miércoles, enero 11, 2012

Compañía de Funciones Patrióticas ¿Qué, cómo?


La Compañía de Funciones Patrióticas tiene siempre una propuesta novedosa dentro de una estructura que conforma su manera de ser. Una puesta con características de única función, una temática que atraviesa los mitos de la historia común, una crítica a la mala política, o a los vicios de los políticos de turno; -queda explícitamente manifiesta su posición en cuanto al gobierno de Macri desde el anterior espectáculo sobre la educación y la figura de Sarmiento-, y ahora en éste, donde con la parodia y el humor más bizarro trabajan la figura del anarquista, en una cruel comparación entre sus iniciadores en la Argentina, (la figura y los dichos de Malatesta) y sus débiles continuadores, representados en uno de los gremios más caros para el movimiento, el de panaderos. Los principios de lealtad a la causa de las ideas libertarias, el amor libre, el antagonismo a las instituciones burguesas, quedan expuestas y descarnadas en estos personajes donde la claridad de conceptos le pertenece al personaje femenino. Con música en vivo, y un himno nacional a lo anarquista inician una intriga salpicada de las nociones de ayer, -no al Estado, no a lo Eclesiástico, no a lo policial-  junto al nombre irónico de la pastelería ácrata; en contraste cuasi expresionista con un presente lavado donde las palabras vacías de sentido son reiteradas con una trivialidad que expone la degradación de los valores. El anarquismo llegó al país alrededor de 1870, y fue expandiéndose con una virulencia que atrajo la ira de los poderosos, y el seguimiento de una clase obrera incipiente, constituida en su mayoría por el aluvión inmigratorio. Donde había un grupo de anarquistas, rápidamente se instalaba una imprenta, y una biblioteca que oficiaba de espacio para el acto socio-político cultural, donde eran habituales los monólogos teatrales, y piezas traducidas para la ocasión de conocidos autores europeos. Con una función pedagógica y concientizadora, las piezas teatrales formaban parte de un conjunto de actos, que incluían clases de historia política, conferencias, recitado y debates, para un espectador en su mayoría analfabeto. Los obreros reunidos en gremios obedecían al pensamiento de anarquistas reconocidos, como Proudhon o Bakunin, algunos llegados al país como el italiano Malatesta. El socialismo y el peronismo después fueron cubriendo los espacios que el anarquismo iría perdiendo luego del golpe de Estado de 1930, el golpe de Uriburu. Todo ese patrimonio de la clase obrera es puesto en abismo en un presente donde el neoliberalismo gana espacios convirtiendo una producción artesanal, en una industria que trueca la ironía y la bronca en marketing.  Como ya es habitual en cada efímera obra de la Compañía la fecha tiene plus extra, tiene una carga política explícita, y en esta oportunidad es el Día de la Soberanía Nacional (20 de noviembre), feriado diferido mediante. El punto de partida fue el ensayo Cabezas de Tormenta de Christian Ferrer[i] y el título ¿Qué, cómo? aglutina el proyecto creador del grupo; pensar ¿Qué? connotación tuvieron y tienen términos como: Soberanía – Nación – Estado; pensar ¿cómo? estas mismas palabras funcionaron y funcionan dentro de posturas ideológicas opuestas: anarquismo – neoliberalismo. La singular propuesta de la Compañía se puede entender a medio camino entre la parodia y el teatro didáctico, entre la fugacidad de una sola representación y la perdurabilidad de un souvenir que cumple la función de programa de mano y de difícil descarte. En este caso es una pequeña “bomba molotov” y en el pedazo de tela, que en la boca de la botella serviría como mecha obviamente en color negro y rojo, encontramos la ficha técnica y los agradecimientos. Entre “masitas K”, “suspiros de monja”, “bolas de fraile” y “sacramentos” los tres panaderos se enfrentan al tema de la clausura del Local. El tiempo del relato se dilata y se contrae: desde principios del siglo XX y las estrofas de una canción anarquista a 100 años después. El par de opuestos, anarquistas versus inspectores, plantea desde el espacio lúdico la imposibilidad de escapar al estado-nación. Y, como ya nos tienen acostumbrados al finalizar esta única función, nos despiden algunos de los integrantes del elenco estable y llega el momento de la “merienda patriótica”, un lugar para que cada espectador pueda reflexionar y comentar sobre el hecho teatral y su “sentido revisionista o restaurador”[1]. Porque a pesar de que el temido impulso anarquista se haya perdido, muchas palabras e ideas hoy todavía tienen fuerza y actualidad:


A luchar, obreros;
a su emancipación.
A luchar, obreros;
por los más rectos senderos
sean los pasos primeros
hacia el más bello ideal.
Por ello luchamos,
pues ya no nos engañamos,
la revolución que hagamos,
será la social.
 

(Hacia la Revolución)










¿Qué, cómo? Por la Compañía de Funciones Patrióticas. Elenco: Paolo Baseggio, Natalia Fernández Acquier, Ernesto Fontes, Leandro Ibarra, Daniel Miranda, 

Natalia Olabe, Guillermo Valdéz. Luces: Fernanda Balcelis. Fotografía: Jorge Mariño. Música: Dos Cachivaches. Video y Diseño: Paolo Baseggio. Colaboradores: Paula Banfi y Claudia Mac Auliffe. Producción: Natalia Fernández Acquier y Julieta Gibelli. Dramaturgia y dirección: Martín Seijo. Fundación Proa.









[i] Christian Ferrer: sociólogo, ensayista y docente de la UBA. Para Ferrer el anarquismo es una forma de vivir, por lo que la única forma de transmitirlo es a través de ejemplos de vida. Por eso en Cabezas de Tormenta aborda la temática anarquista de una forma sumamente personal, y reconstruye parte de la historia patagónica por medio de las vivencias de cuatro hombres: Julio Argentino Roca, Errico Malatesta, Lewis Jones y Orélie Antoine de Tounens

2 “Su repertorio, compuesto por obras que hablan de la Patria y la Historia Argentina, tiene un sentido revisionista o restaurador, dependiendo del estado de ánimo ideológico de sus integrantes.”
http://funcionespatrioticas.blogspot.com/ (05/12/2011)






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