Más que un relato
unívoco, que también lo es, lo que el espectador recibe en la sala de Puerta
Roja bajo la dirección de Christian García[1],
es una sucesión de situaciones, que va tejiendo con diálogos fragmentados, que
revelan a cuentagotas las intenciones de los personajes, una historia de
ambición, mentiras e intenciones ocultas. Lo que exhibe la puesta es un nudo de
tensión dramática, que va desarrollándose a través de cada uno de los roles que
se cruzan: pareja, empleador, empleado, cuñada, hermano; todos en una relación
irregular de poderes, donde la víctima y el victimario ocupan lugares
indistintos según la situación. Dos personajes femeninos y tres masculinos que
realizan acciones, que a su vez producen discursos rotos, en dos niveles de
lengua, el ruso y el castellano, que van a dar lugar a nuevas acciones, en un
recorrido casi coreográfico por el espacio. Lo bizarro de la ecuación logra la
risa del público, que lo hace entre desconcertado por la ruptura de la
linealidad de lo visto, por la gestualidad y el trabajo con los cuerpos, que
niegan con sus posturas la seriedad de los acontecimientos. Todo parece que
desencadenará en tragedia, pero no deja de ser un drama cotidiano resuelto a su
manera con gruesas pinceladas grotescas, y no está mal que así sea. Propone un
trabajo que desconcierta pero consigue mantener una atención expectante,
siempre a la espera de eso que parece que va a suceder, ya sucedió, pero que luego
queda en la nada. Como si alguien, la magia del director, tomará a sus
criaturas cinco segundos antes del abismo y las volviera a un real cotidiano
gris pero seguro. Acciones, procedimientos y técnicas de actuación, propuestas
que devienen luego en sentido, en relato inquietante. Relato que transcurre en
el espacio escénico saturado de viejos trastos, con el predominio del color de
la tierra – marrón, ocre, beige,…, y en
un tiempo impreciso. La dinámica utilización del espacio de la sala en varios
niveles permite al espectador esa visión de profundidad en la noche a campo
abierto, donde alguna luz mortecina y lejana indica que allí está el vecino o
el enemigo. Sí al inicio el juego actoral desorienta al espectador al tener esa
dinámica propia y no habitual rápidamente quedamos atrapados en su movimiento
inclusivo. En la relación que entablan los personajes está subrayada por esa
tensión dramática desde lo visual, desde el discurso verbal incluyendo los
silencios, y desde el espacio virtual representado. El simple baile de una
danza o que las medidas de la casa vayan variando puede ser el punto de
combustión. Entre aquellos que viven en el campo y aquellos que recién llegan
el conflicto está constantemente a punto de estallar, como si un espectro en
nombre de la herencia digitar el movimiento de cada personaje y la posible
resolución del conflicto. El grupo de actores está formado por buenos
profesionales aunque cabe destacar a Luciana Caruso y Pablo Chao, pues
construyen la pareja que podría pensarse secundaria y, por el contrario, en
ella está claramente lo siniestro y el humor, en la violencia contenida por
momentos ancestral e infantil. Nos parece interesante citar este párrafo de su
blog[2]:
…Puede verse cierto corrimiento del naturalismo hacia
un expresionismo menos irreal. La poética de las palabras y de los cuerpos
responden a necesidades orgánicas de los actores y a la forma en que encaramos
el trabajo, partiendo de una minuciosa lectura de CUENTOS DE LA SELVA de
Horacio Quiroga, tomando de allí las ideas de esos mundos y personajes y
dejándolos fluir a través de la improvisación, dejando abierto en el producto
final cierto margen para la creación espontánea del actor en el aquí y ahora.
La propuesta que
plantea La Manchada involucra al
espectador de tal forma que una vez finalizado el hecho teatral nos queda la
sensación de estar suspendidos en un tiempo por demás irreal.
La
Manchada (Creación Colectiva). Elenco:
Luciana Caruso, Pablo Chao, Mariano González, Daniela Rico Artigas, Juan Martín
Viale. Fotografía: Laura Dávila. Diseño de luces: Claudio Del Bianco. Gráfica:
Juan Martín Viale. Asistente de dirección: Margarita Bouquet. Dirección:
Christian García. Prensa: Correydile. Sala Puerta Roja.
http://www.lamanchada.blogspot.com.ar/
http://www.facebook.com/pages/La-Manchada/396691627034966
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[1] Director/ Actor/ Dramaturgo Se formó
con Ricardo Bartis, Raúl Serrano, Norman Brisky, Horacio Guevara y en la Escuela de Artes
Teatrales de la Manzana
de las Luces. Cursó seminarios de teatro antropológico con Xaga e Historia del
Arte con Marcelo Isse Moyano. Tiene hechos cursos de formación vocal y
canto.
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