domingo, julio 29, 2012

La Manchada (Creación Colectiva)



Más que un relato unívoco, que también lo es, lo que el espectador recibe en la sala de Puerta Roja bajo la dirección de Christian García[1], es una sucesión de situaciones, que va tejiendo con diálogos fragmentados, que revelan a cuentagotas las intenciones de los personajes, una historia de ambición, mentiras e intenciones ocultas. Lo que exhibe la puesta es un nudo de tensión dramática, que va desarrollándose a través de cada uno de los roles que se cruzan: pareja, empleador, empleado, cuñada, hermano; todos en una relación irregular de poderes, donde la víctima y el victimario ocupan lugares indistintos según la situación. Dos personajes femeninos y tres masculinos que realizan acciones, que a su vez producen discursos rotos, en dos niveles de lengua, el ruso y el castellano, que van a dar lugar a nuevas acciones, en un recorrido casi coreográfico por el espacio. Lo bizarro de la ecuación logra la risa del público, que lo hace entre desconcertado por la ruptura de la linealidad de lo visto, por la gestualidad y el trabajo con los cuerpos, que niegan con sus posturas la seriedad de los acontecimientos. Todo parece que desencadenará en tragedia, pero no deja de ser un drama cotidiano resuelto a su manera con gruesas pinceladas grotescas, y no está mal que así sea. Propone un trabajo que desconcierta pero consigue mantener una atención expectante, siempre a la espera de eso que parece que va a suceder, ya sucedió, pero que luego queda en la nada. Como si alguien, la magia del director, tomará a sus criaturas cinco segundos antes del abismo y las volviera a un real cotidiano gris pero seguro. Acciones, procedimientos y técnicas de actuación, propuestas que devienen luego en sentido, en relato inquietante. Relato que transcurre en el espacio escénico saturado de viejos trastos, con el predominio del color de la tierra – marrón, ocre, beige,…,  y en un tiempo impreciso. La dinámica utilización del espacio de la sala en varios niveles permite al espectador esa visión de profundidad en la noche a campo abierto, donde alguna luz mortecina y lejana indica que allí está el vecino o el enemigo. Sí al inicio el juego actoral desorienta al espectador al tener esa dinámica propia y no habitual rápidamente quedamos atrapados en su movimiento inclusivo. En la relación que entablan los personajes está subrayada por esa tensión dramática desde lo visual, desde el discurso verbal incluyendo los silencios, y desde el espacio virtual representado. El simple baile de una danza o que las medidas de la casa vayan variando puede ser el punto de combustión. Entre aquellos que viven en el campo y aquellos que recién llegan el conflicto está constantemente a punto de estallar, como si un espectro en nombre de la herencia digitar el movimiento de cada personaje y la posible resolución del conflicto. El grupo de actores está formado por buenos profesionales aunque cabe destacar a Luciana Caruso y Pablo Chao, pues construyen la pareja que podría pensarse secundaria y, por el contrario, en ella está claramente lo siniestro y el humor, en la violencia contenida por momentos ancestral e infantil. Nos parece interesante citar este párrafo de su blog[2]

…Puede verse cierto corrimiento del naturalismo hacia un expresionismo menos irreal. La poética de las palabras y de los cuerpos responden a necesidades orgánicas de los actores y a la forma en que encaramos el trabajo, partiendo de una minuciosa lectura de CUENTOS DE LA SELVA de Horacio Quiroga, tomando de allí las ideas de esos mundos y personajes y dejándolos fluir a través de la improvisación, dejando abierto en el producto final cierto margen para la creación espontánea del actor en el aquí y ahora.

La propuesta que plantea La Manchada involucra al espectador de tal forma que una vez finalizado el hecho teatral nos queda la sensación de estar suspendidos en un tiempo por demás irreal.







La Manchada (Creación Colectiva). Elenco: Luciana Caruso, Pablo Chao, Mariano González, Daniela Rico Artigas, Juan Martín Viale. Fotografía: Laura Dávila. Diseño de luces: Claudio Del Bianco. Gráfica: Juan Martín Viale. Asistente de dirección: Margarita Bouquet. Dirección: Christian García. Prensa: Correydile. Sala Puerta Roja.










[1] Director/ Actor/ Dramaturgo Se formó con Ricardo Bartis, Raúl Serrano, Norman Brisky, Horacio Guevara y en la Escuela de Artes Teatrales de la Manzana de las Luces. Cursó seminarios de teatro antropológico con Xaga e Historia del Arte con Marcelo Isse Moyano. Tiene hechos cursos de formación vocal y canto. 













No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails