Ad honores
Group es una compañía de actores
adolescentes que se inicia en 2008 en el taller gratuito auspiciado por el
Municipio de Almirante Brown de la Fundación Raúl Soldi, cuya dirección está a cargo
de su directora Zulema Ozón Sambade, autora también del texto que nos ocupa en
esta oportunidad. La historia Argentina
ha tenido desde el teatro lecturas literales al relato oficial, otras que
buscan una perspectiva diferente, ligadas al revisionismo histórico; la que
lleva adelante el grupo, a través de una estructura a cuadros, de un personaje
narrador, que va produciendo con humor la ilación cronológica, con personajes
que van modificando su condición de acuerdo al registro temporal, y una clara
metateatralidad que deja en claro que el teatro es juego, y que ese aspecto
lúdico no sólo es entretenimiento sino también el vehículo para transmitir una
idea de la manera más clara posible; realiza ese cruce con la historia desde el
concepto transgredido de “verdad”. Desde el comienzo uno de los personajes,
rompiendo la cuarta pared, se dirige al espectador para sentar el punto de
vista de la puesta, todo verdad es relativa, todo depende del ojo que mira, y
el oído que escucha, de la perspectiva de cada uno que no suele ser la misma;
por lo tanto, la que desde el escenario se nos ofrece es una lectura escogida. El
registro de la dinámica de la obra permite que no caiga la atención del
público, hay una buena compensación entre el discurso y las acciones físicas,
lo que produce un tempo ligero y ameno; sumado al minimalismo en el uso de
utilería, y en la neutralidad del vestuario, sólo diferente en dos oportunidades:
en el personaje de Evita y de las Madres de Plaza de Mayo. El humor enmarca y
cierra la propuesta que, sin embargo, tiene su momento de mayor densidad
dramática cuando desde la gestualidad, con un juego de luces y humo que simula
los bombardeos de junio de 1955 comienza una etapa que se cierra en el
conflicto de Malvinas, sin dejar de presentar la resistencia peronista y la
dictadura cívico / militar de 1976. El clima logrado en esa larga secuencia con
economía de recursos pero con certeza dramática llega al espectador que siente
en el cuerpo lo buscado desde la actuación. Es el único momento en que no se
permite la incertidumbre sobre lo ocurrido y donde el humor está ausente del
trabajo propuesto. La obra tiene una frescura inusual, ya que está realizada
por actores adolescentes y para un público adolescente. En general, ambos
términos se confunden a la hora de hablar de teatro adolescente pero no es este
el caso. Los jóvenes actores se divierten de manera espontánea en el reducido
espacio escénico, mientras nosotros –niños y adultos- quedamos atrapados por el
ritmo sostenido a partir de la síntesis narrativa, de la fragmentación, de la
música y de los desplazamientos. Cada personaje parece mantener el nombre del
actor, como demostrando que a partir de su gestualidad y sus tonos pueden
forman un grupo homogéneo y tratar temas importantes con humor, sosteniendo su
impronta particular. Es interesante destacar la repercusión que tuvo la
propuesta en el 2010:
Que es intención de este Honorable Concejo Deliberante
reconocer el invalorable aporte de estos adolescentes, destacando su
preocupación y visión sobre el pasado de nuestra historia, con la posibilidad
real de poder pensar libremente en un país democrático, como forma también de
instarlos a continuar con el desafío de pensar el pasado para proyectar un
futuro mejor…[1]
Por otro lado, es
un acierto el tiempo real del espectáculo y su estructura que apela más a la
acción que a la palabra, ya que tanto los adolescentes y el público en general,
estamos acostumbrados a una recepción fragmentada de nuestra cotidianidad. Mac Bicentenario es una muy buena
propuesta para llevar nuestra historia de manera sencilla pero eficaz al
espectador, para no formular afirmaciones sino para sembrar interrogantes dando
la posibilidad de que cada uno saque sus propias conclusiones.
Mac Bicentenario (Un recorrido absurdo por la historia Argentina) de Zulema Ozón. Elenco: Catriel Bidarte, Camila De Gennaro, Víctor Díaz, Luca Andrea Mele, Nicolás Ligorria Ozón, Jason Riopedre, Nahuel Valiente. Dirección: Carlos Rapolla. Producción ejecutiva: Valeria Reglá. Producción general: Zulema Ozón. Prensa y difusión: Laura Castillo. Asesoría histórica: Sebastián Arnesto Ozón. Sonido e iluminación: Guillermo Ligorria. Diseño gráfico: Jonatham Noto. Teatro Liberarte.
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