(…)Pero
igual que combatimos,
Rumba
la rumba la rumba la.
Prometemos
combatir,
¡Ay,
Carmela! ¡Ay, Carmela!
En la vida como en el
teatro, todos alguna vez, nos enfrentamos a situaciones en las cuales tenemos
que elegir quienes somos y demostrarnos a nosotros mismos el valor que le damos
a nuestra vida y a nuestras ideas. En Ay!
Carmela, sus personajes puestos en el límite que representa un frente de
guerra, por demás fraticida como es una guerra civil, exponen su apego a la
vida y su apego a los sentimientos que provocan lo que se piensa sobre la vida
y sus valores; en ese marco la dualidad entre Paulino y Carmela, estalla en la
decisión final de la actriz de variéte, donde lo que siente le gana a la lógica
de la supervivencia. Hasta allí el concepto, por otra parte, el marco histórico
de una España dividida también entre nacionales y republicanos, punta del
iceberg del enfrentamiento entre fascistas y comunistas, que asolará el mundo,
campo de prueba entre dos maneras políticas de ver y sentir, que llevará a las
personas a la frontera de sí mismos, y que aún hoy es una historia irredenta.
La puesta en el teatro La Mueca en el cuerpo y la voz de Belén Santos y Adrián Venagli, nos hace revivir de manera
efectiva en dos niveles la tragedia histórica. El trabajo con el cuerpo, los
recursos gestuales, que aparecen en el momento del recuerdo, cuando a través
del flash back, Paulino vuelve al relato, exponen con acierto las técnicas de
aquellas compañías que recorrían los pueblos para ganarse el puchero. La
precariedad obligada de la situación, sólo resalta la precariedad con que
aquellos actores se movían por los caminos. Luego cuando se establece un
diálogo entre dos, entre el vivo y la muerta, la actuación toma otro registro,
más íntimo donde prima la palabra y su entonación; donde aparecen el amor, el
miedo, el recuerdo, la soledad. La dirección de Laura Cuffini, fiel a la idea del dramaturgo, apuesta a un
doble salto cuando en el teatro de la guerra, dos histriones, dos cómicos de la
legua que se ganan la vida con una rutina sencilla pero provocadora, suman una
puesta sobre otra para dar cuenta de la fragilidad de una profesión, y de la
fragilidad de la vida. En otro nivel, más intimista, la relación de Paulino y
Carmela es una historia que se mueve al ritmo que otros marcan, como si un
director fuera de escena se adueñara de sus acciones, para demostrarnos que abajo
del escenario también nos movemos como piezas de un tablero, pero que esta vez no
podemos controlar. Sanchis Sinisterra, se pregunta en la voz de sus personajes,
sobre el valor y sobre la existencia de un ser superior que permite tanto
dolor, dónde está ese Dios que no detiene a quienes en su nombre son capaces de
las mayores atrocidades, y lo hace teatralmente cuando Carmela vuelve de un
supuesto cielo y le narra a un Paulino sorprendido, que los santos adorados no
están en ninguna parte para darles la bienvenida. El texto dramático plantea la
yuxtaposición de distintos elementos, de diferentes sentimientos y emociones que
se contaminan –risa y llanto, valor y cobardía, amor y odio, vida y muerte,…- y
el texto espectáculo crea este clímax laberíntico. En la utilización del
espacio lúdico en todo su volumen, en los distintos niveles, donde el espacio y
el tiempo a veces parecen quedar detenido, como en un “entre dos” aparece el
espectro de Carmela y el recuerdo se actualiza. Tiempo-espacio retrospectivo,
donde el protagonista en su intento por escapar de su presente se aferra a ese
tiempo otro. Así el juego de luz-sombra y el lienzo liviano por donde la figura
femenina ingresa al mundo de los vivos. Así las paredes negras del espacio de
la sala que contribuyen a crear el mundo opaco y claustrofóbico de Paulino. El
rojo para las pesadas telas de las cortinas del viejo teatro o para adornar el
balcón en tiempos de amor y de lucha, rojo también en determinadas escenas para
Carmela, el rojo de la bandera republicana, rojo de sangre y de amor. La pasión
por los ideales a flor de piel, porque a través del cuerpo de los actores el
texto dramático se corporaliza y adquiere otro espesor, se hace tiempo y
espacio, mientras el público queda atrapado en una suerte de memoria colectiva.
Teatro dentro del teatro, la ilusión de la vida después de la muerte, la muerte
de Carmela nos llena de vida porque no sumerge en el mundo mágico de sus
ideales, tanto en el ámbito privado de artistas como en el ámbito público de
republicanos. Tanto en la vida como en el teatro.
Ay! Carmela1 de Sanchis Sinisterra. Elenco: Adrián Venagli, Belén Santos. Asistente de dirección: Eliana Marte. Diseño de luces: Roberto Traferri. Vestuario: Beatriz Di Benedetto. Música original: Sebastián Irigo, Javier López del Carril. Escenografía: Aquino- Candia- Menchaca. Coreografía: Karina Kogan. Fotografía: Nicolás Colombo. Realización de vestuario: Fátima Macera. Operador de luces: Damián Giangrasso. Dirección e impresión de escenas: Laura Cuffini. Teatro: La Mueca.
1
¡Ay, Carmela! es una obra de teatro de José Sanchis
Sinisterra escrita en 1986 y estrenada en
noviembre de 1987 bajo la dirección de José Luis Gómez,
quien también interpretó el papel de Paulino. Por su parte, Verónica Forqué
estrenó el papel de Carmela. Es también una película española dirigida por Carlos Saura, que ganó el galardón de Mejor
Película de la V edición de los Premios Goya. La base de
la película es el libro
de José Sanchis
Sinisterra. El título del film hace referencia a una canción
popular del pueblo durante la
Guerra Civil española.
A continuación transcribimos
la canción popular republicana y una actual que se pregunta por el personaje de
la canción:
El ejército del Ebro,
Rumba la rumba la rumba la.
El ejército del Ebro,
Rumba la rumba la rumba la,
Una noche el río pasó,
¡Ay, Carmela! ¡Ay, Carmela!
Y las tropas invasoras,
Rumba la rumba la rumba la.
Y las tropas invasoras,
Rumba la rumba la rumba la,
Buena paliza les dio,
¡Ay, Carmela! ¡Ay, Carmela!
Buena paliza les dio,
¡Ay, Carmela! ¡Ay, Carmela!
Pero nada pueden bombas,
Rumba la rumba la rumba la.
Pero nada pueden bombas,
Rumba la rumba la rumba la,
Donde sobra corazón,
¡Ay, Carmela! ¡Ay, Carmela!
Donde sobra corazón;
¡Ay, Carmela! ¡Ay, Carmela!
Contraataques muy rabiosos,
Rumba la rumba la rumba la.
Contraataques muy rabiosos,
Rumba la rumba la rumba la,
Deberemos resistir,
¡Ay, Carmela! ¡Ay, Carmela!
Deberemos resistir,
¡Ay, Carmela! ¡Ay, Carmela!
Pero igual que combatimos,
Rumba la rumba la rumba la.
Pero igual que combatimos,
Rumba la rumba la rumba la,
Prometemos combatir,
¡Ay, Carmela! ¡Ay, Carmela!
Prometemos combatir,
¡Ay, Carmela! ¡Ay, Carmela!
Batalla del Ebro, 1938.
100.000 muertos de uno y otro lado. Los soldados republicanos rescatan del
olvido el himno que los guerrilleros españoles entonaban en 1808 contra los
soldados de Napoleón acantonados en España.
Ahora se erige como un canto a la liberación del pueblo español de la tiranía
fascista, que amenaza apoderarse de todo el país. Y Carmela parece ser la
destinataria y responsable de denunciar las atrocidades del bando rival.
¡Ay Carmela!
¿Quién se acordaba de ti
en la batalla del Ebro?
¿Quién serías tú, Carmela,
cantada en la voz del pueblo?
¿Qué miliciano te amó
y fue dueño de tu cuerpo?
¿Quién se acordaba de ti
en la batalla del Ebro?
Ay Carmela, ay Carmela…
en la batalla del Ebro?
¿Quién serías tú, Carmela,
cantada en la voz del pueblo?
¿Qué miliciano te amó
y fue dueño de tu cuerpo?
¿Quién se acordaba de ti
en la batalla del Ebro?
Ay Carmela, ay Carmela…
¿Dónde has estado, Carmela,
oculta todo este tiempo?
¿Por qué se calló tu nombre
y se enterró tu recuerdo?
¿Qué ha sido de ti, Carmela,
en medio de este silencio?
¿Dónde has estado, Carmela,
oculta todo este tiempo?
Ay Carmela, ay Carmela…
oculta todo este tiempo?
¿Por qué se calló tu nombre
y se enterró tu recuerdo?
¿Qué ha sido de ti, Carmela,
en medio de este silencio?
¿Dónde has estado, Carmela,
oculta todo este tiempo?
Ay Carmela, ay Carmela…
¿Estás viva todavía
o te has muerto en el destierro?
¿Pudiste escapar entonces
o te quedaste aquí dentro?
Preguntas y más preguntas
que se va llevando el viento;
el mismo viento que entonces
desordenaba tu pelo.
Ay Carmela, ay Carmela…
o te has muerto en el destierro?
¿Pudiste escapar entonces
o te quedaste aquí dentro?
Preguntas y más preguntas
que se va llevando el viento;
el mismo viento que entonces
desordenaba tu pelo.
Ay Carmela, ay Carmela…
¡Ay Carmela, la de España!.
¡Ay Carmela, la del Ebro!
Tu delito fue soñar
y despertar de aquel sueño.
Pero tu nombre ha quedado
en la canción de tu pueblo.
¡Ay Carmela, la de España!.
¡Ay Carmela, la del Ebro!
Ay Carmela, ay Carmela…
letra: Jesús Munárriz¡Ay Carmela, la del Ebro!
Tu delito fue soñar
y despertar de aquel sueño.
Pero tu nombre ha quedado
en la canción de tu pueblo.
¡Ay Carmela, la de España!.
¡Ay Carmela, la del Ebro!
Ay Carmela, ay Carmela…
música: Luis Eduardo Aute
canta: Rosa León
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