Por Azucena Ester Joffe
El volumen, Teatro 1, contiene
dos obras dramáticas con prólogo de María de los Ángeles Sanz, el prefacio es
un importante recorrido previo por la escritura intima de Nazareno[1]
–dramaturgo, actor y director de teatro- porque nos introduce en su particular
estilo, “autor que cree en la palabra para discutir desde la misma y desde la
estructura dramática problemáticas que tienen que ver con los rincones más
oscuro de la sociedad” (9). El autor, en 1996, creó el Grupo Friwox, grupo de
teatro independiente que, actualmente, se divide entre su ciudad natal,
Larroque, y Capital Federal. La primera de las obras, Madres…que se esconden, fue estrenada en Entre Ríos, 2008, y, la
segunda, Secuelas… ¡Que no se repita!,
2010, en Capital Federal. Desde ambos títulos, Molina nos plantea una lectura
que no es ni lineal ni cerrada sino, por el contrario, es incierta: la
utilización de puntos sucesivos da cuenta de un enunciado incompleto y, tal
vez, en suspenso, una breve pausa que
permite distintos sentidos.
Madres…que se esconden, presentó una novedosa puesta en escena: en
cada función, el personaje de Yaima era realizado por una actriz o directora
diferente. El texto dramático nos ubica espacialmente en una antigua casona de
San Telmo, los cinco personajes femeninos tienen un lugar y un rol determinado,
formando un encastre prefecto como si fuera un puzzle; el núcleo duro de la historia queda al descubierto desde el
inicio: la maternidad
FREYRA
– Mujer, que ansías ser madre y luchas por no olvidarlo.
AIME
– Mujer, que abandonaste y hoy sufres a la distancia.
POLA
– Mujer, que lloras cada noche la partida de esa niña.
JEMICA
– Mujer, que mataste asumiendo el castigo.
WAYCA-
Mujer, que esperas atenta la luz que ilumine tu vida (18)
Pequeños, intensos y tristes
relatos de vida que cada personaje lleva adelante trasladándose a un tiempo y a
un espacio diferente compartiendo un punto en común: algunas de las
problemáticas de género. Molina, de
manera sencilla, profundiza en el alma de cada mujer;
cualquier lector podrá descubrir en cada intersticio de su escritura una
cruel historia real de nuestra vida cotidiana: maltrato físico y psíquico,
violación, la pérdida de un hijo,….
FREYRA – No hagas caso de las tonterías que te dice
ésta chica, Yaima. Delira desde que murió su hijita. Ya ves, por las noches
habla con todas las muñecas y las trata como si fueran bebés de verdad. Yo la
dejó. Después de todo, debe ser difícil tener una carga como la de ella. ¿No?
(40-41)
Un tiempo cíclico que encierra la
intriga, las escenas más intensas están presentadas como pequeños flash back cinematográficos, únicos
momentos en que el lector / espectador dispone de alguna especie de saber. Un
pacto de silencio, lleno de culpa o locura, un asesinato real o inventado, así,
a lo largo del texto, cada personaje irá dando pequeños indicios y sólo será el lector quien decida si son realmente
culpables o inocentes.
La segunda obra, Secuelas... ¡Que no se repita!, se
presenta como un drama, el drama de una familia que intentan mantener las
apariencias mientras que “los trapos sucios se ventilan sólo a puertas cerradas”.
Todos los personajes de la familia ejercen una forma de violencia verbal y
física sobre el otro, salvo los dos personajes femeninos – Ágata y Tiziana -
que llegan desde el afuera y son estas jóvenes quienes introducen la
posibilidad de una relación menos conflictiva y, por lo tanto, menos agresiva. Nazareno
con su claridad de escritura nos ubica a través
de coordenadas espaciales y temporales precisas – Mercedes, Lanús,…- quizá para
recordarnos que el tema de la violencia familiar está, lamentablemente, naturalizado en la sociedad de tal
forma que, en general, se invisibiliza esta
situación en una inexplicable simbiosis entre la víctima y el victimario
AGATA [se dirige a Gaspar]- ¿No?... Te encontré
mirando mi celular. Cuando te cuestioné, saltaste como un loco y por poco, no
me levantaste la mano… ¡Conmigo eso no! Yo no quiero repetir la vida de tus
viejos. (69)
También, en la voz de la empleada
domestica él autor esboza el tema de la educación, o mejor dicho de la falta de
educación
TIZIANA [a Genaro] – Muchas cosas cambiaron, señor.
Sin ir más lejos la educación. Ya no se exige como antes. […] Yo soy joven
también pero, lo veo y lo siento. Hay una liviandad en todo. Y me preocupa
porque siento que “ellos” están ganando. Ellos, a quienes les conviene que haya
más gente ignorante […] (81)
Otro tema, por demás cotidiano,
que ambos personajes femeninos explicitan es la excesiva dependencia de la
tecnología – la computadora, el chat, los juegos, el celular,…- y, tal vez una
de sus principales consecuencias: la inevitable
falta de comunicación familiar. Si en el primer acto, el lector únicamente
tiene algunas señales del maltrato, en el segundo, la violencia se ejerce por
doquier incrementándose el clima de tensión que
conduce a que determinados personajes queden atrapados
en cierto grado de locura.
Dos textos dramáticos cortos pero
muy intensos, dos obra con una lectura distinta, siguiendo a María de los Ángeles, “Con una lectura
sesgada, en un corte transversal Nazareno Molina desestabiliza los discursos
homogéneos, proponiendo una lectura nueva a viejas problemáticas” (10). El
dramaturgo propone al lector / espectador, más allá del placer teatral, revisar determinadas normas de conductas que
nuestra sociedad ha naturalizado, conflictos muy presentes en nuestra
cotidianidad de los cuales es necesario e ineludible no evadirse.
Secuelas… ¡Que no se
repita!
de Nazareno Molina
Teatro 1, Editorial Friwox, 2011
Páginas 98
[1] Nació el 5 de agosto de 1976 en Larroque, Entre Ríos; dónde realizó sus estudios primarios y secundarios. Atraído por el teatro estudió en la Escuela Parroquial de Arte Escénico y en sexto grado comenzó a representar sus primeras obras de teatro en los actos patrios. Su gran salto fue en 1996 cuando creó el grupo independiente de teatro, Grupo Friwox, para el cual desde entonces escribe, dirige y también actúa. Éste grupo fue armado con compañeros de las tablas y con gente que fue seleccionado de acuerdo a su criterio y conocimiento. Vivió en Larroque hasta los 23 años, luego decidió radicarse en Capital Federal con la finalidad de hacer la Carrera de Arte Dramático. Logró su gran objetivo: el título de Actor nacional en el Colegio Superior de la Comunicación y Artes del Teatro, Andamio 90 - fundado y dirigido por la Sra. Alejandra Boero hasta el momento de su muerte, en 2006, y actualmente bajo la dirección de su hijo, Alejandro Samek. En la actualidad continúa con su grupo independiente de teatro que se subdivide en dos, uno en la ciudad de Larroque y otro en Capital Federal.
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