Dónde está, cuál es la realidad, la
de la vida o la de la escena. ¿No es la vida una continua representación y el
espacio escénico el lugar donde pueden surgir mil verdades sin prejuicios ni tapujos?
Lo que aquí encontramos, ¡Eureka!. ¿No
se parece mucho a la realidad o al menos, a
lo que a veces hacemos queriéndolo o no? Y qué es lo que descubrimos
nosotros, los espectadores: un espacio extraño y que por ser extraño y absurdo,
nos resulta tan familiar.
Cinco mujeres y un
hombre, con su ropa colorida, sus rostros muy pintados y nariz de payaso. La
pieza tiene todos los atributos y la gestualidad del clown: la mirada cómplice
con el espectador, la ternura, el rictus pronto para el llanto y la risa, el
enojo y la alegría y, fundamentalmente, la admirativa expresión de sorpresa
ante todo lo nuevo, ante lo que emociona, es decir, todo lo que conviene para la pieza: Síndrome de Eureka, síndrome de
descubrimiento, de revelación, de asombro feliz ante lo que aparece, así, de
pronto… como aparece el amor…
Objetos extraños y
multifuncionales, porque adquieren la forma y el uso que su poseedor les da: un
rollo de tela rígido que funciona como largavista, luego se hace blando y toma
otra forma distinta e indomable. Las patas de rana de dos frustradas snorkel,
que según cómo se las use o donde se las ubique se transforman en abanico,
peinetón, paleta de ping - pong o miembro viril. El tamaño del paraguas, que
irá aumentando a medida que las chicas comiencen a competir para tener al
caballero debajo, protegiéndose de la lluvia… y con ellas. Valijas grandes, más
una pequeñita en cuyo interior hay… cuchillos! que finalmente sirven para
cortar una torta. El juego con enormes pelotas que el público tiene que devolver
a escena. La cita parodiada del Lago de los cisnes, danza que acompañan con
abanicos de plumas de distintos tamaños para que finalmente el hombre las
aspire burdamente, contraponiendo el estruendo de la aspiradora a la música del
ballet. Corridas, tropiezos, todos los gags que remiten al humor de las
actuaciones emblemáticas del cine mudo. Los recursos con los que trabaja la
dirección logran un conjunto armónico, que en la estructura narrativa generan
imágenes creativas y de mucho humor
El espacio escénico
aparece absolutamente despojado, sólo grandes nubes en lo alto. La puerta en el
foro se abre a un pasillo por donde, entre escenas, las mujeres con su equipo
de snorkel… se deslizan como “fisgoneando”
la platea. La música obedece a una selección excelente, a un
conocimiento profundo de la conducta actoral del clown y además, los sonidos
onomatopéyicos dan voz a la palabra ausente. La puesta marca una presencia
fuerte, la de Claudio Martínez Bel, un director avezado en el género.
Un espectáculo presentado
para adultos pero que pueden disfrutar plenamente los chicos. Un espectáculo
para todo público.
Síndrome de Eureka, creación
colectiva dirigida por Claudio Martínez Bel. Teatro El Popular, Chile 2080.
Sábados 20:00 horas. Reservas: 2051-8438. Intérpretes
por orden de aparición: Julia Nardozza. Florencia Orce. Florencia Patiño.
Johanna Mizrahi. Florencia Pineda. Mirna Cabrera. Ricardo Rueda. Edición musical: Síndrome de Eureka. Diseño de iluminación: Demian Lorenzo. Diseño y realización de vestuario y objetos:
Myriam Salto. Asistente de realización:
Lucy O’Higgins, Mariana Giacobbe. Diseño
gráfico y fotografía: Paco Fernández. Asistente
de dirección: Maga Triana. Dirección general: Claudio Martínez
Bel.
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