Por Azucena Ester Joffe y María de los Ángeles Sanz
Una situación normal para una pareja sin hijos,
vacaciones en la costa, que es atravesada por lo siniestro, por aquello que
desestabiliza el orden que mantiene la tranquilidad. Para María Teresa, la
inquilina, esposa de Esteban es indispensable en ese espacio diferente que las
cosas respondan a lo que se espera de ellas, que sean lo que deben ser para no
sentirse amenazada, ni subestimada en su identidad; por otra parte, para su
pareja, no son necesarias las certezas, él se mueve a su ritmo y trata que nada
lo desestabilice. A partir del encuentro personal, la pieza de Kersner comienza
a develar que ese pequeño mundo conocido, es un tembladeral que deviene en caos
permanente y de ahí su peligrosidad. Metáfora de un orden que no es tal, de una
sociedad que aparenta y no es, que esconde en su familiaridad los monstruos que
nos habitan. El autor1 es médico
psiquiatra y psicoterapeuta, además de escritor y director teatral y ha
recibido premios por su labor de la Asociación de Psiquiatras Argentinos. Sus dos
tareas se cruzan para llevar adelante una escritura que apela a las estructuras
que conforman la identidad de los sujetos que constituyen su universo dramático.
Con escenas cortas, como cuadros que fragmentan el todo, y que van salpicando
la escena a pesar de seguir un orden lógico temporal con intermitencias,
Kersner describe a partir de las acciones y del discurso la potencialidad de
los personajes y el cruce de situaciones que hará que todos se vean envueltos
en la mirada unívoca del espectador que necesita las certezas que el texto le
niega. Los personajes que reciben a la pareja: Juan Carlos, Junior, Yessica / Corina,
dicen para luego contradecirse, unos desmienten a otros, mientras María Teresa
y Esteban tratan de entender en complicidad con el otro, el público, una verdad
que las palabras relativizan. El título hace referencia a dos acontecimientos
distintos, por un lado al hecho que reúne a todos en la casita de alquiler, las
vacaciones y por otro lado, al sucedido donde los padres de Jessica
supuestamente perdieron la vida.
Jessica: Fue un accidente (pausa) Un choque de barcos, en el
Mediterráneo. No hubo sobrevivientes. (26)
Como el tema de si a Junior le gusta o no la pesca, la verdad queda en
suspenso, o toma un camino diferente. Los diálogos en off que Juan Carlos son
también desestabilizadores de esa realidad que parece construirse sin
referencias estables; en oposición la manía de repetir un gesto o una frase que
caracterizaban a Juan Carlos y a su hijo, comienza a corporizarse en María
Teresa, y marcan el proceso de mimetización que va creciendo en todos, y la
duplicación que nace con el desdoblamiento del personaje de Yessica /Corina. Nada
fundamental parece suceder, sin embargo, el clima que la pieza crea es cada vez
más alarmante, porque Kersner trabaja con una expectación que defrauda
constantemente.
María Teresa: (A Yessica) Con vos es con quien hablé
por teléfono, ¿no?
Corina:
¿Sí? No sé, no soy de hablar mucho por teléfono.
(…)
María Teresa: No, a mí me parece
que hablé con ella. (A Esteban) Estoy
segura, era ella, es la misma voz. (A
Yessi) ¿Te acordás que me dijiste que había tres camas y que estaban
incluidas las sábanas?
Yessica: Yo nunca viví en Buenos
Aires.
La trivialidad de los diálogos, la violencia que sin duda encierran,
guardan su lógica causal y producen su catarsis en el estallido de María Teresa
y se desborda en el interludio, implosión de la subjetividad de Esteban,
momento onírico que el texto se permite para anunciar lo porvenir. Un relato
que se desplaza en distintos niveles, por un lado, el afuera que interrumpe
constantemente y, por otro, el adentro de una violencia que se incrementa. También
a nivel temporal, porque el pasado se filtra incesantemente en un presente
incierto. El autor, narrado omnisciente, no deja nada librado al azar y como el
titiritero, desde una perspectiva masculina, mueve los hilos para que cada
personaje, en los pocos días que dura la historia, comience a sumergirse en un
clima asfixiante y sin posibilidad de evasión. Como el anzuelo cuando se hunde
en la carne así la rueda de la fortuna, que representa el vaivén de la
vida entre el destino y el karma, ya está echada. Nefasta premonición en el
interludio marino, y no por casualidad, María Teresa es representada por un
muñeco “semidevorada por las peces”. El tema de la identidad es explicitado por
los personajes más jóvenes, primero:
Jessica: Sí,
es la nueva subjetividad femenina que nace con el cambio de siglo: una
subjetividad en crisis, una crisis devenida subjetividad…. (68)
Luego, en la última escena,
Junior descubre que su identidad no es tal y que vivió de una mentira, su
desmoronamiento es emocional pero además trágicamente físico. El lector
descubrirá que, a veces, las Vacaciones tan soñadas y planeadas durante meses solo
ponen en evidencia que las apariencias, en algún momento, se transformas en
fuerzas primitivas y sangrientas.
Vacaciones / Un choque de barcos
Daniel Kersner
Ediciones en Danza (teatro) 2008
Páginas 78
1 Daniel Kersner es escritor, director y psiquiatra. Ha
escrito los poemarios "Teoría de la derrota",
Editorial El Bisonte, 1984. Premio Sociedad Argentina de Escritores (SADE,
1984) "Pregunta antes de abrir" comedia dramática en
dos actos, Premio Mención del Primer Concurso Teatral organizado por el Teatro
Municipal Gral. San Martín y la
Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos
Aires y "Escotes americanos", "Abrochar
mariposas" y "Para qué querés escorpiones?",
entre otras. Ha dirigido "La cruz de tiza" de B.
Brecht, "Historias para ser contadas" de O. Dragún,
Grupo Teatro de la Esquina,
"Libertad, libertad!" de M. Fernández y F. Rangel,
teatro Bambalinas, "Industrias Káiser Argentina" con
El Desguace Compañía Teatral Itinerante. Ha realizado puestas en las salas: Puerta
Roja, Centro Cultural Plaza Defensa y Galpón del Sur; y "Abrochar
Mariposas" de su autoría en el Teatro Corinthio y Teatro La Colada. Trabajó en el Equipo de
Asistencia Psicológica de Madres de Plaza de Mayo (1983/1990) y en el Equipo
Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial, desde 1990 a la actualidad.
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