viernes, octubre 08, 2010

Amorar de Eloísa Tarruella


“El amor no se elige, es un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”  (Eloísa Tarruella)


Susana Llahí

           Nuestra escena actual está poblada de jóvenes dramaturgos sumamente talentosos, tal es el caso de Eloísa Tarruella. Amorar, desborda el patrón de la comedia romántica que podría haber sido encarada desde la linealidad, para ser “otra cosa”. Amorar ingresa en la categoría de texto enriquecido por el procedimiento de la narración. Narrar para contar al público, romper con la cuarta pared como si el espectador fuera un amigo que recibe una confidencia en la mesa de café. Narrar en tercera persona, en una suerte de corporización del narrador omnisciente. Narrar desde la percepción de cada personaje, de tal forma que esa individual y particular forma de contar hace que la historia se vuelva subjetiva y dudosa ¿cuál es la versión verdadera? ¿la de Julia? ¿la de Ulises?. Narrar para no morir, para que ese fragmento de historia de vida, pleno y apasionado no se diluya en el olvido. Los personajes se van delineando progresivamente a medida que escuchamos y unimos los fragmentos narrados y, fundamentalmente, a medida que se formula y reformula la relación entre los amantes.

            El lenguaje, poblado de citas líricas no pierde su cotidianeidad. La palabra tiene un poder absoluto, es un lenguaje que acerca, conmueve y al mismo tiempo distancia, es decir, en el lenguaje opera el sentido positivo de la creación del amor, tanto como el sentido negativo de la deconstrucción de ese mismo amor. La elección de un motivo, lingüísticamente tan abarcador como el de la literatura y en especial, aquel con valor poético, potencia una multiplicidad de sentidos que por momentos, hasta dispara generando el humor. La estructura de la pieza agudiza la valorización de la palabra.
            Los signos contextuales lo dicen todo: el sombrero rojo señala la bohemia de Julia y al mismo tiempo, la reafirmación de su personalidad, que a diferencia de Ulises logra suturar la desorientación y el abandono. La música de tango es el juego amoroso que los une y  aquello que unido a los poetas “oscuros”, sustenta la angustia existencial del protagonista masculino.
            En el plano de la intriga, la repetición de una misma escena marcando el crescendo del amor y luego, la decadencia del mismo, es un procedimiento que enriquece la estructura del texto espectacular. El ensamble de fragmentos: narración y diálogos, son recursos que lejos de perturbar actúan como panóptico acentuando la semántica de la pieza.
            El espacio, marcado por una escenografía realista, se muestra íntimo y acogedor por momentos y absolutamente opresivo en otros. La música, muy acompasada, colabora en la sensualidad del baile. Actuaciones realistas que se integran armonizando con todos los signos escénicos.
            Excelente puesta y un feliz augurio en la trayectoria de esta joven dramaturga que también tiene a su cargo la dirección del espectáculo.


 Amorar de Eloísa Tarruella. Teatro: “Pan & Arte”, Boedo 876 – T.E. 4957-6922
Elenco: Eloísa Tarruella y Julio Bambill. Voz en Off: Victoria Gaia Rosviar. Dramaturgia y Dirección: Eloísa Tarruella. Producción General: Andrés “Gato” Martínez Cantó. Asistencia de Dirección: Julieta Schwartz. Entrenamiento Actoral: Ludmila Rapoport. Diseño de Iluminación: Patricia Batle. Asesora Escenográfica: Mercedes Pérez Sabbi. Diseño de Vestuario y Maquillaje: Rosanna Cristaldo. Diseño de Sonido: Luis Corti y Adriano Mantova. Música Original: Juan Matías Tarruella. Coauch de Baile: Victoria Acevedo. Fotografía: Martín Gerardi. Diseño Gráfico: Julio Bambill. Prensa y Difusión: Silvina Pizarro.


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