jueves, febrero 09, 2012

El micrófono no se mancha. Stan-Up a la gorra



El stand-up es un género estadounidense que comienza a desarrollarse a mediados del siglo XX; donde un actor frente a su público expone desde el humor parte de sus experiencias de vida, con grandes rasgos de ironía. No necesita un marco escenográfico, ni despliegue de vestuario, porque no se apoya en lo visual sino en el discurso. En el Espacio Cultural de la Plaza, muchos son los actores dedicados al género, que va desde mediados de los noventa creciendo en el campo teatral de Buenos Aires, adquiriendo con el tiempo, cada vez más, nuestras propias características. Con la estructura norteamericana pero con las adaptaciones a nuestros usos y gestualidad; en un escenario despojado, (un micrófono y un haz de luz blanca) el anfitrión, Tato Broda, hace su entrada como una persona común, que sugiere al público que no se intimide por ningún motivo, ni hasta por el uso del censurado uso del teléfono celular y la cámara de fotos; elementos prohibidos en cualquier espectáculo teatral; y con discurso fluido introduce al espectador en el show que va a tratar temas que suelen preocupar sobre todo a una franja de público, entre 20 y 40 años de la sociedad, pero que el humor conseguirá que además de una reflexión nos arranque una franca sonrisa a todos. Con una simple introducción irá presentando a los actores invitados que van rotando semana a semana. Un género donde la subjetividad expuesta es el eje fundamental de su desarrollo; como así también, la velocidad y la precisión son dos requisitos indispensables para que el espectáculo mantenga el ritmo adecuado de un show pura comicidad, en un espacio relajado que posibilita el disfrute del espectador; con quien el monologuista busca desde el doble sentido la empatía. En Terraza Teatro Bar, reducto cultural, el comediante o aquél que incursiona en este género actúa solo en el íntimo escenario  sin representar a ningún personaje, sino únicamente a su propia cotidianidad. El espectáculo se apoya en la rutina de cada uno de los cómicos que ellos mismo escriben. Así Tato nos cuenta que no le gusta llamarse Raúl porque es nombre de tachero y no de joven de 25 años, quien prefería de niño ver Volver o las novelas de Migré antes que al Pato Donald, mientras nos presenta a cada uno de los integrantes del grupo. Luego Facu nos comenta que es un joven de 21 años y quisiera que sus “viejos” fueran como el seguro del auto (que estén sólo cuando se los necesita) y no como la AFIP (que quiere saber cada vez más) y que además se está quedando pelado. A continuación el invitado de esa noche y la última participación está a cargo de Estefi, una joven que vive en zona norte, en Boulogne, quien tiene un sentimiento contradictorio con su GPS porque marca “zona peligrosa” cuando ya está en el garaje de su casa y el único peligro cercano es su mamá. Durante el espectáculo los cuatro protagonistas disfrutaron de hacer stand-up y eso es lo que produce en el espectador un momento de relax y distensión. El eje unificador es el humor en las cosas simples, de todos los días, con técnica  y creatividad cada uno de los cómicos le puso su marca personal a El micrófono no se mancha.






El micrófono no se mancha. Stand Up a la gorra. Actores: Tato Broda[1], Facu Kreser, Estefi Morante, Cómicos invitados. Paseo La Plaza. Terraza Teatro Bar.





[1] Raúl “Tato” Broda: Creativo publicitario de profesión, ingresó en el mundo del humor de la mano del guionista Víctor Wolf. Más adelante se perfeccionó en la técnica de stand up con Carlos Balmaceda, uno de los máximos exponentes del género. Finalmente, ingresó en la escuela de Marcelo Katz, donde se formó en la técnica de clown. Recorre los escenarios haciendo stand up comedy desde 2010. http://www.ciudademergente.gob.ar/home11/web/es/biographies/show/v/artist/94.html






No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails