martes, abril 23, 2013

El mal recibido de Ignacio Apolo



Un espacio no convencional, la Sala Machado, una dramaturgia particular, la textualidad de Ignacio Apolo, una dirección involucrada en el quehacer teatral, una instancia de presencia donde todos los sentidos del espectador son puestos a prueba para decodificar una trama narrativa que se vuelve sobre sí misma en un tiempo espiralado y que produce una multiplicación de imágenes, parecidas pero no iguales. La visión dispersa entre los cuerpos de los actores que van y vienen, entran y salen, una imagen en la televisión que las voces y la gestualidad imitan en una superposición paródica, en un espacio que parece girar a nuestro alrededor, que nos hace sentir el movimiento sentados en el semicírculo dispuesto para la ocasión. Una cuarta pared transgredida, por los olores y los sabores, (un espiral que nos defienda de un posible ataque de los mosquitos, la ronda de pan y albóndigas para degustar); mientras los sonidos se funden y superponen, entre los diálogos que se reiteran y la voz de los que cantan temas que remiten a la infancia de uno de los personajes, y al recuerdo de una abuela española, autoritaria y fría. La criminalidad del feminicidio que asola las noticias cotidianas, la presencia de la enfermedad, conforman una intriga que va colocando sus piezas poco a poco; para restituir un orden que podría ser otro pero que remite inevitablemente a una línea de sentido. Como un caleidoscopio, la puesta nos ofrece un todo fragmentado de diferentes tonalidades que a veces nos provoca la risa y otras una tensión sin tempo a exorcizar. Propuesta de un teatro que busca en sí mismo los procedimientos que renueven el discurso y su expresión enunciativa, como una relación con el espectador que provoque en éste la necesidad de un compromiso mayor en la construcción final de la obra. Que asista al ritual del teatro ejerciendo las habilidades que desarrolla para entender en el mundo de lo concreto, lo real. Búsqueda de un realismo que se expande desde la escena hasta la percepción ya que busca provocar en el espectador las sensaciones de multiplicidad que observa en su mundo cotidiano. La presencia del director en escena aumenta con su intervención la dificultad del ilusionismo, cumple como función la necesaria marca de teatralidad que se busca concretar; y por otra parte, la confirmación de que vivimos inmersos en un mundo multipoblado de voces distintas, que ejercen sobre todos un bombardeo incesante, provocadores de imágenes que asumen una realidad de carácter ficcional. Construcción de verdad, o una verdad partida en miles de ojos y voces que la expresan desde la descomposición; donde los sentidos unívocos se pierden en las líneas de fuga de un pensamiento oblicuo. Cuatro personajes, cuatro historias que se van contaminando pero siempre mediadas por la televisión y por las diferentes lecturas o interpretaciones que cada espectador puede o quiere darle. En esta multiplicidad de relatos fragmentados lo único cierto es la ubicación espacial que cada espectador tiene. Una puesta en abismo, pura teatralidad, donde nuestra mirada queda librada al azar e inevitablemente pasamos a formar parte de ese universo caótico y, a su vez, coherente. Según Apolo, su creador:



El grupo dispone de la Sala Machado para la indagación, uso y estreno de su producción. La idea fue potenciar este espacio, de características atípicas, para aprovechar al máximo sus recursos: indagar en acciones que borran los límites de la escena y entrelazan el plano de la ficción con la realidad del público concreto. …El Mal Recibido es una indagación sobre la reiteración y la "rima" adulterada, el infinito fractal de palabras del océano de lo inconsciente.[1]



Pero, qué entendemos por “objeto fractal” partiendo de esta idea de “infinito fractal” propuesta por su director: “se entiende por ‘fractal’ cualquier cosa [natural o artificial] cuya forma sea extremadamente irregular, extremadamente interrumpida o accidentada” (Calabrese, 1997: 136). Este es el eje creativo de la obra, que más allá de las buenas actuaciones, la propuesta en sí hace del espectador no solo su cómplice sino también un personaje anónimo que se involucra, necesariamente, con la indagación del grupo.







El mal recibido dramaturgia Ignacio Apolo. Actúan: Martina Viglietti, Lucas Barca, Mario Jursza, Alejandro Dufau. Diseño de vestuario: Claudia Tomsig. Ambientación: Grupo Rosa Mística. Diseño gráfico original y web: Dolores Blasco. Diseño gráfico temporada 2013: Dupla comunidad creativa. Violencia escénica: Federico Howard. Fotos: Denis Menache. Realización de videos: Paula Oxer, Florencia Lindenboim, Lucas Barca, Dolores Blasco. Asistente de producción: Florencia Lindenboim. Coordinación de producción: Andrea Hanna. Comunicación: Rosario Lucesole. Prensa: Carolina Alfonso. Dirección: Ignacio Apolo. Sala Machado.






https://www.facebook.com/apolo.ignacio









Calabrese, Omar, 1997. La era neobarroca. Madrid: Cátedra















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