La vida y la muerte
se cruzan en los fragmentos de un rompecabezas que entrelaza además la historia
de una tragedia nacional: el golpe de Estado del 73 en Chile. Cinco personajes
en escena, en un espacio escénico despojado, sólo los cuerpos y algunos
elementos de metal que delimitan lugares, proponen paisajes, instalan relatos;
y una pantalla al fondo donde como en una novela, se abre y se cierran los
capítulos de una historia que el espectador va reconstruyendo a partir de una
percepción propia, individual. Sin alejarse del humor: negro, irónico,
descarnado, la escritura de Griffero nos instala en cinco subjetividades
jóvenes, deseantes de construir un futuro de felicidad, y sobre todo de la relación
con el otro. Todos muestran un desamparo que no resuelven ni el sexo, ni las
comunicaciones triviales de un computador, ni el roce desaprensivo de los
encuentros casuales. Para eso, la construcción sobre sí mismos, desde el
afuera: la ropa, los detalles, el cuidado de lo dicho y de lo callado; recursos
para sorprender que niegan la verdad de un ser que sólo busca que lo amen. Sobre
todos, la muerte como un destino imprevisto pero buscado, provocado y seguro
como fin de todo. La idea de presentarlo como una instalación, donde los
cuerpos perciben y son percibidos, como objetos de un museo viviente,
profundiza el concepto de cosificación de nuestra posmodernidad indigente, como
afirmaría Dotti. En el extremo de un territorio, que sueña con el norte, donde
pareciera estar la felicidad buscada, la huída necesaria para salir del círculo
vicioso del terror que significa la repetición de lo cotidiano, y del que
subyace en los cuerpos desaparecidos, mutilados, por el poder. Marcelo Velázquez
lleva adelante una dirección impecable en la armonización de los personajes,
que se lucen en cada uno de sus momentos, de sus cuasi diálogos, y de sus
monólogos donde desde la mirada rompen con la cuarta pared, e increpan a un
espectador que de la risa fácil ante la mención a lo sexual, explícita,
obscena, pasa a un silencio introspectivo donde las palabras comienzan desde lo
escenográfico su trabajo corrosivo. Tus deseos
en fragmentos es una textualidad que apuesta a la palabra, no ya como movilizadora
de conciencias, no propone caminos, ni soluciones; sino como la posibilidad de
escucharnos fuera de los que la tecnología nos ofrece; no mensajes cortos, no
facebook ni mails, que permiten la simulación y el disfraz; cuerpos1 en escena que narran y se narran el
relato de sus vidas, pero no siguiendo la lógica causal ni una lógica temporal,
esa es una tarea para el espectador, unir los posibles y frágiles lazos que van
de un cuerpo al otro, reconstruir la memoria fragmentada, herida de muerte por
los recuerdos dolorosos, sino a través de una memoria partida, rota en pedazos,
que como en un álbum de fotografías nos muestra los acontecimientos pero no la
línea temporal que los une. La fuerza de esa palabra entonces, reside en la
fuerza de la actuación, donde los cuerpos de los actores se dejan atravesar por
ellas, las palabras, para encarnar y desencarnar las subjetividades construidas
desde allí. Los cinco actores que producen el relato, lo hacen desde ese lugar
visceral dando cuenta del revés de la trama; dicen pero el cuerpo posee también
su propia narración, es por eso, que es fundamental no sólo el trabajo con el
registro de las tonalidades de la voz, sino la gestualidad y el movimiento de
un cuerpo / herramienta que produce una construcción fascinante para el que
observa y es observado: el público. Sus perfomances son por momentos
excelentes, en un continuum, muy buenas siempre. Como en la ducha escocesa
proceden a interpelarnos contradictorias sensaciones. Un texto inquietante, y
una puesta que logra ponernos en estado de fascinación.
Tus deseos en fragmentos de Ramón Griffero2. Elenco: César Riveros, Marité Molina, Leandro Rosenbaum, Constanza Raffaela, Manuel Reyes. Escenografía y diseño de arte: Gabriela Quintana. Asistencia de escenografía: Carina Gavalda. Realización de escenografía: Marco Arrieta. Vestuario: Lara Sol Gaudini. Música Original y diseño sonoro: Javier Barria. Iluminación: Miguel Solowej. Diseño gráfico: Manuel Reyes. Fotografía y diseño audiovisual: Juan Solmonese. Asistente de fotografía: David Lemcke. Maquillaje: María Julia Prut. Asistencia de dirección: Christian Di Desidero. Dirección: Marcelo Velázquez. Teatro: Del Borde.
http://www.griffero.cl/nuevo.htm
http://www.delborde.com.ar/
Le Breton, David,
1990. Antropología del cuerpo y
modernidad. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.
1 Dice David Le Breton en Antropología del cuerpo y modernidad en su capítulo: “Lo inaprensible del cuerpo”: “Las representaciones del cuerpo y los saberes acerca del cuerpo son tributarios de un estado social, de una visión del mundo y, dentro de esta última, de una definición de la persona. El cuerpo es una construcción simbólica no una realidad en sí mismo. De ahí la miríada de representaciones que buscan darle un sentido y su carácter heteróclito, insólito, contradictorio, de una sociedad a otra. (Le Breton, 13/14)
2 Es un premiado dramaturgo chileno. En 1971 entra a la Escuela de Sociología de la Universidad de Chile,
centro neurálgico de las ideologías de la época donde participa activamente en
los movimientos sociales del periodo de la unidad popular, vinculándose con las
actividades políticas del FER (Frente de estudiantes revolucionarios) 1973 A raíz del golpe de
Estado se clausura la Escuela
de Sociología, se exilia en Londres en Octubre de 1973 donde se le otorga la
beca del "World University Service" que permite la continuación de
sus estudios en la
Universidad de Essex. En 1976 Viaja por La India y reside en Sri Lanka
donde realiza su Tesis profesional, obteniendo el grado de BASC de la Universidad de Essex,
Inglaterra. El deseo de pasar del análisis sociológico a la creación lo lleva a
los estudios artísticos. En 1978 Estudia en Instituto Nacional del Cine de
Bruselas, Bélgica, donde realiza el cortometraje "L'escargots" En
1979 Realiza sus estudios dramáticos en el Centro de Estudios Teatrales de la Universidad de
Lovaina. En 1982 Regresa a Chile durante la Dictadura Militar,
para generar a través del arte Una contestación al estado de opresión que se
vive en su país 1983-87 Fundador del Teatro Fin de Siglo y del Espacio de
resistencia cultural "El Trolley", en este espacio ubicado en un
antiguo galpón del centro de Santiago emerge y se presenta un movimiento
artístico autónomo, tanto en Música- Plástica - Video- Danza-Poesía etc. que
será parte importante de la renovación cultural del Chile de Fin de Siglo. Ahí
presenta la trilogía, de "Historias de un Galpón abandonado"
-"Cinema- Utoppia"- "99-La Morgue". 1985 –Escribe el:
"Manifiesto para un teatro autónomo" Dirigiendo múltiples
performances y acciones de arte en las connotadas fiestas del Trolley. Como las
Direcciones de dramaturgias en relación a Kafka-Fassbinder y el montaje
Santiago-Bauhaus. El trabajo artístico de Griffero durante este periodo genera,
una renovación fundamental en la concepción de la representación escénica, como
en la escritura dramática tanto para Chile como para Iberoamérica. Considerando
su trabajo por los investigadores escénico como una de las primeras
manifestaciones del teatro post moderno. incorporándose en Democracia activamente
al movimiento cultural post dictatorial. El fin de la dictadura en 1990 y la
llegada de la democracia generan un cambio en su escritura dramática y se re
plantea- el rol del teatro y del arte bajo las nuevas condiciones que surgen
tanto por la llegada de la democracia como por el cambio De espíritu de época a
un mundo de capitalismo global A esta
etapa pertenece la pieza dirigida por Marcelo Velázquez, Tus deseos en fragmentos (2003)
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