Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz
A y M: ¿Cómo continúa tu proyecto de una trilogía que comenzó con Solas y luego con Mabel?
Jorge: La tercera parte que en realidad es la segunda, la crisis de los 40 ya está escrita. Pero presenta como un gran desafío que es que es un teatro más de texto y menos de acción. Muy distinta a las dos obras anteriores: a la de los 30 y a la de los 50.
Tengo muchas ganas de hacerlo y me pasa que empecé a investigar otro
material ahora, y estoy como exultante con la otra idea, y estoy como queriendo
lograr otra cosa.
Sucede que las tres obras sobre las crisis son comedias dramáticas;
me parecía la mejor manera de abordarlo, porque son trabajos muy profundos pero
como creo yo que tiene que ser hoy lo contemporáneo. Lo que pasa es que la
profundidad emerge entre medio de la frivolidad, entre medio del egocentrismo,
entre medio de tanta conducta de querer el placer en el instante. Entonces, la
profundidad emerge de estas cosas y para poder tratar los temas que se tratan
con esa profundidad siempre metía un poco de comedia para poder hacer el juego
de crueldad que me gusta, para que se pueda soportar, como vivir, como
transitar esto. ¿Por qué a quién le gusta venir a ver semejante drama tan
contemporáneo, expuesto así frente a sus ojos y salir hecho bolsa del teatro?
Mientras tanto, lo que nos pasa con Mabel o con Solas es que
la gente se muere de risa durante toda la obra, termina hecha pedazos al final
y a partir de eso se pregunta: ¿ De que me reí, qué hice, qué dije, qué me pasó
y por qué me pasó? Es lo que quiero que genere en este momento.
Off the record, lo que pasa es el género comedia dramática no es tan respetado por
los críticos como un drama. Es terrible, es terrible, es terrible.
La comedia dramática no es respetada como el drama y es muchísimo más difícil
la tensión que se genera en esos momentos.
Es lo que pasa cuando vienen los críticos que logran entender tu
trabajo, hay quien ve la manera en que lo quisiste hacer, mientras otros lo
interpretan todo de otra forma.
Es increíble como ustedes pueden sostener esta tensión y que esa
tensión se descargue por la risa, y que el personaje esté llorando en escena o
que el otro se esté desnudando.
Y, que con esa gente llorando convive el que se ríe y que todo el
tiempo es un clima tan tenso tan difícil de sostener. Que vos tengas que estar
viendo la obra tan intrigado y te pasa 1:45 como nada.
Yo digo buenísimo porque es eso lo que uno quiere lograr, esa cosa
de relaciones humanas tan fuerte, poder reír y llorar casi en un mismo
instante.
Jorge: A la trilogía la quiero terminar, me encantaría darte el texto,
para tener la mirada de ustedes, porque de
verdad es un texto muy distinto; es un desafío enorme, y estoy indeciso de decir para donde va, no quiero que
me destruyan. Que destruyan todo un trabajo, que uno hace con tanto amor y
tanto cariño y luego de la buena recepción de las obras anteriores, con ésta no
suceda lo mismo porque es diferente. Esta vez trabajo más con lo filosófico; la crisis de los 40,
una mujer se separa de su marido con quien convive y además tienen una mascota
que es un gato. Y, a los 20 días de irse su marido se va el gato de la casa y
ella pierde la segunda presencia masculina que tenía en la casa. El tema está siempre en saber que uno está
haciendo lo que quiere, como quiere y de la manera que quiere, con la gente que
quiere y que cree en su trabajo, que los otros siguen creyendo en su trabajo y
esa es la mejor manera. Porque si no un espectáculo en el off en Buenos Aires
no se sostiene, si todos no tiramos para el mismo lado y no es un hecho
cooperativo real, un trabajo cooperativo desde montar la escenografía o limpiar
los pisos. Si no es cooperativo no se sostiene.
A: Y es eso lo que después se transmite en el escenario
M: Porque aunque uno no sepa lo que está pasando se nota, a veces que
uno va por un lado y el otro por otro, entonces hay algo que ahí no se unió. En
cambio, en tu puesta es todo como un relojito.
Jorge: Yo amo el trabajo corporativo, de hecho cuando escribo las obras
para que todos los actores se sientan protagonistas, aunque estén 5’ o 1:45 hr. Quiero que el
actor tenga su momento de protagonismo y que sienta que está haciendo un
trabajo absolutamente digno aunque esté 5’ en escena.
A: porque todo contribuye al
total de la obra.
Jorge: Sí, y de hecho lo que nos sostiene es esta cosa corporativista que
uno quiere generar en los demás, y que por suerte los actores lo entienden y lo
comparten también. Mi objetivo es el teatro du
Solei (risas) Esa cosa de confidente y de crear comunidades, me parece
maravilloso y donde empezas a juntar a los hijos de, el padre de, el marido, la
esposa. Donde todos se empiezan a atar al teatro y se empieza a gestar algo tan
lindo, tan interesante. Siempre digo que es un pensamiento utópico pero que me
encantaría, hay tanto individualismo y tanto divismo en nuestro ámbito. Para mi
es un pensamiento utópico que hasta lo quiero llevar adelante porque me
fascina.
A: ¿Cómo es el tema con los actores?
Jorge: Eran todos alumnos del Centro Cultural, de formación sistemática
en Centros Culturales.
A: Eso ya tiene que ver, porque la gente que se acerca a un Centro Cultural
lo hace desde otro punto de vista.
Jorge: Sí, se va generando como un semillero, Mabel Riviere fue escrita de verdad para los actores con los que
estoy trabajando. Fue escrita pensando en lo que me podían dar los actores que
se amoldaban a la idea que yo ya tenía en la cabeza. A mi me venían imágenes a
la cabeza de una mujer en un momento abatida por la vida y que no podía más.
Pero que por algún motivo tenía que seguir adelante y el afuera no comprendía
esta cosa de abatimiento. Y, no lograba concretar que le pasaba, que sentía.
M: Me vienen imágenes de la obra.
Jorge: Sí sabía que iba a ser una familia, que la familia no iba a ser el
centro, que el centro iba a ser su historia pero que la familia iba a ser
importante, y no sabía por donde. Dos años estuvo Mabel en la cabeza pero no
lograba encontrar que tenía, hasta que un día vine al Complejo teatral y vine a ver a Beatriz Spelzini en El último yankee de Arthur Miller, que
es la última que escribió, una contemporánea tan fuerte. Es un trabajo
brillante de una mujer depresiva en un instituto psiquiátrico. Cuando la vi,
primero necesité verla dos veces más (risas), la vi tres veces y dije eso es lo
que le pasa a Mabel, es depresión. Y, como siempre, teatro te hace un ir y
venir, y terminó por cerrar lo que le
pasaba a Mabel y a partir de ahí ya fluyó la escritura; directamente al
encontrar eso. Y, después poco a poco como se iba metiendo, qué pasaba con los
padres, el por qué de la depresión y empezar a trabajar. Pero El último yankee fue elemental para
empezar, fue el click. Después uno se va nutriendo de otras cosas, Belleza americana, la película, el
estado de la hija y del novio de la hija también ayudaron mucho al estado que
quería darle a Mabel. Esta cosa de sentirse en el mundo perdido. Esa cosa poética en Belleza americana de la bolsa que vuela,
es decir una imagen preciosa y esa bolsa vuela y Magi con esta cosa de necesitar
algo y que le pide a él, que quiera verlo y cómo va hacia él. Bueno, tomar
cosas de un montón de lugares para contar la historia que uno tenía ganas de
contar.
A: La actriz se hizo
enseguida carne en el personaje.
Jorge: Sí, sí.
M: Nosotras la vimos en el estreno y se la veía cómoda.
Jorge: Sí, sí, absolutamente; trabajamos mucho la naturalidad, el
profundizar y entender la situación. Hicimos casi un año de laboratorio antes
de llegar al texto y empezar a trabajar, incluso hicimos working pro, abriendo frente a algunas personas, escenas que nada
tenían que ver con la obra y los actores se prestaban a trabajar frente al
público momentos que no sabían que iban a trabajar, que se enteraban ahí mismo frente
a la gente. Para nosotros fue fundamental, buenísimo, había ya una construcción
de quién era el personaje, de plantearse como era su vida. Entonces, luego
había que defenderlo frente al público, fue muy bueno este tipo de experiencia.
Y, había que desarrollar todos los cambios anímicos que tiene Mabel durante la
obra.
Jorge: Sí, de hecho Mirta termina muy cansada, es una obra que no
podríamos hacer dos funciones en el mismo día.
M: Porque la compromete mucho, desde el cuerpo y desde la emoción.
Jorge: Y porque para todos nosotros Mirta es un pilar dentro de la obra,
fuera y dentro es una persona como muy especial; y dentro de la obra es un
personaje de mucha fuerza y todos los personajes se apoyan mucho en ella. Es
importante que siempre esté lista pero termina con un desgaste fuerte.
A: Cuando nosotras vimos la obra, se sentía como estaba ella en el
escenario.
Jorge: Sí, sí, sí, una mezcla a su vez entre técnica e intuición
interesante.
A: hay mucho de ella.
Jorge: Sí, sí de la carne que le presta al personaje, a mi me gusta
trabajar con actores que lleguen a esto, cómo no se, uno trabaja con actores
que son más técnicos y unos que son más intuitivos. Ella es una mezcla de estas
dos cosas y se nota mucho en el escenario. De hecho en Solas no más, las dos
actrices protagónicas son absolutamente técnicas, Mariela Rodríguez y después
su reemplazo, y Matías es un actor intuitivo absoluto de muy poca técnica pero
de igual profesionalismo que el resto. Y, es bueno poder adaptarse al actor y
mientras los tres puedan lograr lo que lograban, no me importa. En Solas como director de actores uno lo
nota mucho, quizá el público no, pero uno lo nota.
M: A lo mejor no te das cuenta por donde pasa la cosa pero se nota, y
tiene que ver con la diferencia de registros.
Jorge: Sí, sí, y Mirta es un ser excepcional, alguien que todos admiramos
dentro y fuera del escenario. Y, eso se nota, es un ser de una calidez inmensa,
es una actriz con la que nunca un sí o un no, nada, al contrario. Y, que está
1:30 arriba del escenario y es la más humilde, todos por suerte, yo trabajo con
un equipo de gente que admiro dentro y fuera del escenario. Yo pretendo un
actor que sea un ser inteligente, fundamentalmente, que entienda el trabajo corporativista
y que si cree y hace bien su trabajo lo tome con humildad. Creo que siempre a
nosotros nos queda claro que es un trabajo. Ser un trabajador del arte, esto no
tiene ni que elevarte ni ponerte abajo, que muchas veces te eleva y otras te
tira, pero uno lo tiene que llevar con la mayor normalidad posible. Y, esto por
suerte en el elenco está, se nota y es un placer, y dentro de todo esto Mirta
es la más humilde de todas, una realidad.
A: Te hago una pregunta por si no se grabó antes, ¿Esta idea del cooperativismo
incluye sólo a los actores o a todo el plantel, iluminación o escenografía?
Jorge: En el día a día incluye a todos los que estamos presentes, pero
sí, cuando hay que hacer escenografía y nuestro escenográfo nos pide ayuda,
todos trabajamos en función de la escenografía. Es un trabajo de todos, pese a que el
escenográfo la diseña, la piensa, todos trabajamos en función de eso.
A: Por ejemplo, la escenografía fue consensuada.
Jorge: Por ejemplo, la escenografía de Mabel es algo que deliberamos entre todos; el escenográfo lo planteó
y entre todos nosotros fuimos deliberando, y descubrimos de que tenía una
utilidad absoluta y tocamos algunas cosas y nos pareció bien y lo hicimos entre
todos; con el apoyo de él por supuesto. Las ideas eran de él, pero lo pudimos
hacer entre todos.
Después otras cosas, como el diseño de luces, tienen que ver con la
idea que yo ya tengo en la cabeza, la
selección musical también; hay cosas que uno va eligiendo pero el día a día es
cooperativista. El vestuario fue consensuado también, aunque parece muy
naturalista llevó bastante encontrar lo que realmente buscábamos. Porque además
es una obra que tiene mucho vestuario, cambios, elementos; el elemento es
fundamental para nosotros. Ya desde la disposición del ambiente escénico, que
la gente sienta que es una cocina y que
vea una cocina y un comedor, eso para nosotros es fundamental, y la elección de
cada elemento era fundamental. Somos como muy hincha cocos en ese sentido.
A. Pero eso hace que los
actores se sientan cómodos y se manejen dentro de una escenografía que les
resulta cómoda.
M: la asumen como propia, están en el lugar y en el ambiente.
A: Me parece que todo hace a la idea de cooperativismo.
Jorge: Sí, sí todo el tiempo trabajamos de la misma manera, todo, desde
salir a volantear, el armado o hasta el desarmado, de tomar una decisión.
M: Yo te vi volantear, y no es común que alguien que dirige lo esté
haciendo y me pareció tan bueno…
Jorge: A mi me pasa que me encanta volantear (risas) yo te lo tengo que
reconocer, me encanta volantear porque si la gente pregunta algo de la obra
creo que nosotros somos los que mejor podemos defender nuestro trabajo. Y, la
gente en la calle pregunta mucho acerca de la obra, porque hay mucha oferta,
porque si vos recibís un volante y otro querés preguntar de que se trata. A mi
me encanta, yo volanteo como uno más, nosotros tenemos un sistema de volantear
y yo soy uno más. Tenemos un sistema, lo hacemos los jueves, los sábados y los
domingos, los viernes estamos todos porque tenemos ahora función los viernes. Entonces
tenemos días en que siempre hay alguien en la calle volanteando el espectáculo.
A: cuándo volanteas vos, ¿buscás un público determinado o a cualquiera
qué pase?
Jorge: En este momento estamos haciendo 10.000 volantes cada 15 días, así
que estamos rompiendo la calle todo el tiempo. No, no discriminamos, porque la
gente te asombra, si no sería como tener un prejuicio a cerca de quién y por
qué.
A: En las dos obras que fuimos a ver tuyas, el público era diverso.
Jorge: Yo creo que también el boca a boca funciona mucho, en este momento
de mi vida yo creo que el teatro tiene que
ser un arte para todos. Porque hay tantos espectáculos y tanto trabajo
que te aleja del teatro, que marca un límite entre el público de teatro y el
público de televisión o el público de cine, y que excluye la posibilidad de que
llegue a todo el mundo. Un desafío para mi, con el que yo me siento desafiado
en el teatro, hoy por hoy, es que todo el mundo puedo disfrutar una obra. Quizá
el día de mañana esté en otro momento, pero en éste lo que quiero es que el
teatro sea para todos, y la persona que va a ver una obra de teatro tenga el
gusto de estar en una sala, que la disfrute, que la entienda de la manera que
la pueda entender, que la disfrute y quiera volver. Me parece que hay tantos
espectáculos que alejan al espectador que yo, quizá, quiero tomar la
determinación de intentar hacer, como
pueda, obras que acerquen.
A: Que incluyan en vez de excluir.
Jorge: Sí, lo que nos pasa con Mabel
es que es una obra donde la gente que nunca fue al teatro viene y la
disfruta horrores: yo nunca fui al teatro y mira lo que me provocó y mira lo
que me gusto… Eso es un halago para mí muy importante, porque es lo que uno
busca, en un mundo con tanta intelectualidad y donde todo el mundo, todos
intentamos hacer lo posible para parecer…
M: La situación del teatro como propuesta, es bueno lo que decís,
porque en realidad el teatro tiene desde hace mucho tiempo una mirada selectiva
y está cada vez más atomatizado. Y, está bueno que volviera otra vez a
interesar a un público más ecléctico, más popular. Que volviera a darse la
situación de que todo el mundo volviera a ver teatro, como tiene ganas de ver
películas o ver otras cosas. No sé si es eso lo que querés decir. Es que en
muchos aspectos se volvió algo cerrado. A veces te encontrás con las mismas
caras, en el teatro para niños pasa muchísimo, salvo en algunos momentos como
las vacaciones de invierno. Te encontrás con gente que va porque está
interesada por otras cuestiones que no es el disfrute, y eso tan poco es bueno.
El teatro tendría que adoptar un lenguaje que pudiera ser decodificado por
todos; aunque siga en la búsqueda y en la experimentación.
Jorge: Obvio, está bueno trabajar con un texto que desafíe la inteligencia,
de manera proporcional, por qué hacerlo para unos pocos. Buscar la manera de
que llegue a un público general.
M: Hay mucha gente que apuesta a lo críptico.
A: Por eso me parece interesante la idea que él tiene de
corporativismo, porque eso que se a generado entre todos y es para todos, no es
un sólo un punto de vista del director o del actor que está en escena.
Jorge: El público de teatro se queda helado con los actores, los
estudiantes de teatro, todos los que vienen se quedan helados con la tensión:
cómo se sostiene la tensión durante toda la obra. Las actuaciones de cada uno,
del que te llame la atención, del que te guste. La posibilidad de reírte y
emocionarte al mismo tiempo, con un mismo espectáculo que te rías y te
emocione, con lo difícil que es llegar a hacer que el espectador sienta algo.
Que uno largue la carcajada o que se te llenen los ojos de lágrimas con un
mismo trabajo, quizá el espectador teatral vuela. Todos los demás en lo que se
fijan, es que el espectador no teatral, convencional, viene y le encanta, la disfruta
y se identifica, identifica a los otros y la pasa genial y te dice: es como ver
una película en el cine, qué bárbaro fue como ir al cine. Y, se conforman los
dos polos que generalmente son siempre opuestos, dejas conformado los dos polos
con un mismo espectáculo. Bueno, está al que no le gusta nada, por supuesto
(risas) y está super claro que Mabel
Riviere fue un trabajo de críticas adversas y a favor polarizadas. Fue
interesantísimo, gente que habló maravillas del espectáculo y otro crítico distinto te lo tiró abajo.
A: Me parece que tiene que ver
como te llegó.
M: Desde dónde uno lo lee.
Jorge: Cuándo uno más se mete, más se nota, hay tantos intereses creados
en este ambiente. Cuánto más respuesta vas obteniendo, más fuerte es lo que
generan los otros, y así empiezan. Cuando yo voy a ver todo y me guste o no
siempre saludo, porque para hacer off
acá tenés que ser un remador, y para mi eso merece respeto, me guste más o me
guste menos, ya merece un respeto extremo. Si no me gustó quizá en otra obra me
sorprende, el trabajo merece respeto, pero no todo el mundo lo entiende de la
misma manera. Después vas viendo entramados y vos decís ¿cómo y por qué?
A: Qué bueno saber que está la obra en España, ya hace tiempo que está
en Andamio.
Jorge: Ya para mi es un placer estar en Andamio con todo lo que significa
Andamio en mi vida, con todo lo significa Andamio como institución teatral de
la lucha ideológica, teatral y política para Capital Federal, para un país,
pero en capital específicamente, para mi es un placer y lo marco siempre. Y, sí,
el boca en boca es fundamental siempre, siempre. Incluso nos viene gente de
otros países, de otros lugares, también viene a la sala acá y termina diciendo bueno a mi me recomendó
tal, y que esto y lo otro, y hay gente que viene dos y tres veces, gente que
repite y trae a otra gente. Que va generando todo un círculo que hace que un
espectáculo subsista por tanto tiempo.
A: La invitación que tuviste de ir a Italia es porque tenés una
trayectoria, eso es todo un reconocimiento.
M: La obra, ¿la vieron en
España o en Buenos Aires?
Jorge: Vieron la puesta en España y les encantó. Eso es lo que me ocupa,
lo que tengo en la cabeza, el hecho de sentir de que soy un trabajador y que no
claudico, y que estoy siempre al pie del cañón, siempre queriendo contar algo,
decir, mostrar, hacer, tengo muchas cosas que quiero contar. En este momento
estoy con dos trabajos a la vez escribiendo, uno co-escribiendo y otro
escribiendo solo.
A: ¿Ya están elegidos los actores del que estás escribiendo solo?
Jorge: Sí, me falta uno, pero ya hay cuatro (risas)
A: ¿Y, el otro que es co-escrito?
Jorge: Voy muy bien, muy contento, otra cosa pero muy contento, es otro
nivel. El otro está escrito casi a medida para un grupo de actores que quieren
trabajar, que hagamos algo juntos y estoy escribiendo para esa gente, a medida
(risas). Sí, sí, también está siendo muy bonita la co-escritura, que me gusta
mucho. Somos dos autores nada más, es guionista en realidad y ahora está
haciendo dramaturgia con Kartun, y está en un momento como de pasión teatral y como
no alentarlo y tentarse mutuamente con eso.
A: Nosotras tuvimos una conversación sobre que la mayoría de los
directores no van al teatro, que no es tu caso. Qué es lo que te motiva a ir y
a ellos no?
M: La lógica es conocer ese algo de todos los lugares posibles.
Jorge: Yo te puedo hablar desde mi, para mi el teatro es una pasión, soy
un apasionado de esto, a mi me mueven las pasiones. Yo no puedo sostenerlo de
otra manera ni comprenderlo de otra manera. Entonces, yo vería todo lo que hay
en cartel porque me encanta, porque lo disfruto, o sea, lunes, martes,
miércoles, jueves, a todo lo que pueda ir voy a ir, y es más siempre me cargan
porque no concibo una salida si no es con doblete, como lo digo yo, sí, sí
quiero salir y ver dos cosas, porque me apasiona. Bueno, salir y ver una sola
cosa está bien si hay una cena que acompañe, sino salir y ver dos cosas y
después cenemos. Pero tiene que ver con lo mío, porque para mi es una pasión,
es un gusto. Es inevitable, yo creo que seré muy inútil en tantas cosas, pero
yo creo que para mi destino puro es que si yo estoy acá es tiene que ver con
algo teatral. De hecho, si estoy acá en este mundo es para contagiar algo
teatral de la manera que sea, en pedagogía, en dirección, como espectador pero
para contagiar ese algo. Y, me pasa que a mi me mueve eso. Creo que la gente no
va a ver teatro porque cada uno mira su propio ombligo (risas)
M: Sí, pero es tan poco lo que se da.
Jorge: Pero además se aprende tanto viendo lo de los demás que es
impensado que un director, un dramaturgo, un actor, no pueda…. Lo que creo es
que pasa eso, todo el mundo está mirando su propio ombligo y como que nada le
da satisfacción como lo propio, salvo que vaya por amiguismo a ver algo. Creo
que eso se nota, si uno habla con actores de otra generación, siempre iban a
ver algo. También es cierto que las políticas teatrales cambiaron, antes el
actor podía entrar gratis a ver todas las obras y el estudiante de actuación
podía entrar gratis a ver todos los espectáculos porque existían convenios con los teatros. Hoy también el
actor tiene que pagar todas las entradas, cálculo que eso tampoco habrá
ayudado, además es como que el actor de hoy es otro tipo de actor, otro tipo de
formación, venimos de una generación de los 70, de tanta lucha, de tanta
ideología, de tanta cosa política, en la apuesta de los que sea que hagas. Que
esta cosa ideológica se va desvirtuando en todo, digo como que es una
generación desvirtuada.
Jorge: La forma en que llevan las cosas es tan distinta y está quedando tan
de generación de treintañeros, tan de generación, que es muy interesante.
M: La tensión pasa por otro lado.
Jorge: Totalmente, creo que van cambiando tantas cosas que se ve
reflejado en el espectador teatral, y se ve reflejado en el actor y en el
director actual. No es casual que el director y el actor no vayan a ver
espectáculos, para mí tiene que ver con esto, con un individualismo, con un
egocentrismo, con una falta de interés también: que te gusta hacer teatro pero
te gusta hacerlo a vos. En los estudiantes de taller se nota muchísimo, no
quieren ir a ver teatro, tenes que insistir.
M: Yo les hago hacer un trabajo sobre una puesta para que vayan.
Jorge: Tenés que insistir para que vayan y la gente te dice amo el
teatro, me encanta, el teatro es mi pasión. ¿Quién te contagió la pasión? ¿Quién
de lo que viste? No es en mí (risas) Y vos decís ¿Cómo puede ser? ¿Cómo
alimentan esa pasión? ¡Porque a mí me hace sentir importante!
M: Mi propuesta es que vayan y que
puedan hablar sobre lo que vieron.
Jorge: Agradece de que no te saquen las críticas de Internet. Julia Elena
Sagazeta hace lo mismo: da un plan de 10 espectáculos y vos eliges sobre cuál
se hace el trabajo de investigación.
M: A mi me interesa que vayan, lo que hago es antes de comenzar la
clase comentar lo que vi en la semana.
Jorge: Yo hago lo mismo, lo que hago dando clase es que los primeros 10’ comento lo que vi o lo que vio alguno, y con eso arrancás para
contagiar. Es triste.
M: Porque uno no termina de entender, lo que vos explicas es una de
las posibilidades pero es muy difícil de entender.
Jorge: Tiene que ver con lo que estamos viviendo, con lo contemporáneo,
tiene que ver con lo contemporáneo, es lamentable pero es así. El desinterés
absoluto, el no compromiso con nada, cuanto menos compromiso mejor.
M: Pasa también en otras áreas que no son exclusivamente artísticas, con
el fútbol por ejemplo, como si los jugadores no jugaran por el deporte, para el
equipo, si no jugaran para su propio beneficio, por el dinero que cobran, por
lo que debería ser una consecuencia y no una finalidad.
Jorge: Yo hice el magisterio también, soy profe de futuros profe en 1º
año y en 4º, cuando ingresan y cuando se van. En 1º año soy insoportable y
cuando se van ya me relajo un poco; ya está, ya pasaron por todo, es darle el
puntapié, explicarles como es la vida y terminó. El 1º día de clase cuando
planteé por qué estás acá, la docencia que es una tarea de vocación plena, sino
cómo sostener esa tarea de docencia si no hay una vocación detrás o fundante o
como queramos llamar. El 1º día de clase, el 98% del alumnado lo que te
contesta: la posibilidad de una salida laboral rápida, un empleo en el que me
veo, dejar a los chicos un tiempo, vengo acá y estudio, no es tan difícil
(risas). Y yo vengo acá y digo, bueno, pero al menos mentime!!! porque yo te
tengo que dar clase todo el año, y qué evalúas del todo el año después de esta
presentación. Y, la no astucia te tienta, con eso te das cuenta que es tan triste
con la gente que estamos conviviendo. Y, esos van a ser los docentes de tus
hijos, de tus nietos. Es triste, es triste pero es así, y eso como no lo vas a
trasladar al teatro.
M: Claro, porque está en todos los ámbitos.
Jorge: Totalmente, un arte egocentrista si lo hay, totalmente. ¿Por qué
levantas una baldosa y hay un actor? Hay actores por todos lados pero directores
es difícil, no te ve nadie, entonces para que vas hacer dirección pero actores
los que quieras, por donde quieras. Es para reflexionar.
A: Sí, es para reflexionar y ver que se está haciendo, vos ya lo
estás haciendo y vos también. Pero ver que se puede hacer para que los chicos
sepan que es teatro, que es diferente al cine o estar en una oficina.
Jorge: Yo soy un apasionado y no puedo hacer otra cosa, lo mío es
enfermizo (risa)
M: Te sale naturalmente.
Jorge: Es enfermizo, yo empiezo la clase a las 7:15 de la mañana, y estoy
así y les estoy explicando (risas). ¿Cómo puedo ser que son las 11 de la noche
y estoy dando clase de la misma manera? Pero, yo no lo puedo explicar, porque
nada, es algo que te surge porque uno es así. El día que me replanteo: tengo
que ir a trabajar, tengo que hacer, el día que me replanteo esas cosas, lo mismo
que ver o venir al teatro, no lo hago más. Yo vengo al teatro todas las
funciones, todas las funciones, y hace desde cuatro años que vengo con mi
libretita y sigo anotando cosas. Claro, todas las funciones anoto cosas y sigo
trabajando porque para mi tienen que haber un acompañamiento. Yo vengo todas las
funciones, vengo me siento y los admiro. Pero eso es lo que me pasa a mí, pero
el día que diga: tengo que ir al teatro de nuevo, qué bajón, qué garrón, a ver
la misma obra, es mi tiempo de dejarlo.
M: Me dedico a otra cosa.
Jorge: Eso, a mi me pasa eso, también entiendo que quizá un día no voy a
poder estar en todas las funciones, pero ahora que puedo para mi es un placer.
A: Pero igual, el compromiso que se genera, a mi me parece, entre los
actores y con vos ahí, es otro.
Jorge: Sí, sí.
M: Lo bueno es que se genera: que son un grupo.
Jorge: Totalmente, estamos todos siempre, y lo único que me piden: es que
no te sientes en la 1º fila, porque metes una presión, quedate en la última. Y,
de hecho me siento en la última silla, la que está ahí tiradita y para mi es
elemental. ¿Cómo me voy a cansar yo mismo de mi trabajo? Claro, o del trabajo
de mis compañeros. ¿Qué pretendo yo del trabajo de un actor? Quizá en otro
momento no voy a poder estar, pero en esta que puedo está bárbaro.
A: Una cosa es que surga algo imprevisto y otra es quedarte en tu casa
y después llamar y preguntar cómo les fue.
Jorge: Claro. ¿Cómo les fue de público? (risas)
A: Y es eso lo que falta, esa pasión que vos decís.
Jorge: Ni hablar.
M: Les cuesta comprometerse con pasión.
Jorge: Les cuesta leer.
M: No a todos, hay grupos y grupos, y algunos que van cambiando, por
suerte, los ves que empiezan así y después van creciendo, van cambiando mucho.
Jorge: Mariela Rodríguez fue alumna tuya. Mariela es una chica de otra
época, empezó a ser alumna mía a los 13 años, y nada, obra que le recomendas
obra que iba, era la que más cumplía con los trabajos de actuación: una chica
de otra época. Es tan profesional, tan minuciosa, tan enfermiza con su trabajo.
Fantástico, es su trabajo.
M: Por eso te digo no todos son así, Mariela era una excelente alumna.
Es cierto al principio te encontrás con una variedad de expectativas, con que
te llama la atención que cuando les
preguntás ¿qué saben de teatro?, te contestan en algunos casos, nada.
Jorge: Sí, y la tenés que remar, y hacer cosas convenientes, el tema es
siempre como los traes de este lado. Es una ardua lucha.
M: Es un trabajo de seducción.
Jorge: Es un trabajo de seducción constante, y a mi me encanta, y a vos
te debe encantar también, pero es todo un trabajo.
A: Es mostrarles otras cosas y cómo pueden participar.
M: Y es darles también confianza, porque hay muchos que no tienen
confianza, que parece que los que ellos opinan no sirve. Lo que hay que hacer
es animarse, pero a mi me gusta.
Jorge: De hecho, el caso de Mariela con sus veinticuatro años (creo que
tiene ahora) tiene su momento de crisis cuando me dice: ¿Jorge por qué no puedo
vivir del teatro? Y, se larga a llorar adelante mío y me dice: ¿por qué no
puedo vivir del teatro si le estoy dejando todo? Le digo: hola, ¿me lo estás
diciendo a mí? (risas) Realmente, ¿me lo estás diciendo a mí? Y, si esas cosas
compartidas sirven mucho, porque vos te vas nucleando con esta gente. Y, esta
es la gente que después te tira para adelante tu proyecto y los convierte en
suyos, esos proyectos comunes, pero eso es interesantísimo. Pero, sí, es una
época dura, de desinterés, de no apasionamiento por las cosas. Es duro.
A: Igual, nosotras estamos empezando a hacer un trabajo con el tema
de las dramaturgista.
M: Un grupo de mujeres que empezaron a salir del IUNA y de Andamio y
están trabajando de eso, que es diferente a las directoras que sólo trabajaban
por casualidad en dirección. Bueno, y casi por necesidad, se encontraban con un
grupo y fallaba el director y había que asumir la dirección y las mujeres asumían
la dirección. Pero ahora es una carrera, ya no es lo mismo, cumplen todos los
roles: escriben, dirigen,…
Jorge: Sí, Laura Fernández, Romina Paula, Agustina Gatto, Laura Brauer,
Maruja Bustamante, si, si hay un montón.
A: Además tienen unas pilas, unas ganas y hacen unas cosas súper
interesantes, y por otra parte son chicas muy jóvenes.
Jorge: Sí, sí.
M: Son una camada nueva, pero no es sólo una cuestión de género. Ser
director de teatro es como una cosa más natural, pero además por el cambio,….
Me llamó la atención porque hay gente nueva y no ocurría así. Cristina Banegas
dirigiendo, Alejandra Boero dirigiendo, pero adquirían la profesionalización en
dirección de la experiencia.
Jorge: Que se profesionalicen como teatristas.
M: Que se profesionalicen como dramaturgistas: yo lo produzco, yo lo
escribo, yo lo dirigo. Como el caso de una alumna mía, Mariana Rodrigo, tres
chicas, tres monólogos, una dirige y la otra actúa, Luego intercambian los
roles.
Jorge: Es que venimos de muchos años de repetir clásicos, de un teatro de
no tener casi nada que contar y de dramaturgos anquilosados, y ahora, en este
punto es bueno, resurge una nueva escritura y se nota mucho. Rica y muy
distinta, es un momento de quiebre y se nota.
M: Es como vos decís, como que estaba todo muy quieto.
Jorge: Sí y se nota, es fantástico, el off
está bárbaro para explorar, para meterte, y para ir viendo todo.
A: Pero hay tanto para ver, quisiéramos tener más tiempo.
Jorge: Pero es imposible, no te da la cabeza, no podés. El martes en
Hurlinghan una salita nueva, el jueves en…. Y vos decís de donde sale esta
gente, y quizá son lugares interesantísimos.
A: Hoy me enteré que cerca de casa hay una sala en una vieja soderia
y aparentemente están todas las máquinas….
Jorge: Que placer tener una sala (risas)
M: Eso es lo próximo Jorge.
Jorge: Eso es lo imposible, me encantaría tener una sala, pero no, eso es
imposible. Y, quizá este momento es más inquieto, me gustaría más Festivales,
estar acá y allá, eso me gusta mucho, enriquece muchísimo. Viajar siempre es lo
más interesante, en los Festivales yo veo todos los trabajos, de todo el mundo,
yo no me pierdo nada. Porque quiero estar, quiero ver, y eso que quizá me
gusta, de hecho me gustaría montar espectáculos para salir de gira y para salir
al Festival, me encantaría pero no es el momento todavía
M: No es el momento de tener sala.
Jorge: No, igual como tengo tanta gente con la que compartimos desde hace
tanta años, gente con la que trabajamos hace dieciséis años, dieciséis años que
trabajamos juntos, otros hace once, con Solas
que es el que menos trabajamos juntos hace nueve. Claro y soy el padrino de
la hija de mi iluminador, el padrino de casamiento de la Bibi y que la Bibi se casó con el actor que
hace de inválido de Solas (risas), se
conocieron gracias a mí en el grupo de teatro. Está esta cosa de que la vida en
comunidad existe, existe. Y, además de gente que se dedica a otro tema, y eso
también es admirable para uno, la
Bibi es bioquímica, el inválido de Solas es médico, las dos actrices de Solas una es profesora de educación especial y la otra es profesora de historia, la Tercera Angustias del monólogo,
profesora de letras. Claro, toda gente que está dispuesta a dejar todo por
esto, en este momento, pero que subsiste gracias a otra cosa.
M: Ese es el verdadero espíritu del teatro independiente.
Jorge: Pero antes era más fácil vivir como actor, porque no había tanta
gente que quería ser actor. Y, vos veías en la madrugada algo colgadísimo, creo
que era Alicia Bruzzo, ella quería ser actriz y después se presentó para una
película y la llamaron, y después hizo otra, pero no había nadie que se
presentara. Después lo sostenía con talento, pero era más fácil. Ahora hay que
ser corajudo para querer ser actor y solamente trabajar de eso.
A: Hay que tener mucho talento y mucha suerte.
M: Un poco de todo.
Jorge: Sí, sí, tiene que estar la varita.
M: Estar en el lugar justo y en el momento justo.
Jorge: Creo totalmente en eso, el destino es el destino, creo
absolutamente en el destino.
M: En el lugar preciso en que alguien te ve.
Jorge: Sí, te ve y confía en vos, porque para alguno podés ser un actor
desastroso y para un director es justo lo que estaba buscando, y resulta que en
la obra es brillante lo que hace y te consagra para otra cosa. Es así: destino
puro, pero el actor subsiste gracias a que trabaja de otra cosa. Es una
realidad.
A: Quizá que el actor tenga que trabajar para subsistir tenga que ver
con la pérdida del divismo.
Jorge: Sí es verdad, y eso es lo que admiran afuera, en el exterior lo
que gusta de los argentinos, la gente a la que le gusta realmente el teatro se
vuelven locas con el off. Porque no
puede creer esto, porque este nivel de sacrifico afuera no se da. Fíjate todo
lo que tiene que ver con la movida sindical en España (que es el país que
conozco): hoy el actor que no le pagan el ensayo no concurre, no va, no hace si
no cobra. Me parece fantástico profesionalizar el trabajo, es fantástico pero
se transforma en otra cosa. No es ni bueno ni malo, es bárbaro profesionalizar
y que te estén pagando por ensayar. Aquí que te paguen en el off (risas), y tenés que dividirlo con
todo el elenco, es una coproducción y no existe nada. Y, ese espíritu de sacrifico
es lo que se admira afuera de nosotros, y eso lo marcan siempre. Sí, es un
espíritu de sacrificio que afuera no se
ve, no se puede concebir ni pensar. Y, acá lo tenemos tan claro.
A: Por eso mismo se logran los espectáculos que se logran.
Jorge: Sí.
A: Lore cuando estuvo en España dijo que había mucha chatura.
M: Le pones el cuerpo y no pasa nada, si no tenes ganas de actuar.
Jorge: Totalmente, anda a buscar actores afuera que quieran ensayar a la
noche (risas), en Europa no existe el turno noche de estudio, se estudia a la
mañana y a la tarde, por eso la adolescencia se extiende hasta los 30 y pico,
porque a vos te están manteniendo hasta los 30 y pico, porque vos estás
haciendo la carrera. O sea, hasta los 30 y pico nunca trabajaste, es un encanto
(risas)
M: No está pensada para gente que labura.
Jorge: No, hay tiempo para todo, por eso llegan más relajados, la
adolescencia es tardía y tienen hijos a los 40. Todo el mundo está soltero,
Europa no tiene natalidad, y claro
empiezan a hacer su vida a los treinta y algo, es otra cultura, distinta. Vos venís
acá y el que tiene 18 años ya está en la facultad, trabajando, haciendo teatro
a la noche. Acá, ¿qué actor no ensaya a las madrugadas? ¿A la noche? Y, es así,
y eso es lo que les encanta de nosotros. Lo que nos apasiona y nos destruye al
mismo tiempo (risas) Es enfermizo.
A: Yo prefiero esto.
Jorge: Yo también, porque te hace sentir vivo, que estás vivo, pero es
verdad que la calidad de vida es distinta. Quizá por eso no entendieron lo que
yo decía antes con: qué suerte que me toco trabajar con actores argentinos en
España, sin querer descalificar a los actores españoles. Qué suerte! En España
no van si no le pagan el ensayo.
A: Sin embargo aquí aunque no le paguen, el actor es feliz con estar
arriba del escenario.
Jorge: Y que después el actor defienda su trabajo con el productor, allá
no lo pueden creer. El teatro de Chueca lo consiguieron los actores, que está
enamorados de Solas no más,
enamorados de su trabajo y quieren que los vea todo el mundo y salen a buscar
sala, y el productor no lo puede creer. Y, nos debe una cantidad de dinero tan
importante, y nos debe a todos el dinero, que el productor no lo puede creer. Y
yo hablo de los actores que se me cae la baba y los actores hablan de mí de una
manera, tan bonita. Y, de verdad, los productores llegan a creer que esto es
enfermizo, que nosotros estamos muy mal. Porque si el productor no se mueve el
espectáculo murió, olvidate que el espectáculo perdure; y allá está perdurando
gracias a los actores. Los actores dicen: no lo vamos a bajar, a mí me van a
ver en este personaje (risas)
Entonces, yo digo menos mal que eran argentinos, quizá no se
entendió al principio de la charla y pareció como algo sectario.
M: Yo pensé que era para que se entendiera mejor la obra.
Jorge: De hecho se hizo una adaptación, pero se podía haber adaptado más.
Pero concebir el teatro como lo concebimos nosotros. Este grupo de actores
están intentando hacer lo imposible para que yo viaje a dirigirlos en otro
espectáculo. Además, yo admiro tanto el talento que tienen, son tan talentosos
y además salieron de una audición de ciento y pico de actores. Me parecen tan
talentosos y que se haya generado esto, y que teniendo tantos directores allá
que ellos quieran hacer para pagarme el pasaje y bancarme las cosas. De hecho,
cuando nosotros nos fuimos a España, nos pagaron el tiempo que duraba el
Festival el alojamiento, pero todo el tiempo que estuvimos en Madrid estuvimos
hospedados en la casa de los actores de Solas
no más, nunca nos dejaron pagar una noche de hotel, jamás y no se conocían
unos con otros, pero eran actores míos y todo el mundo los metió en sus casas.
A mi me emociona porque es lo que yo quiero del teatro y lo que creo que tengo
que hacer del teatro. Entonces, que te caigan seis personas que no conoces en
tu casa y les abras las puertas, nada. Yo no puedo entender, no puedo decir
nada, porque de verdad siento que es un sueño. Y, es más, en Galicia el tiempo
de más que nos quedábamos estuvimos hospedados en la casa de nuestro
escenográfo que no viajó pero nos dio las llaves, porque él es español. Él no
viajó y éramos once personas en la casa del escenógrafo. ¿Cómo no ser
agradecido en la vida?
A: Pero estas cosas no vienen de arriba solas, las estás generando
vos, estás recibiendo lo que das.
Jorge: Es ser fiel a lo que uno cree, a lo que uno espera, no es nada
más, y a lo que uno quiere para su vida y para la gente que te rodea.
A: Pero esto tienen que ver con tu idea de trabajar en equipo, de
forma corporativa.
Jorge: Por eso mis grandes miedos en cambiar y empezar a trabajar con
gente desconocida y reconocida.
M: seguro que va a ser distinto.
Jorge: Sí, sí,
M: puede ser bueno igual, pero distinto.
Jorge: Querría que fuera gente que yo respete y que me respeten; seguramente
no tendremos una producción y vamos a tener que remar juntos. La concepción de
producción no cambia, la idea no cambia, pero los interrogantes están. Por
ejemplo: las pocas personas que conocen lo que pasa en la obra de los 40 me dicen:
esta obra va a funcionar si tiene actores conocidos. Porque la gente va a
disfrutar tanto del texto como de ver actores conocidos, porque quizá con
actores desconocidos te la destruyen. Vos ves gente que está pedida en el palo
y que te dicen ojo con el siguiente paso
que das (risas) Y vos decís: hayyyy! Porque vos escribís por pasión pero llega
un momento en que tenés que pensar y claro, puede ser: pero ¿qué hago? Entonces,
la obra de los 40 la pienso hasta tener el elenco.
M: Ya va aparecer el actor o la actriz a la que le corresponda ese texto.
A: Sos intuitivo y en algún momento te va a caer la ficha y vas a
decir: esto es lo que yo quiero, sean actores conocidos o no.
M: Es la actriz o los actores que puedan incorporar ese texto desde
adentro y puedan hacer sentir a los demás de la misma manera. Para que deje de
ser texto y se convierta en obra teatral, porque si hay discurso pero no hay
nada que lo sostenga más que la palabra es ahí cuando la obra naufraga.
Jorge: Lo de intuitivo es verdad, y como la de los 40 no está fluyendo
estoy parando.
M: Las cosas tienen su tiempo.
Jorge: Sí, sí, desesperado (risas) es encontrar el momento y este no es el
momento de la de los 40. De hecho me encantaría dársela para leerla, pero
cuando la termines te pido que me llames, no como me hiciste con las películas
(risas) […] Porque es tan personal la forma de contar la historia de los 40 y
me parece tan atrapante. La de los 40 me encanta, pero cierto es que es muy
textual y hay que ver si el público se la banca, y se banca una poética, una
historia distinta, tiene sus toques y sus cosas, pero es otra cosa. No tiene la
cosa irracional de Mabel, la cosa irracional de Solas, que te envuelve, no, los 40 los vi como otra etapa distinta.
Entonces, hay que ver, hay que ver. Si, por favor, porque serían la segunda y
tercera personas en tener la trilogía completa, en poseerla (risas)
Me está investigando una investigadora de Dubatti, Juanita Pilar
Laguna […] De hecho viene el viernes a ver el armando y a la charla, y yo para
cada función hago tortas [...] Bueno, algo uno debe de estar haciendo bien para
que el otro se interese en uno y que quiera ver […] tiene que ver con que uno
tiene una visión idealista de tu tarea, por eso uno lo vive con tanto placer a
todo. Lo que no esquiva que uno es consciente, lamentablemente, de la realidad
que lo rodea y cada vez más consciente.
A: O más sensible
Jorge: Sí, sí, por suerte se puede convivir con eso y hacer la tuya y
esperar lo que va pasando y lo que querés que pase, y disfrutar de eso, de las
cosas cuando vienen, es así. Y, relajarte porque no todo el mundo puede hacer
lo que le gusta. Y, uno tiene la posibilidad de hacerlo, si no lo disfruta uno,
quién lo va a disfrutar. Me agarra en una época de muchos re-planteos. Yo siempre
tuve ganas de dedicarme sólo a esto, pero cada vez son más, más, más, y es
verdad que la docencia es incompatible con la seudo bohemia del artista, es
incompatible, porque hoy por hoy yo no sé si puedo sostener horas de ensayo
hasta las cinco de la mañana y a las 7:15 estar dando clase. Y, bueno, hay que
buscarle la manera, hay que buscarle la vuelta, hay que hacerlo, se consigue,
se quiere, pero es mucho esfuerzo y mucho trabajo. Y, son muchas las ganas que
uno tienen de vivir de esto, pero te ayuda a seguir luchando y a seguir
disfrutando siempre. A disfrutar que haya cincuenta personas que se arreglen y
vengan a ver tu obra, o sala llena o no hay más localidades y gente esperando
afuera, eso nos pasaba los sábados, no los viernes. O cincuenta que vienen y
compran su entrada.
M: Está bueno que lo veas desde ese lugar, que te produzcan ganas de
hacer más cosas y no que lo veas como una cosa que tiene pasar, ser agradecido
con lo que recibís del público.
Jorge: Totalmente.
M: Desde ese lugar siempre tenés que hacer una cosa mejor, siempre
tenés ganas de superarte.
Jorge: Eso es lo que me preocupa y me ocupa, o por los menos no bajar un
ápice la calidad de lo que quiero dar.
M: Porque si fuera un trabajo mecánico no te importaría, pero cuando
es un trabajo creador, vos te acostás
pensando: cómo hago para que la cosa funcione, desde otro lugar.
Jorge: Hay momentos en que cruzas
producción con el equipo artístico (risas), realmente. Allá los ensayos son de
cinco horas, nosotros hemos estado doce horas ensayando, porque teníamos un mes
para montar una obra. La producción tenía que pagar cinco horas y nosotros seguíamos.
Y, de verdad, se quedaban anonadados, yo creo que nos miraban desde su lugar y
rogaban que no sea contagioso (risas), porque no lo podrían sostener. Además,
pensaban porque ensayan doce horas, si se les está pagando cinco ¿Qué pasa? ¿Por
qué ensayan a la madrugada? Cuando había compromisos impostergables, laborales,
de alguno de los actores nunca había un si o un no. No importa. Tenía una chica
que trabajaba en la taquilla de un teatro de La Gran Vía hasta las 9:30 h
y entonces nos juntábamos a cenar y después a ensayar desde la medianoche hasta
las cinco de la mañana. Hay tantas anécdotas tan bonitas del trabajo de acá y de
allá.
M: Acá si no lo haces así, no podés de otra forma.
Jorge: Estas pilas son las que te hacen sobrevivir al día siguiente, y es
lo que yo decía, yo no lo cambiaría, yo prefiero lo de acá, cuando tenés 30
(risas). Después cuesta más sostenerlo, con el agregado de que algunos tienen
hijos, maridos y esposas. Y, no es lo que pasa allá, que llegás a los 30 y
vivo, a los 35 sos un eterno single,
y la verdad que la mayoría que tiene 35 en Europa es un single precioso, que viaja, que conoce el mundo. Distinta cabeza,
nosotros porque lo vemos con la nuestra pero es imposible, es distinto.
A: Por eso acá se genera otra cosa.
Jorge: Son muy acartonados, muy insulsos. No tienen off y es muy tajante la diferencia, o sos profesional o sos
amateur, y el amateur no tiene categoría de nada, sos un nadie. Nunca habría
podido surgir el grupo Catalinas allá, no existe, es el profesional que cobra
por su trabajo con los valores del sindicato o el amateur. Es muy tajante la
diferencia.
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