Osvaldo Dragún escribe Historias para ser contadas, en el marco de su pertenencia al teatro Fray Mocho que dirigía Oscar Ferrigno1 y tomando la poética brechtiana de manera productiva, desde dos variables: 1- la estructura, a cuadros, la forma de composición de los personajes, (gestus social) que requiere una forma de actuación donde el actor entre y salga de su rol, un teatro teatralista que muestra sus hilos para lograr la distancia de los espectadores con los sucedidos en escena, un personaje que narre las acciones y anticipe el desarrollo de la intriga. 2- desde la función política a la que su teatro aspira, produciendo una denuncia de carácter social, valiéndose de todos los recursos que la palabra, la imagen y el sonido les pueden aportar. La compañía de Funciones Patrióticas, el colectivo teatral que dirige Martín Seijo, retoma ese camino conocido para producir en el ahora de la enunciación una denuncia clara sobre la sociedad porteña, y establecer como lo viene haciendo con sus presentaciones cuál es la línea de sentido que su teatro se propone. Uniendo dos acontecimientos históricos relevantes con el tema de las carnes, el grupo recuerda a Enzo Bordabehare a 76 años de su asesinato en el Senado de la Nación, el 23 de julio de 1935, que muere por accidente cuando en realidad el crimen iba dirigido a su amigo el dirigente socialista Lisandro de la Torre2; por otra parte, a días del ballotage en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y tras la propaganda del partido de Mauricio Macri, el Pro, en la zona sur de la ciudad, zona de frigoríficos y mataderos, la puesta apunta con su paneo mapal a contradecir con estadísticas puntuales que aparecen en pantalla al comienzo de la puesta, muchos de los asertos de la campaña macrista. Sin olvidar la denuncia que ya aparecía en sus anteriores trabajos sobre la corrupción política en nuestra corta y sabrosa historia nacional. La ironía de cantar el himno nacional al comienzo, luego de marcar claramente el reparto injusto de posibilidades, produce la distancia necesaria, para que a pesar de las risas que la parodia produce, sea imposible no hacer un espacio de relación que ligue una coyuntura con la otra. El espacio donde la única función fue realizada según la elección del grupo que nunca lleva adelante una reiteración del acto teatral, Proa3, es también desde el punto de vista del destinatario, un acto de provocación, o al menos una paradoja. Finalizada la obra, la pregunta que irrumpe mientras el espectador toma su “merienda patria” es sobre el por qué de esa “única función”. Martín Seijo a este medio respondió con motivo de esa “única función” de Política Casera (2010):
De esta manera, por este camino, creemos que se logran activar en el público otras capacidades de expectación, otro tipo de mirada sobre el teatro, que lo acerca a una experiencia estética mucho más lúdica y participativa. El espectador es el agasajado del evento. Es el destinatario final de esta transferencia de recursos que realiza la Compañía.
Cómo asir un evento que no sólo es una representación singular, sino que además apela a nuestra memoria social y a una toma de posición, conscientemente o no. La canción Desratización para todos nos involucra y nos hace participar, apostando a esa propuesta que desde el escenario se nos plantea. El tema no es nuevo, al contrario, desde mediados del siglo XIX la influencia del darwinismo social y la idea de selección natural justifica y legítima las desigualdades existentes entre los diferentes individuos. Así “empresarios, políticos, trabajadores, doctores, abogados, filósofos, pintores, y algún que otro perejil, todos conspiran y se enriquecen” a costa de los llamados “negros”
Rata rima con plataCrece y crece la lataRata rima con plata
Crece y crece la lata
En un espacio lúdico muy reducido, con economía de elementos y con un vestuario atemporal pero por demás significativo, el profesionalismo de los seis actores le dan cuerpo a una propuesta estética que excede el propio acontecimiento. La presencia en un comienzo de los roedores de utilería en sus manos, anticipan la intriga, y dan cuenta de una mirada que desde su presencia descalifica al destinatario del producto; la rata se asocia a lo sucio, a lo bajo, a las cloacas, aquel animal que merodea por las alcantarillas, y basa su subsistencia en los desechos de los demás. Comida para negros de África para Osvaldo Dragún, para los “cabecitas negras” del sur de la ciudad en la lectura “política” de Seijo. La democratización del discurso se produce cuando a la salida, como souvenir, los integrantes le entregan a cada uno de los espectadores una lata de contenido incierto: todos somos negros. A pesar de todo, y tras la sabrosa merienda, la Compañía de Funciones Patrióticas ha logrado que el espectador se sienta agasajado, aunque éste sea consciente de las convenciones del hecho espectáculo.
Historia de cómo nuestro amigo Panchito González se sintió responsable de la epidemia de peste bubónica en Zona Sur. Dramaturgia y dirección: Martín Seijo. Elenco: Paolo Baseggio, Ernesto Fontes, Leandro Ibarra, Daniel Miranda, Natalia Olabe, Guillermo Valdéz. Luces: Fernanda Balcelis. Fotografía: Jorge Marino. Música: Dos cachivaches. Video y diseño: Paolo Baseggio. Asistente de dirección: Paula Banfi, Claudia Mac Auliffe. Producción: Natalia Fernández Acquier. Espacio: Proa.
Dragún, Osvaldo, 1971. “Historias para ser contadas” en Revista Teatro ’70 44/56, Comuna Baires, número 59.
Obarrio, Estela, 1998. Teatro Fray Mocho (1950-1962) Historia de una Quimera emprendida. Buenos Aires: Instituto Nacional del Teatro. Colección: Homenaje al Teatro Argentino.
Pellettieri, Osvaldo, 1995. “Brecht y el teatro porteño (1950 -1990)” en Cuadernos del Getea, número 5. Buenos Aires: Editorial Galerna.
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http://proa.org/esp/events/2011/06/la-compania-de-funciones-patrioticas-vuelve-a-proa/
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1 Osvaldo Dragún, espectador y lector de Brecht, utiliza sus artificios especialmente en Historias para ser contadas, estrenada el 2 de noviembre de 1956, en Mar del Plata, por el Teatro Popular Independiente. (Pellettieri, 1995, 40) Esta fue la segunda obra de Dragún que Fray Mocho puso en escena. Fue escrita especialmente para el Festival Internacional de Teatro que tuvo lugar en la ciudad de Mar del Plata en enero de 1957. Los grupos argentinos participantes debían hacerlo con obras de autores nacionales. Y por las posibilidades del Teatro en ese momento, debía tener pocos personajes, un montaje despojado y tema actual. (…) El éxito obtenido en Mar del Plata en el Salón Dorado y otras localidades del sur de la provincia de Buenos Aires, instó al teatro a presentarla también en el Festival de Atlántida, en el Uruguay, en febrero de 1957, y luego en una breve temporada en el Teatro Victoria de Montevideo. (Obarrio, 1998, 133)
2 El 23 de julio de 1935 llegó la trágica sesión del Senado donde Bordabehere encontraría la muerte. Aquel día Lisandro de la Torre, senador por Santa Fe, denunciaba las consecuencias del pacto Roca-Runciman, firmado en 1933. El Ministro de Agricultura Luis Duhau más el Ministro de Hacienda, Federico Pinedo concurrieron durante trece días consecutivos al Senado para contestar los cargos. El final del debate llegó cuando de la Torre abandonó su banca y fue hacia la mesa ministerial para caer de espalda luego de ser golpeado por Duhau. Bordabehere que se encontraba próximo al lugar de los hechos, avanzó hacia el sitio en que había caído su compañero de banca. En ese momento de confusión, detrás de Bordabehere aparecería un matón a sueldo –así lo describió por aquella época el diario Crítica– Ramón Valdez Cora revólver en mano disparando dos proyectiles en la espalda de Bordabehere que se dio vuelta para recibir otro impacto sobre su pecho.
3 Cuando Fundación Proa nació, (1996) nos instalamos en La Boca. Apreciamos la singularidad del barrio, en donde se perciben los sueños y las utopías de las vanguardias históricas del siglo XX: el muralismo, vivir en arte, el arte-participación. Desde el teatro callejero, en donde la calle es escenografía y auditorio, La Boca y Caminito se configuraron como un cuadro viviente en donde todos sus habitantes se transforman en actores o en artistas, pintando sus casas con la libertad del color. El barrio pertenece a sus habitantes; los artistas reconocen su valor simbólico y, a través de los años, fueron muchos los que se instalaron en sus casas. El 22 de noviembre de 2008 Fundación Proa inaugura una segunda etapa en su historia, con un nuevo edificio y un nuevo programa cultural. El concepto de espacio que presentamos, elaborado junto con los arquitectos Caruso-Torricella, responde a la clara decisión de seguir en La Boca, y a una vocación total de contemporaneidad y experimentación: cuatro salas de exhibición, un auditorio multimedial, una librería especializada, un restaurante y una fachada transparente para comunicar experiencias desde el interior hacia el barrio.
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