jueves, enero 24, 2013

Romeo y Julieta, versión libre y musical de Héctor Presa de la tragedia de William Shakespeare





La Compañía que dirige Héctor Presa1, La Galera Encantada, tiene una larga trayectoria en el teatro cuyo destinatario es el niño y también para un espectador adulto. En esta ocasión un público cuyo target podría ser desde el adolescente en adelante, presenció en el escenario diferente del Museo Larreta2 una puesta de versión propia, incursionando en un género, el musical, donde Presa tiene un extenso trabajo realizado en sus puestas de teatro infantil. Un escenario levantado para el acontecimiento en el medio de los jardines del museo le daba al espectáculo un plus diferente permitiendo que ya desde la llegada uno pudiera desplazarse temporalmente de la cotidianidad y asumir un tiempo otro, aquel donde se desarrollaron  las acciones de la tragedia de los amantes de Verona. Para un público que conocía la historia Presa respeto las secuencias pero hizo un recorte sustantivo en el texto dramático que sustituyo por canciones muy conocidas y contemporáneas a nuestra historia común. Temas de Litto Nebbia, Charly García, el Indio Solari, Fito Paéz, Joan Manuel Serrat, Benedetti – Favero y Silvio Rodríguez eran el relato cantado que unía el proceso de la intriga, y permitía crear un clima, por momentos de una tensión que no daba cuenta de los cambios de emociones que las acciones suscitaban. Sin embargo, las actuaciones lograban a través del uso de máscaras, dar el equilibrio necesario entre la palabra y la acción, ya fuera musicalizada o no. No es la primera vez que la compañía aborda obras clásicas para sus espectáculos y una textualidad dramática del dramaturgo inglés, en otra oportunidad su director hizo para jóvenes y adultos su versión de la comedia Mucho ruido y pocas nueces (1598), que se presentó como Mucho tango / rock y pocas nueces (2012) en el mismo espacio del Larreta. Al revés del teatro isabelino3, algunos de los personajes masculinos fueron encarnados por actrices, que lograron componer e identificar con sus posturas corporales y su voz a cada uno de ellos; la puesta conserva sin embargo la austeridad en la escenografía y el uso de la música que era utilizada por el teatro inglés de ese período y la atemporalidad del vestuario que sólo indicaba condición social y no época; por otra parte, mantiene la ruptura de la cuarta pared, al dirigirse el personaje al espectador en más de una ocasión, y al ingresar a la platea Romeo y Julieta. El predominio del color negro en el espacio lúdico y en el vestuario de los distintos personajes que encarnan con ductilidad Buscaglia, Santibáñez y Bermúdez no sólo los unifica sino, que además, parece tener su prolongación en la calida noche en los jardines de Museo. Mientras, los cinco largos lienzos blancos que penden del techo adquieren movimiento propio, pues a medida que avanza la acción dramática estos paños van creando los distintos ambientes donde transcurre la historia. De manera muy sutil los mismos actores van superponiendo, cruzando o aislando o, simplemente, dejando suspendidos las suaves telas; por ejemplo, jugando con inocente seducción en la escena del balcón entre Julieta y Romeo, o bien marcando la tensión cuando la tragedia se ha consumado. Para este amor trágico desde su nacimiento, pues están obligados a ocultarse, los paños son un acierto, por un lado, le imprimen atemporalidad a la puesta en escena y, por otro, algo de ensoñación y de ocultamiento, algo que nos es vedado también a través de las máscaras: la magia ritual del teatro.
 









Romeo y Julieta, versión libre y musical de Héctor Presa de la tragedia de William Shakespeare. Elenco: Julián Pucheta (Romeo), Guillermina Calicchio (Julieta), Mónica Buscaglia (Fraile, Benvolio, París), Mónica Santibáñez (Ama, Tybaldo, Sirviente), Osvaldo Bermúdez, (Capuleto, Mercurio, Príncipe) Coreografía: Mecha Fernández. Vestuario: Lali Lastra. Banda sonora: Diego Lozano. Máscaras: Lelia Bamondi. Diseño de peleas y entrenamiento: Osvaldo Bermúdez. Diseño espacial: Héctor Presa. Asistentes técnicos: Martín Sampallo, Luis María Bruñera y Juan Orsini. Asistente de dirección: Ramiro Bianchi. Dirección: Héctor Presa. Prensa: Varas y Otero. Espacio: Museo Larreta.









Perinelli, Roberto, 2011. Apuntes sobre la historia del Teatro Occidental, tomo 2. Buenos Aires: Instituto Nacional del Teatro.

Hemeroteca
Friera, Silvina, 2003. “Aprender de los niños. La historia de la Galera Encantada” en Página 12, Buenos Aires, 5 de abril.






1 La Galera Encantada  es una historia  que empezó con un joven artista itinerante que daba funciones en clubes barriales y hospitales en plena dictadura militar. Él y sus compinches improvisaban canciones y pequeños montajes de modo amateur. Pero las buenas intenciones de Héctor Presa, entretener a los chicos, dibujarles una sonrisa, chocaban con realidades más crueles. Las risas no tenían poder contra la desnutrición, por ejemplo. Así se lo hizo saber, sin medias tintas, la pedagoga Dora Sterman, al final de una función en la asociación S.A.B.E.R., en Villa Urquiza. Cuando por fin decidió que lo suyo fuese el teatro, Presa le propuso a Sterman formar un grupo dedicado en serio al público infantil, La Galera Encantada, que integrara a artistas de la plástica, la música, la actuación y la pedagogía, con la premisa de aprender para transmitir. En 1978, en el Teatro de la Cortada, sobre la calle Venezuela (el mismo lugar en el que funcionó más tarde el mítico Parakultural), presentaron Musicando, primera obra de la agrupación. Desde entonces, mantuvieron una continuidad asombrosa, con más de setenta piezas estrenadas. (Silvia Friera).
2 El Museo de Arte Español Enrique Larreta se encuentra en el Barrio de Belgrano, Ciudad de Buenos Aires, Argentina. La casa, de arquitectura neocolonial fue la residencia del escritor argentino Enrique Larreta, cultor de la literatura y el arte español. El museo posee una colección de obras que abarcan desde el medioevo hasta principios del siglo XX y un jardín de estilo andaluz que cuenta con un ejemplar de ginkgo biloba y una centenaria glicina. También se dictan en el museo cursos, conferencias y seminarios. En 1961, al fallecer Larreta, sus hijos vendieron la casa a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, con la finalidad de dedicarla como museo, y donaron la colección de obras de arte y mobiliario. En octubre del año siguiente el Museo abrió oficialmente sus puertas, contando entonces con una mayoría de objetos de entre los siglos XV y XVIII que pertenecían al escritor, más otros adquiridos nuevos o recibidos como donación. (Wikipedia)
3 En el teatro Isabelino, no había actrices, porque les estaba prohibido a las mujeres acercarse al teatro. Emplear a actrices estaba prohibido por la ley, y así se mantuvo durante el siglo XVII incluso bajo la dictadura puritana. Es por eso, que todos los personajes eran representados por actores. El teatro isabelino (1558-1625) es una denominación que se refiere a las obras dramáticas escritas e interpretadas durante el reinado de Isabel I de Inglaterra (reina desde 1558 hasta-1603), y se asocia tradicionalmente a la figura de William Shakespeare (1564-1616).


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