lunes, octubre 29, 2012

La verdad de Bernardo Cappa




Es de noche, se siente el olor de un espiral, camping, los personajes están en el medio de algún lugar posible; hay una carpa, grande, espaciosa, sólo para tres, que además sólo cobijara a dos en ella; desde el comienzo, la indefinición; se puede o no se puede acampar en ese espacio; el tiempo hoy, ayer, mañana; la atemporalidad también hace tambalear el concepto de verdad. Una verdad que como una gran cebolla deja caer sus capas y siempre propone otra versión posible de los hechos. Por otra parte, dos de los personajes son escritores, constructores de verdades otras, trabajadores de extraerles a las palabras verdades posibles, encubridores con el discurso de lo real concreto, amantes de la ficción. Los acompaña una mujer, que ha descubierto cierta verdad insoportable, o que como los otros personajes que luego completaran el relato, no reconoce el límite entre lo uno y lo otro, y cree literalmente en lo que lee o ve. Las palabras no develan sino que conforman secretos espiralados que van envolviendo a todos, escena y espectador. El humor no está ausente y tanta confusión y tanta intriga provoca la risa aunque sea, una risa en suspense. El azar enfrenta a los personajes con los fantasmas de su deseo, con la revelación de su ineficacia, con un hecho concreto que supera cualquier acontecimiento producido desde la imaginación. Entonces, que es lo ficcional, que es del orden de lo real, quienes somos sino una mixtura entre una cosa y la otra. Pero ¿a quién va dirigido ese camino incierto construido desde la palabra?, que verdad nos devela a su pesar. Las menciones a cierta figura indispensable de la televisión y del género novela, a Perón que terminará siendo sólo un apelativo, a un cuerpo trabajado como objeto, o dos, el de la actriz y el de la mujer que se mueve entre el deseo propio y  el ajeno, suman a un universo conocido en el presente y en el pasado de la acción. El género también aparece desde la ambigüedad, novela narrativa, novela televisiva, pero de todas maneras relato alejado de una verdad unívoca; y el límite siempre labil, siempre impreciso y cuasi borroso entre las fronteras que toca. Bernardo Cappa como autor y como director propone un juego que le produce un goce estético, “A mí no me gusta cuando me hacen participar de la ficción como espectador”1, declara en una entrevista, y así desde ese lugar proporciona en la puesta una cuarta pared infranqueable para la platea que vemos como transcurre la intriga sin acertar a descomponer su mecanismo, en el desconcierto casi autoral de no saber hacia donde se dirigirá por fin la historia; nos trasmite con sinceridad cuál es su work in progress, y esa sea tal vez la única certeza posible. Desde el título de la obra junto al programa de mano – un tríptico que nos oculta la ficha técnica – se plantea la ambigüedad del concepto de “lo verdadero”. Al comienzo del hecho teatral se establece un doble juego: desde el espacio escénico somos alumbrados detenidamente por una pequeña linterna. ¿Quién observa a quién? Quizá un pequeño indicio de que en nadie descansa la focalización del saber, como si cada actor y cada espectador intervinieran en la frágil construcción de distintas historias en un ámbito extraño, historias que no tienen un dirección cierta. Con profesionalismo cada actor construye a su personaje en este territorio que es desconocido y, por lo tanto, escurridizo. Tanto la situación de penumbras, en general, como el murmullo de los diálogos, en determinados momentos, requieren de un espectador atento y activo. Por un lado, una escenografía – la mesa de camping, el farol, el termo para el mate,…- y un vestuario que se presentan como realista, y, por otro, un trabajo actoral y un discurso que funciona en otro registro, como si fuera una suerte de caja o ánfora de la mitológica Pandora, no porque represente males o desdichas sino porque nos lleva por un recorrido que estaba oculto hasta ahora.




La verdad de Bernardo Cappa. Actúan: Martín Bertani, Yamil Chadad, Christian García, Soledad Piacenza, Ricardo Tamburrano. Diseño de Vestuario: Paola Delgado. Diseño de Luces: Claudio Alejandro Del Bianco. Diseño Gráfico: Sabrina Lara. Fotografía: Caro Jorquera. Prensa: Valeria Franchi. Asistente: Naiquen Aranda. Dramaturgia y Dirección: Bernardo Cappa. Teatro Beckett.









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Entrevista Bernardo Cappa, 2º Parte: “Hay una responsabilidad muy grande con lo poético
por Diego Braude dbraude@imaginacionatrapada.com.ar, para Imaginación atrapada. www.imaginacionatrapada.com.ar 21/12/2007




 


1 (…) A mí me pasa que prefiero la ficción pura. Me siento, voy a ver a gente actuar; a mí me gusta eso, gente actuar. Y cuando vienen y se te ponen al lado, que me mira mucho, ya digo “puta, qué cagada, estaba bueno, ¿por qué no hacen lo otro, que a mí me gusta más?”. No como una cuestión tradicional, ni nada de eso, puede ser en cualquier espacio, lo que sí, actuá, no me hinchés los huevos con lo otro. Porque ya lo entiendo, porque me pasa que ya entendí, que puedo participar, etc. (…)











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