin la única certeza. El
espacio agobiante delimitado por altas paredes rojas encuadra la situación
dramática y crea el clima claustrofóbico en el cual quedan atrapados Ruso y Walter. El espacio virtual
representado acecha constantemente a los dos personajes – sirenas y voces que
nunca llegan, el ruido del agua de un inodoro que no existe y una puerta que se
desploma sin previo aviso- mientras ambos creen lograr cierto alivio con las
pastillas de éxtasis. Estos dos antihéroes con humor y dinamismo logran que el
espectador quede atrapado en una estructura laberíntica y sin saber por dónde podría
encontrar la salida.
Y ese toro enamorao de la luna
que abandona por la noche la mana
y es pintao de amapola y aceituna
y le puso campanelo al mayoral
que abandona por la noche la mana
y es pintao de amapola y aceituna
y le puso campanelo al mayoral
(El toro y la luna)
Si la luna y el toro son conceptos irreconciliables para nuestra realidad
cotidiana, la propuesta de Los asesinos
de Ramírez logra engarzar algunos elementos disímiles del policial negro y de
la comedia de enredos otorgándole al hecho teatral un espesor propio.
Los asesinos de
Ramírez de Rubén de la Torre1. Elenco:
Cristián Pasman2, Gonzalo Villanueva3, Rodolfo Stoessel. Participaciones
especiales: Damián Silva Fernández, Jorge Caruso, Luciano Cáceres (off).
Escenografía y vestuario: Soledad González. Jefe de escenario: Juan
Salvador de Tullio. Fx Efectos
especiales San Jorge. Fotografía y Diseño: Viviana Gil. Diseño de sonido:
Javier Bustos. Diseño de luces: Lucas Orchessi. Producción ejecutiva: Rodolfo
Stoessel, Rubén de la Torre. Asistente
de dirección: Dafne Gasparini. Puesta en escena y dirección: Rubén de la Torre. Operador de luces:
Guillermo Merzari. Jefe técnico: Sergio Cucchiara. Dirección artística: Norma
Montenegro. Teatro del Abasto.
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Cristián Pasman es actor de cine, teatro y televisión. Estudio entre el '93 a '95 Actuación en Televisión con
Alberto Ure (Canal 13). Entre el '90 a '94 teatro en el espacio Sportivo Teatral con
Ricardo Bartís. Y entre '83 a '86
Taller Teatral de Alejandra Boero, con Eduardo Riva.
3 Gonzalo Villanueva es
actor de cine, teatro y televisión y realizó los siguientes estudios: Egresado
de la Escuela
de Arte Dramático de Agustín Alezzo. Entrenamiento actoral en el Lee Strasberg
Theater Institute, Nueva York. Entrenamiento actoral con los maestros Ricardo
Bartís, Augusto Fernández y Robert Castle (NYC). Clases de danza contemporánea,
acrobacia y canto, Nueva York. Entrenamiento de canto con Eduardo Medrano,
Laura Manzini. Entrenamiento vocal con Marcelo Velasco Vidal.
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