Albert Camus1 perteneció al movimiento humanista post –segunda guerra
mundial, amigo y luego adversario político de Jean Paul Sartre2,
defensor de Argelia, su país de nacimiento, produce desde la literatura
una dramaturgia que se basa en los interrogantes éticos de su época.
Afirmaba que el fin no justificaba ningún medio, en cuanto a los costos
éticos políticos que el comunismo de Stalin había producido y que para
la conciencia de muchos de los hombres de izquierda, incluido Camus,
eran intolerables. Pero ese interrogante desde el mundo de la ideas, se
traslada en El malentendido al pequeño escenario burgués, donde la
pregunta es hasta dónde debemos llegar en el afán de lograr lo que
queremos, y cuáles son los costos de nuestra desmesura. La otra pregunta
que queda en suspenso en todo la obra, es el papel de Dios en ese
universo que parece sólo ejecutado por los hombres y sus acciones, para
bien o para mal. El absurdo de una vida donde encontrar un sentido
verdadero que la haga merecedora de ser vivida es también un tema que la
pieza trata. Ese pensamiento no dogmático que lo separó de la filosofía
sartreana es el que hace que sus obras sean aún leídas con interés por
el campo teatral. Haydee Ortubia (en su primer trabajo de Dirección)
logra vencer la dificultad de poner en escena un texto dramático
complejo y oscuro. El espacio escénico de Puerta Roja es utilizado en
todos sus recursos pero la iluminación lo recorta, lo cierra, y deja en
general la sala en una densa penumbra creando la atmósfera necesaria
para el desarrollo de la acción dramática. Paneles negros a un lado,
como si fueran los acantilados que nunca verá Marta (Ana Riveros), y en
el lado opuesto, un siniestro albergue, espacio donde no hay lugar para
los sueños y contiene a los personajes sin posibilidad de alguna salida.
El texto espectáculo da cuenta de la imposibilidad de reconciliación de
los opuestos: pasado / presente, odio / amor, locura / sensatez.
Además, las tonalidades del marrón, tanto en el vestuario como en los
objetos, le imprimen a la puesta en escena un tinte sepia, como entre
algo antiguo y algo con un cierto ensueño, que nos traslada a un tiempo
otro, no por eso menos intenso o menos asfixiante. Si Dios es
indiferente, o si no hay Dios es el interrogante que deja la puesta de
El malentendido. En ese mundo pareciera que los hombres se rigen por
leyes propias, códigos relativos que cada uno puede tomar o abandonar
según las circunstancias. Conservarlas, fundar la existencia en una
ética que no sea muelle al deseo o la necesidad es la propuesta que
Camus planteaba desde todos sus escritos. Una ley que se parece mucho a
la mirada omnipresente divina, o una esencia humana que no debe
abandonarse a lo efímero sino buscar la trascendencia.
El malentendido de Albert Camus. Elenco: Patrizia Alonso, Tito Hammer,
Darío Julio, Ana Riveros, Erika Ruth. Diseño de Luces: Pablo Quiroga
Música: Claudio Guerreiro. Fotografía: Fernando Carrera. Diseño Gráfico:
Vicu Vázquez. Asistente de Dirección: Viviana Sosa. Prensa: Laura
Brangeri.
Dirección: Haydeé Ortubia. Sala: Puerta Roja
1 Albert Camus (Mondovi, Argelia, 7 de noviembre de 1913 - Villeblevin,
Francia, 4 de enero de 1960) fue un novelista, ensayista, dramaturgo y
filósofo francés nacido en Argelia. En su variada obra desarrolló un
humanismo fundado en la conciencia del absurdo de la condición humana.
En 1957, a la edad de 44 años, se le concedió el Premio Nobel de
Literatura por «el conjunto de una obra que pone de relieve los
problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy».En
1935 comenzó a escribir El revés y el derecho que fue publicado dos años
más tarde. En Argel funda el Teatro del Trabajo que en 1937 reemplaza
por El Teatro del Equipo. En esos años, Albert Camus abandona el Partido
Comunista por serias discrepancias, como el Pacto germano-soviético y
su apoyo a la autonomía del PC de Argelia respecto al Partido Comunista
Francés. En 1940, el Gobierno General de Argelia prohíbe la publicación
del diario y maniobra para que Camus no pueda encontrar trabajo. Camus
emigra entonces a París y trabaja como secretario de redacción en el
diario Paris-Soir. En 1943, trabaja como lector de textos para
Gallimard, importante casa editorial parisina, y toma la dirección de
Combat cuando Pascal Pia es llamado a ocupar otras funciones en la
Resistencia contra los alemanes. El anarquista Andre Prudhommeaux lo
presentó, en 1948, por primera vez, en el movimiento libertario, en una
reunión del Círculo de Estudiantes Anarquistas, como simpatizante que ya
estaba familiarizado con el pensamiento anarquista. Camus escribió a
partir de entonces para publicaciones anarquistas, siendo articulista de
Le Libertaire (precursor inmediato de Le Monde libertaire), Le
révolution proletarienne y Solidaridad Obrera (de la CNT). No dejó de
luchar contra todas las ideologías y las abstracciones que alejan al
hombre de lo humano. Lo definió como la Filosofía del absurdo, además de
haber sido un convencido anarquista, dedicando parte importante de su
libro "El hombre rebelde" a exponer, cuestionar y filosofar sobre sus
convicciones, y demostrar lo destructivo de toda ideología que proponga
una finalidad en la historia. Camus murió el 4 de enero de 1960, en un
accidente de coche cerca de Le Petit-Villeblevin. Entre los papeles que
se le encontraron, había un manuscrito inconcluso, El primer hombre, de
fuerte contenido autobiográfico y gran belleza. Camus fue enterrado en
Lourmarin, pueblo del sur de Francia donde había comprado una casa.
2 Su ruptura con Jean-Paul Sartre tiene lugar en 1952 tras la
publicación en Les Temps Modernes del artículo que éste encargó a
Francis Jeanson, donde reprochaba a Camus que su rebeldía era
"deliberadamente estética" expresada principalmente en la obra de Camus
"El mito de Sísifo". En 1956, en Argel, Camus lanza su "Llamada a la
tregua civil", pidiendo a los combatientes del movimiento
independentista argelino y al ejército francés, enfrentados en una
crudelísima guerra sin cuartel, el respeto y la protección sin
condiciones para la población civil. Mientras leía su texto, afuera, una
turba heterogénea lo injuriaba, y pedía su muerte a gritos. Para él, en
aquella guerra, su lealtad y su amor por Francia, no impedía el cabal
conocimiento de la injusticia que vivía el pueblo argelino, depauperado y
humillado, como tampoco podía impedir su amor por Argelia que se
reconociera deudor de una lengua, una cultura y una sensibilidad
política y social indisolublemente unidas a Francia. Existen corrientes
de opinión que afirman que esta ruptura nunca tuvo lugar realmente. La
confusión entre las cartas a Sartre enviadas en la década del 1932 al
1954 fue el indicador de que Camus negaba su influencia, achacándola a
'malentendidos intencionados'. Futuras indagaciones siembran dudas sobre
la autoría real de esas cartas. Sin embargo, en el libro de memorias de
Simone de Beauvoir, La fuerza de las cosas, la escritora pareja muchos
años de Sartre hace referencia a las discusiones entre ambos escritores.
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