Si no existiera la poesía, no existirían los mares ni los cielosNi las grandes densidades planetarias, no existiría el hombre y su delirioTodo quedaría olvidado en el tiempo, sin marca ni registroSólo el dolor como un grito ahogado en la garganta.
Un homenaje a la
poesía en el marco del décimo aniversario del Centro Cultural de la Cooperación Floreal
Gorini, se desarrolló un martes 28 de agosto de este año; la conjunción de
planetas hizo también que se sumara el cumpleaños de uno de los representantes
de la institución y un poeta consagrado, hijo de dos grandes autores de la
palabra poética: Javier Villafañe y Elba Fábregas; y a su vez uno de los
integrantes del grupo Mascaró1 de
poesía, nombre que marca la pertenencia a una generación y a un autor Haroldo
Conti y su precisa e intransigente escritura: Juanjo Villafañe. La presentación
de dos libros, uno que reúne los complejos laberintos de tres textualidades
unidas por el amor y separadas por la creación estética, Los Villafañe poesía familiar, y el otro una antología del grupo
que recoge los poemas de: Luis Eduardo Alonso, Leonor García Hernando, Nora
Alicia Perusin, Sergio Kisielewsky, fueron de alguna manera la excusa para una
reunión que fue sin eufemismos una caricia para el alma. El micro clima que se
creó en la Sala Solidaridad,
ese momento mágico, nos hizo pensar a todos los presentes que otro mundo es
posible; el que la poesía puede crear desde la belleza y desde el horror. La
presentación que estuvo a cargo de Leopoldo Castilla, Noé Jitrik, y Juan Carlos
Junio (Director del Centro Cultural de la Cooperación) se
dividió en dos instancias, la de las palabras de homenaje, agradecimiento e
introducción al tema: la poesía; y un espectáculo sobre los poetas del grupo,
palabra y música que cerró la jornada con la belleza de voces y sentidos
flotando entre los espectadores. Los
poetas de Mascaró es una obra que dirige su fuerza dramática a la expresión
vocal, y que en las voces de las actrices y los actores convocadas toma la
intensidad requerida por lo teatral. Leonor Manso, Ingrid Pelicori, Elena
Tasisto, Claudia Tomás, Patricio Contreras y Walter Quiróz, con sólo un atril
como apoyatura, más la música en vivo del guitarrista Benito Grande y puesta en
escena de Leonor Manso, logran convocar a los vivos y a los ausentes, que pesan
sobre todos como presencias necesarias e inolvidables: Haroldi Conti, Claudio
Ostrej, Claudio Valetti y María Elena San Martín de Valetti, como también
Javier Villafañe y Elba Fábregas. Los primeros arrebatados de la vida por la
mano de la dictadura militar. Como afirma Juano Villafañe en el prólogo al
libro:
Nosotros no alcanzamos a conformar, en los años
setenta, una generación, y en los años ochenta, representamos parte de la
diáspora que generó la derrota intelectual y política. Podríamos decir,
entonces, que recién comenzamos a proyectar nuestra obra literaria hacia fines
de los años ochenta. Nuestra generación fue la expresión más acabada de esa
escritura entre fronteras que se establece y se reconoce de manera tardía, por
el alto grado de invisibilidad y estancamiento cultural de los primeros años de
la post – dictadura y el neoliberalismo.
Sin embargo, de esa
derrota surgen implacables las palabras que enuncia el poeta y que en la voz
del actor se disparan hacia la platea con una fuerza que construye nuevamente
el camino de la posibilidad:
Mariposas
Yo, este animal que ha perdido su pelea,
digo que así como el vuelo de
una mariposa perdida en el Pacífico
puede desencadenar un mes de
lluvias y tormentas en el Río de la
Plata
y arruinar mis vacaciones
merecidas llenas doradas bikinis
también ese oscuro poema que brilla en el cajón de tu
escritorio podría cambiar el mundo
no te desanimes, Luis
detrás de cada mariposa hay otra
oportunidad
otros mundos como debajo del vestido de esa mujer que
pasa. (Luis Eduardo Alonso, del libro Sudestadas,
1999)
De la desesperación
a la resistencia, afirmación de una utopía, la de no transigir y permanecer
fieles a la palabra empeñada de modificar sino el mundo, la escritura que abarca la vida de todos los días. Una
mirada nueva sobre las cosas y las personas a partir de las diferencias de cada
uno de los poetas que integran la antología desde la lógica temporal de sus
comienzos hasta un hoy que sigue persiguiendo la fuerza del lenguaje.
Más herida por lo próximo que por el pasado; asisto alhomenaje que hacen de mí las pasiones.los muertos de la historia golpean con sus huesos desnudoscrecen sus cabellos en blancas constelacionesla lucidez de sus muertos me aprisiona. (…)(Leonor García Hernando del libro Negras ropas de mujer, 1987)
El espacio de la Sala Raúl González Tuñón
en penumbras y despojado es el marco ideal para “un espectáculo de poesía y
homenaje”. La iluminación destaca sin sobresaltos la intervención de cada actor
o actriz, el clima onírico y de fascinación se mantiene durante todo el tiempo
real del hecho teatral. El acompañamiento de la guitarra, su ritmo y su
melodía, subraya la emoción o la tensión que se desprende de la poesía, y junto
a las canciones interpretadas por Claudia Tomás refuerzan las imágenes
auditivas que, necesariamente, surgen a partir de la intensidad y del tono de
cada palabra. Cada soporte con una sonoridad distinta pero todas ejecutadas con
una sensibilidad especial, cada espectador se sumerge en un mundo otro, el
mundo de la imaginación y del recuerdo. Cada artista con la particularidad que
le es propia y en conjunto, sin asimetrías, su labor se potencia superando los
límites del espacio escénico. Cada persona del público deja la Sala sin olvidar la última
frase: “Fuimos los mejores porque la belleza ocupó totalmente nuestro corazón”,
y henchido por toda la potencia poética que ha recibido y, a la vez, escindido
entre un pasado doloroso y un homenaje presente, por demás merecido, a aquellos
que tuvieron “que vivir experiencias límites entre lo poético y lo político.”
Los poetas de Mascaró adaptación
literaria Leonor Manso e Ingrid Pelicori. Elenco: Patricio Contreras, Leonor
Manso, Ingrid Pelicori, Walter Quiróz, Elena Tasisto, Claudia Tomás. Músico
invitado: Benito Grande. Poemas de: Luis Alonso, Leonor García Hernando, Nora
Perusin, Sergio Kisielewsky, Juano Villafañe. Sala Raúl González Tuñón en el
Centro Cultural de la
Cooperación.
1Los
poetas de Mascaró fue un grupo de escritores integrado por Luis
Eduardo Alonso, Leonor García Hernando, Sergio Kisielewsky, Nora Perusín y,
quien escribe, Juano Villafañe. Nos conocimos a principios de 1970, en
el marco del Taller Literario” Mario Jorge De Lellis”. Siempre nos
sentimos parte de los “que se salvaron” de ser desaparecidos. Vivimos en la
apertura democrática durante los años ochenta el gran drama nacional de los
desaparecidos que Leonor García Hernando definió como “la muerte argentina”, la
muerte impuesta “para escarmiento de un pueblo retobado”. Éramos muy jóvenes
para asumir la muerte y también la derrota de un proceso que tampoco alcanzamos
a dirigir. El Grupo Mascaró vivía en un estado de permanente
expansión utópica que no apostaba a ser sólo una
acción voluntarista. La poesía es en sí una expresión utópica con anclajes
reales. Vivir poéticamente fue el desafío del grupo, como acto de fidelidad
absoluta a la escritura y a la vida cotidiana que hacía a la escritura. Con la
poesía no cambiábamos el mundo, pero el estado poético se parecía al mundo
transformado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario